Del fascinante siglo XX norteamericano
Por Agustín Achúcarro
Valladolid, 10-VI-2021. Auditorio de Valladolid. Sala Sinfónica Jesús López Cobos. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Oberturas de Strike Up The Band y Girl Crazy, Summertime e I Got Rhythm de Gershwin. Canciones de cabaret de Bolcom. Somewhere y Fancy Free de Bernstein. Allison Cook, mezzo. Wayne Marshall, director.
La Orquesta Sinfónica de Castilla y León dio un giro en su programación y se decantó por dos figuras de la música americana del siglo XX de la talla de George Gershwin y Leonard Bernstein, con un director como Wayne Marshall, buen conocedor de este repertorio. A ellos sumaron otro compositor de EE. UU. con una selección de sus Canciones de cabaret cantadas por una especialista como es la mezzo Allison Cook, que por problemas derivados de la pandemia sustituyó a la inicialmente prevista Measha Brueggergosman.
Marshall puso elementos tan característicos como un ritmo muy acentuado y un timbre siempre brillante, conjugando con habilidad las partes en las que dominaba la melodía con los tutti orquestales, incisivos, desde una perspectiva de orquesta sinfónica.
Lo mencionado se escuchó desde la inicial Obertura de Strike Up The Band de Gershwin, con melodías seductoras dentro de un ambiente en el que predominaba una vorágine de sonidos propios de la música urbana.
En las canciones de Bolcom Allison Cook se reveló como una actriz cantante que dominaba el parlato y la declamación, dándole intencionalidad a cada una de las palabras, algo que resultó más concluyente en sus recitados que en los pasajes más cantables. Jugó hábilmente con bazas como la ironía y los elementos poéticos, lo que por ejemplo quedó patente en «George», con ese pasaje de cita pucciniana, o en «Amor».
Alison Cook también dejó su huella en «Somewhere» de West side Story, con emoción concentrada en su intensidad, en la que predominó la intencionalidad por encima de la voz cantada en sí misma. También interpretó las sugestivas «I Got Rhythm» y «Summertine».
La mezzo fue superada en algunos momentos por el volumen orquestal. Terminó el concierto con el ballet Fancy Free de Bernstein en el que la orquesta volvió a poner su impronta con un director que exploró colores y acentos. Salió a relucir el carácter sinfónico, en una versión, que a veces, aunque no lo sea, resultó pura improvisación. La Sinfónica de Castilla y León se adaptó bien al repertorio y contó con unos solistas acertados, con adecuadas intervenciones de la pianista.
Foto: OSCyL
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