Una entrevista de Albert Ferrer Flamarich
Recientemente nombrado director titular de la Orquesta Sinfónica del Vallés (OSV) para las dos próximas temporadas, Xavier Puig (Cervera, 1973) tiene una sólida formación en piano, violín, composición, dirección coral y orquestal. Ha sido director asistente e invitado por diversas orquestas, al tiempo que se encargó de las seis primeras ediciones del Festival de Pascua de Cervera y desde el 2012 es el Director Artístico de la Gira de Semana Santa de la OSV. Actualmente es profesor en el ESMUC (Escuela Superior de Música de Cataluña) y dirige la Orquestra de Gerona, el Coro de Camara del Auditorio "Enrique Granados" de Lérida y el Coro de Cámara del Palacio de la Música Catalana.
La Sinfónica del Vallés es una formación muy peculiar en su gestión al no ser financiada mayoritariamente por dinero público y funcionar como cooperativa. ¿Cree que el futuro modelo de las orquestas va en la línea que sigue la OSV, muy parecido a algunas orquestas europeas y norteamericanas?
Sí. Una orquesta es el reflejo de su sociedad y la sociedad, a pesar de no parecerlo, se encamina hacia un modelo de democracia directa en su carácter asambleario. El apoderamiento de los trabajadores hacia la empresa es positivo porque beneficia a la colectividad ya que supone una mayor implicación y responsabilidad conjunta.
Actualmente, en Cataluña por ejemplo, hay unas cuantas orquestas pero exceptuando algunas estables y de la dimensión de la Sinfónica de Barcelona (OBC), la mayoría son orquestas que trabajan para proyectos que no se comprometen más allá del programa como es el caso de la Orquestra de Girona. Por otra parte, este compromiso fomentado por una institución u organismo que pague una nómina y ofrezca una cierta estabilidad es necesario para el trabajo conjunto del mismo como orquesta.
A pesar de su experiencia como director de orquesta y en el mundo coral, ¿ésta es su primera titularidad?
En parte sí, aunque dirijo la Orquestra de Girona desde el 2015 y el Cor Enric Granados de Lleida desde el 2003 y desde este año el coro de cámara del Palau, es la primera orquesta sinfónica. Es decir, sí y estoy muy motivado porqué valoro el esfuerzo de la OSV con las particularidades y posibilidades.
¿Le ha sorprendido la designación?
Si porqué no conocía el proceso y lo agradezco porque siempre ha habido buen feeling.
En este sentido, desde el año 2012 usted se encarga de la gira de Semana Santa que es un proyecto que aglutina diversas corales del territorio catalán con una obra del repertorio sacro que se interpreta en diversas poblaciones. Logísticamente es muy complejo.
Sí. Es una iniciativa muy potente porque mancomuna diversas actividades que abordan repertorios que de otra forma no podrían trabajar. Hago muchos viajes a diversas ciudades para trabajar con las formaciones, intentando convocar el máximo de entidades hasta el ensayo general que hacemos en Sabadell. A nivel logístico es muy complejo pero también puedo trabajar particularmente con cada formación coral, un hecho enriquecedor.
A día de hoy ya sabemos que coros y ciudades participarán en la edición del 2019. Los coros son parte artística y parte organizadora y potencian el contacto con el territorio ya que el mundo coral es una de las actividades más sociales. El programa de la próxima temporada combina dos obras emparentadas a pesar de no parecerlo como son el Réquiem de Fauré, que es una obra de repertorio que atrae público y es agradecida de cantar, con una obra más contemporánea, el Réquiem de Rutter, que motiva las corales y permite establecer sinergias muy provechosas.
¿Cómo ha visto evolucionar la OSV desde el 2012?
Creo que con la etapa de Rubén Gimeno la orquesta creció abriéndose a formatos diferentes configurando un sello distinto muy evidente de la OSV. Paralelamente como colectivo, han hecho una maduración muy interesante en términos de agilidad, inmediatez en conseguir el objetivo musical y conseguir una interpretación y sonido menos pesado. Los programas barrocos como el de Malov este año o la Passió que dirigí lo prueban. Igualmente he percibido que se diluyen ciertos gregarismos en la cuerda. Ahora tocan con más iniciativa i energía. Y eso se nota fácilmente por el público.
A grandes rasgos, ¿cuál es su objetivo como titular para las dos próximas temporadas?
En el caso de la sinfónica que es una orquesta bastante autónoma como música, pretendo guiar el proceso de mejora artística que empieza desde las secciones. Creo que la Orquesta debe aprovechar la continuidad del trabajo regular y madurar algunas obras a lo largo de la temporada. No para preparar cada semana el programa si no para poder trabajar también a parte, un poco como se hace en el mundo coral hasta el punto de hacer algunas obras de memoria. En este sentido es un modelo que con una orquesta sale más caro pero quiero aprovechar la circunstancia que estoy cerca de la orquesta.
¿Hacia dónde cree que debe dirigirse la OSV como orquesta?
Mi impresión es que en el modelo empresarial de la OSV de responsabilidad colectiva es algo que se ha de copiar en el ámbito musical. Interesarse en el resultado global y la obra que interpretamos buscando una implicación más emocional del músico ya que cuando eso acontece, el público lo percibe y disfruta más.
De la misma forma, mi objetivo es perfeccionar la OSV como un instrumento e incorporar a las nuevas generaciones. En este sentido no quiero que sean músicos de “bolo” o de refuerzo. Creo que ha que fidelizar a las nuevas generaciones que salen muy bien preparadas de los centros de formación. También es necesario incrementar los abonos y eso pasa por seguir trabajando por la calidad musical de esta orquesta que entre sus potencialidades hay la de la diversidad.
Y ¿respecto al sonido?
A partir de la temporada 2019-2020 que dirigiré la mitad de los programas sinfónicos quiero trabajar repertorio clásico (Mozart y Haydn) que son fundamentales para toda orquesta sinfónica y, concierto, la vertiente rítmica, la agilidad y la sección de viento. A corto plazo, es decir, esta temporada que seguiré con la Gira de Semana Santa, quiero escuchar la orquesta desde dentro, en concierto y en las óperas para complementar mi experiencia con ellos y conocer a los músicos con más precisión. Quiero hablar con cada uno de ellos y los jefes de sección.
Es decir, será una temporada de prospección.
Sí. También quiero trabajar los balances más que en la afinación y como se escuchan los músicos entre sí. De hecho, haré ensayos monográficos sobre estas cuestiones.
¿En cuanto al repertorio tiene alguna preferencia?
Intentaré recuperar el patrimonio catalán de los siglos XIX y XX porqué el Novecentismo es nuestro mejor valor. Lamote de Grignon, Toldrà y Manén son compositores de gran calidad. Pero también me interesan mucho Brahms, Schubert y tengo una especial estima por la Cuarta sinfonía de Dvorak a la vez que por algunos compositores del siglo XX como Hindemith o Stravinski que me gustaría poder acercar al público para introducirlos al siglo XX.
En su trayectoria como titular, Rubén Gimeno dirigió algunos de los títulos en las temporadas de la Asociación de los Amigos de la Ópera de Sabadell. ¿Veremos y oiremos a Xavier Puig dirigiendo ópera con la OSV?
Es una opción que aún no está en firme. Me gustaría mucho porque amo la ópera, especialmente Puccini y Mozart. No depende solo de la orquesta si no de la AAOS y ahora los dos estamos unidos en un proyecto común.
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