Crítica del concierto ofrecido por Vox Luminis en el Festival de Música Antigua Úbeda y Baeza
Voces del Cielo
Por José Antonio Cantón
Úbeda, 25-XI-2023. Sacra Capilla de El Salvador. XXVII Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza (FeMAUB). Vox Luminis. Director: Lionel Meunier. Obras de Cristóbal de Morales y Tomás Luis de Victoria.
Tanto por contenido musical, como por intérpretes y escenario, difícilmente se podría mejorar la calidad del concierto inaugural de la vigesimoséptima edición del FeMAUB 2023, que ha estado ocupado por una actuación magistral de Vox Luminis, muy prestigiado conjunto vocal belga, bajo la dirección de su fundador el maestro coralista Lionel Meunier, interpretando un programa dedicado en casi su totalidad a composiciones del abulense Tomás Luis de Victoria, que incluía su obra maestra, Officium defunctorum, considerada por muchos como la creación musical española más importante de todos los tiempos. Se trata de una pieza coral de varios números escrita para seis voces y vertebrada sobre los contenidos habituales de la misa de réquiem tridentina que es recogida en el breviario del papa Pío V, a la que el autor añadió tres piezas más, una de las lecciones del Libro de Job, que se canta en maitines, un motete y una súplica de expresiva polifonía que se suceden a su final.
Situado en la cabecera de los bajos integrados en el arco en el que se disponían los trece cantantes como uno más, Lionel Meunier dirigía con una contundente levedad de gesto sirviéndose del sustento de la partitura, haciendo que las voces surgieran con una belleza sobrecogedora en el motete de abría la actuación, Vadam et circuibo civitatem con textos del libro del Cantar de los Cantares compuesto en 1572, seguidos de otros dos del mismo año, Vidi speciosam y O vos omnes, responsorios para la festividad de la Asunción y de Semana Santa a seis y cuatro voces, respectivamente. Apareció a continuación la figura de Cristóbal de Morales con los motetes Circumdederunt me a cinco voces de su oficio de difuntos y Parce mihi a cuatro, que entonaron con un especial sentido místico que infundía máximo recogimiento. Dentro del programa, ambas obras funcionaron como introducción al gran Officium victoriano, paradigma polifónico renacentista donde proliferan curiosas articulaciones, notas de adorno y retardos con resolución libre de gran complejidad técnico-vocal, que lo llevan a ser a considerado como una de las grandes creaciones del renacimiento musical antes del advenimiento del barroco.
Por lo que se refiere a la interpretación de esta singular composición musical que Tomás Luis de Victoria dedicó en 1605 a las exequias de la emperatriz María de Austria, viuda del emperador Maximiliano II, hija mayor de Carlos V y hermana de Felipe II, hay que decir que Vox Luminis aportó una lectura muy humana, diferente a otras versiones de mayor alcance vocal, que la situaba fuera de un ámbito de cierta irrealidad emocional; forma en la que suelen manifestarse los perfeccionistas conjuntos vocales británicos a pesar de la asombrosa emisión de su canto. Lionel Meunier hay querido resaltar las extraordinarias posibilidades de su grupo sirviéndose de la trascendencia de los textos, que ha expuesto con una atención expresiva muy acentuada. Para ello ha usado un firme fluir del tempo, sólido, sostenido, relajado y sin apresuramiento que, como se ha indicado más arriba, pasaba casi desapercibido para el oyente por la mínima gestualidad en la que derivaban sus indicaciones, lo que favorecía la serenidad que quiso darle al discurso, ahondando así en la espiritualidad de su mensaje. No se resintió en momento alguno la claridad de líneas que propone Victoria, resultado del excelente entendimiento de las partes y del todo de la obra lo que le permitía desplegar toda la belleza de sus desarrollos que, cargados de irradiante calor expresivo favorecido por una acústica áurea, conseguían atrapar la atención del oyente envolviéndolo en la hermosura de su sonoridad celestial, favorecida por una dicción en la que se revelaba un luminoso poder de la palabra, que me hizo tener constantemente presente ese pensamiento tan certero del gran barítono berlinés Dietrich Fischer-Dieskau; «Hablan los sonidos, suenan las palabras», título de una extensa reflexión suya sobre la verdad, bondad y belleza del canto cultivado.
Ante el reconocimiento del auditorio, puesto en pie, Vox Luminis repitió el motete O vos omnes del genio abulense poniendo punto final a un extraordinario concierto que predispuso en todo momento a imaginar el cielo, cuyo alto valor artístico fue propio y digno de la inauguración de uno de los festivales más importantes en su clase en España por su entorno patrimonial, reconocido por la UNESCO, programación y prestigio musicológico.
Fotos: Jesús Delgado Martínez / Festival Úbeda y Baeza
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