Crítica de la ópera Werther de Massenet en el Teatro Comunale Nouveau de Bolonia
Amor y tristeza
Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia. 19-XI-2024. Teatro Comunale Nouveau. Werther [Jules Massenet / Edouard Blau, Paul Milliet y Georges Hartmann]. Dmitry Korchak [Werther], Alessio Verna [Le Bailli], Annalisa Stroppa [Charlotte], Tommaso Barea [Albert], Xin Zhang [Schmidt], Dario Giorgelè [Johann], Claudia Ceraulo [Sophie], Yuri Guerra [Brühlmann], Giulia Alletto [Kätchen]. Orquesta y Coro del Teatro Comunale. Director de escena: Rosetta Cucchi. Director musical: Riccardo Frizza.
Entre las numerosas óperas de Massenet, Werther, estrenada en la Hofoper de Viena en 1892, con gran éxito de público y crítica, es sin duda la mejor y la más representada hoy por su orquestación delicada y refinada y por sus maravillosas melodías, como muestran sobre todo los preludios. El libreto de Edouard Blau, Paul Milliet y Georges Hartmann resuelve la creación de los diálogos basándose en la novela epistolar Die Leiden des jungen Werthers (1774) de Goethe. Esta producción del Teatro Comunale logra integrar el minucioso y perfecto trabajo de cada componente del espectáculo, obteniendo un resultado de extraordinario éxito. La acción dramática se centra en la historia de los dos enamorados. Charlotte es consciente de que también ella ama a Werther, pero de que es un amor imposible tras su matrimonio con Albert.
Muy acertada la direccion de escena de Rosetta Cucchi que interpreta la historia en dos planos: en el proscenio una butaca donde languidece Werther ya determinado al suicidio, mientras en escena se representan tanto sus sueños como la amarga vida real. Las casas representan su sueño de un hogar y una familia con Charlotte. En el final las casas se alejan y Werther muere contemplando por última vez este sueño. Dos signos importantes: el retrato de la madre en la pared, símbolo de la autoridad y causa primaria de la tragedia, y la caja con las pistolas en las manos de Werther, de trágico augurio ya desde el comienzo. En efecto es la promesa a su madre, en el lecho de muerte, de casarse con Albert lo que separa a Charlotte de Werther. Perfecta la dirección de actores que consigue dar merecido espacio a los personajes secundarios. Acertados también el vestuario de Claudia Pernigotti, la iluminación de Daniele Naldi y la escenografía de Tiziano Santi.
Insuperable la simbiosis entre el maestro y la orquesta del Comunale de Bolonia, con la apasionada dirección de Riccardo Frizza que cuidó también las voces sin cubrirlas nunca, logrando una ejecución refinada, dulce y poderosa. Supo subrayar los dos temas que corren a lo largo de la ópera: uno trágico, sereno el otro, con el cromatismo típico de Massenet, destacando la repetición del intenso pasaje orquestal de «La noche de Navidad». Espléndido el preludio inicial con los dos temas que retratan al protagonista: su amor apasionado y desesperado por Charlotte y el de la calma de la naturaleza. En el preludio del tercer acto se cruzan el drama sentimental de Werther y la añoranza de Charlotte. También el iterludio entre el tercer y cuarto actos tiene una bellisisima expresividad sonora entre la ardiente evocación del amor apasionado y la intensificación del ritmo de las notas trágicas.
De gran eficacia también el reparto canoro. Dmitry Korchak lució una voz de gran calidad con magnífica musicalidad, seguridad, fluidez en los agudos y un maravilloso fraseo, arrancando los aplausos del público en el tercer acto con la famosa romanza «Pourquoi me réveiller…». Demuestra ser también un gran actor, interpretando con gran oficio al jóven protagonista y abandonándose totalmente a su dolor. Annalisa Stroppa bordó el personaje de Charlotte con romántica gracia, debatiéndose entre el deber de mantener la promesa hecha a su madre y el deseo de entregarse al amor. Sus emociones brotan vivas leyendo y releyendo las cartas de Werther. Su fresca y modulada voz de mezzo, en perfecta comunión con la del tenor, sobresalió en el tercer acto en «Va, laise couler mes larmes». Graciosa y coqueta, Claudia Ceraulo resolvió con holgura su papel como Sophie con su voz redonda, muy bien proyectada, sin problemas en el registro agudo. Tommaso Barea (Albert) representa cumplidamente al marido no amado que con su línea de canto elegante y suave encuentra los acentos justos para cada situación. Buena la interpretación de Alessio Verna (Le Bailli), Xin Zhang (Schmidt), Dario Giorgelè (Johann) y de todo el reparto. Magnífica la actuacion del Coro de Voces Blancas preparado por Alhambra Superchi. Una redonda función, una maravillosa noche de lírica concluida con un intenso final. Interminables los aplausos y las ovaciones de un público entusiasmado.
Fotos: Andrea Ranzi
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