Por Aurelio M. Seco
Cuando el PP llegó al poder tras las pasadas elecciones, la inclusión de ciertos perfiles entre sus ministros dejaban bien claro que el Gobierno tenía una intención reformista agresiva, una posición que no negamos pueda tener cierto sentido respecto a determinadas necesidades del país, pero que en lo que se refiere al mundo de la cultura, carece de él tal y como se está llevando a efecto. Seguramente José Ignacio Wert sea el paradigma de político elegido para actuar de manera estricta, caiga quien caiga, “porque es necesario”. Porque no parece normal que un ministro de Educación y Cultura esté todavía en su puesto con tan bajo índice de popularidad, con el IVA desangrando el mundo de la Cultura, y con la LOMCE destruyendo lo poco que queda de la enseñanza musical en nuestro sistema educativo. ¿Qué entenderá Wert y el Gobierno por Cultura? No lo sabemos, aunque sería interesante preguntárselo. Desde que ejerce, la imagen del ministro no puede ser peor y, sin embargo, ahí está, incólume, realizando su obra, obviamente con la bendición de un presidente del Gobierno que, si alguna vez hablara de conciertos, sin duda sería de los económicos. Qué mala suerte ha tenido la música con nuestro políticos. ¿Tendremos alguna vez un representante que de verdad entienda la importancia de ella en nuestro sistema educativo y cultural? Wert sí ha asistido a algún evento musical. No sabemos si por gusto o por la obligación que da el cargo, pero creemos que por lo segundo. José Igancio Wert se ha convertido, hoy más que nunca, en el hombre malo de la cultura que, en lugar de defender con mayúsculas uno de sus aspectos más valiosos, el musical, se empeña en hacerlo desaparecer con minúsculas y en silencio, como un gran “malómano" que no solo no ama la música, sino que va en contra de ella con tal seguridad en sí mismo que asusta.
Creo que mucha gente estará de acuerdo en que nuestro sistema educativo tiene muchos aspectos que mejorar. Podría nombrar decenas de cuestiones que mejorarían sustancialmente el nivel académico de nuestros alumnos. Pero el camino de la perfección va por un lado muy diferente al que se está proponiendo. El pasado viernes, el Consejo de Ministros aprobó los reales decretos relativos al desarrollo curricular de Educación Primaria y FP Básica. El curso que viene, en 1º, 3º, 5º de Primaria y en el primer curso de FP, se implantará la Ley de Mejora de Calidad Educativa. Y el Gobierno ya ha avisado: "Aplicar la LOMCE no es una opción".
Para la música, el resultado de esta aplicación es catastrófica, hasta el punto de que puede suponer el inicio del fin de la materia de música en la Enseñanza Primaria y Secundaria. Y de sus profesores. A partir del año que viene, la asignatura de música no existirá en la Enseñanza Primaria más que como opción. Pero las perspectivas en Secundaria no son mejores. En la actualidad la situación ya era bastante mala, ya que la materia no existía en todos los niveles de la ESO. Por su parte, el proyecto de ley de la LOMCE para la Educación Secundaria considera la música una asignatura que deberá ser cursada “en función de la regulación y de la programación de la oferta educativa que establezca cada Administración educativa y en su caso de la oferta de los centros docentes”. Si una Comunidad Autónoma decide no ofertarla, o deja esta decisión a los centros educativos y estos no la ofertan, los alumnos no tendrán ni la posibilidad de elegirla como optativa en los años de su educación obligatoria. Si nadie lo remedia, y no parece que haya excesivas esperanzas de que el ministro entre en razón, la educación musical en España está abocada a desaparecer de nuestro sistema educativo.
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