¿Por qué no se programa zarzuela en el Teatro Real de Madrid?
Por Aurelio M. Seco
En el año 2003, Emilio Sagi y Jesús López Cobos programaron El dúo de La Africana de Manuel Fernández Caballero en el Teatro Real durante el período navideño. Lo plantearon como un homenaje a José Luis Alonso, pero también estaba la idea de que la obra quedara establecida como una tradición para el teatro, cada 31 de diciembre, con intérpretes y sorpresas nuevas cada año. En las notas al programa de la función, la musicóloga Nuria Blanco Álvarez, la investigadora de referencia en lo que a Caballero se refiere, tituló su artículo así: ”El dúo de La Africana, un hito en la historia de la zarzuela”. Parece increíble que la obra se representase más de 200 veces seguidas en su época, un éxito sólo igualado por La Gran Vía. La función, a la que, si no recuerdo mal, incluso acudió Su Majestad la Reina de España, fue un gran éxito artístico para el teatro. Se incluyeron fragmentos de piezas líricas cantadas por importantes artistas y se consiguió una función de quilates, divertida y repleta del buen gusto que suele acompañar al director de escena asturiano y al propio Jesús López Cobos, que olvidándose de la seriedad con que normalmente se comporta, incluso se disfrazó para la función. La idea fue excelente, pero no tuvo continuidad.
¿Por qué no se programa zarzuela de manera habitual en el Teatro Real de Madrid? Muchos aficionados nos lo preguntamos. ¿Es que acaso se piensa que sólo cabe en el Teatro de la Zarzuela? ¿O es que se considera que no tiene la suficiente calidad para el Real? Parece ridículo que alguien pueda pensar esto, pero hay personas que lo creen. ¿Quizás importa el hecho de que en este género se cante y hable? No debería. Sucede algo parecido en óperas como La flauta mágica de Mozart o en la Carmen de Bizet. En todos los países existe una variante del teatro lírico en el que, además de cantar, se habla. Es verdad que en nuestra zarzuela lo teatral en ocasiones ocupa buena parte de la obra. Pero así es nuestro género. ¿Es malo que así sea? Lo comentaba el pasado viernes con el musicólogo español Víctor Sánchez, autor de la biografía de referencia de Bretón, en uno de los entreactos del Curro Vargas que, desde el pasado día 14, se puede ver en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Curro Vargas, me explicaba Sánchez, es una obra en la que se percibe claramente la naturaleza dual de la zarzuela, un género donde lo teatral y lo musical en ocasiones luchan por tener el mayor protagonismo. El resultado, en el caso de la obra de Chapí, es una zarzuela bellísima de cuatro horas de duración. ¿Por qué no podemos ver el Curro Vargas de Chapí programado en el Teatro Real de Madrid?
Parece que hay que estar continuamente reivindicando el género. Siempre ha sido así, hasta el punto de que, el verdadero hito es que haya sobrevivido con tanta fuerza en nuestra cultura. “¿Dónde está la ópera nacional española?” Gritaban algunos contemporáneos de Chapí reclamando un Wagner español. Pero Wagner solo había uno, y no era español. “¿Dónde están nuestros cuartetos y sinfonías?” Añadían ofendidos cuando observaban a Chapí "perder el tiempo" escribiendo lo que para ellos sólo eran quisicosas líricas de melodía facilona.
Todavía hoy la zarzuela tiene tantos amigos como enemigos. Muchos músicos de orquesta la deploran. Sus ritmos y peculiaridades de estilo no les entretienen. Y no hablemos de cierta vertiente musicológica, que yendo de intelectual es incapaz de admitir el talento arrollador de Manuel Fernández Caballero, de Barbieri y de Chapí, de Arrieta y Gaztambide, de Alonso y Oudrid.
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