Crítica de José Antonio Cantón del concierto ofrecido por Vox Cantoris en el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza
Tesoros polifónicos de la Catedral de Guadalajara
Por José Antonio Cantón
Úbeda, 7-XII-2024. Sacra Capilla de El Salvador. XXVIII Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza (FeMAUB). Grupo músico-coral Vox Cantoris. Director: Jean-Christophe Candau. Obras de Martín Casillas, Miguel Placeres, y Diego de Pontac.
Como estreno absoluto en tiempos modernos, el contenido del programa que ofrecía el grupo francés Vox Cantoris (La voz del cantor) dirigido por su fundador Jean-Christophe Candau dedicado a obras polifónicas de los siglos XVII y XVIII que han sido investigadas y transcritas después de ser descubiertas en los archivos de la Catedral de Guadalajara (México), se ha presentado en el FeMAUB destacando dos maestros de capilla de dicha seo como fueron Martín Casillas y Miguel Placeres.
Fue la Lamentatio feria quinta in Coena domini del primero con la que se inició el concierto, habitual obra cantada en los ritos del Jueves Santo donde se invoca a la conversión en el Señor antes de su pasión y muerte. El grupo integrado por ocho cantantes y dos instrumentistas accedió a la polifonía y canto llano a cuatro voces con la sobriedad que partía de las indicaciones del maestro Candau en su función de controlar el hecho expectante a la vez que meditativo que transmite su texto. Le siguió la Lamentatio feria sexta in parasceve a 4vv, probablemente copiada por Miguel de Placeres, en la que se siguió el mismo criterio expresivo y percibiéndose en su canto el drama de la inminente crucifixión como hecho redentor del pecado a través de un estilo donde la tensión de los elementos melódicos y armónicos transmitía, en sus aproximaciones a incipientes disonancias, una extraordinaria fuerza emotiva. Se cerraba este primer apartado del programa con la Lamentatio Sabbato Sancto ad Matutinam, con la misma configuración vocal, perteneciente a Martín Casillas que, respecto a su mensaje, forma parte del Responsorio de Tinieblas para los Maitines del Sábado Santo, acorde a la tradición de distintos oficios litúrgicos de Semana Santa recibida de España.
Jean-Christophe Candau ha querido, siguiendo con el tema de la pérdida de la vida, interpretar la introducción anónima al Oficio de Maitines de Difuntos a 4vv Circumdederunt me con el que, dirigiendo con profunda y concentrada expresividad, trasladó al auditorio la angustia y la tribulación sobrevenidas ante los primeros estertores que acompañan a la muerte, que llevan a invocar casi desesperadamente el nombre del Señor. Significó toda una inflexión sensitiva en el orden del programa antes de ofrecer la única obra del maestro de capilla oscense Diego de Pontac, Parce mihi, nocturno inicial de la primera lección del Libro de Job en el que el director acentuó la creciente intensidad de su discurso con la repetición de patrones armónicos, motivando así su escucha a la vez que relajaba la sensibilidad del oyente, que podía distinguir con singularidad sus sucesivos pasajes cadenciales. La proyección de una traducción simultánea del texto hubiera favorecido la comprensión de la fusión de la música y la palabra en esta pieza tan distinguida del repertorio polifónico hispano.
El concierto entró en su parte más atrayente con la interpretación de la Missa pro Defunctis de Miguel Placeres contenida en uno de los últimos cantorales de polifonía archivados en la Catedral de Guadalajara, cuya relevancia artística y litúrgica es equiparable a las más grandes del siglo XVI español, importancia que ha de valorarse estilísticamente desde la acertada transcripción del maestro Jean-Christophe Candau ya constatada cuando empezaron a sonar sus primeras notas, quedando de manifiesto la flexibilidad de sus coralistas, que seguían la música en un improvisado facistol, lo que daba una idea de cómo los componentes de Vox Cantoris, alrededor de tan barroco atril, seguían los marcados pulsos verticales de su maestro y conjuntaban su canto integrándose en un único foco sonoro, que propiciaba un singular y a la vez gozoso efecto acústico. En este sentido es de resaltar la curiosa fusión tímbrica lograda entre las voces y los dos instrumentos de viento, bajón y corneto, activados respectivamente por Marie Lerbret y Tiago Simas Freire con gran destreza técnica y sentido artístico. Terminaba así un concierto en el que la música y musicología iban de la mano, lográndose ese tan admirable equilibrio de ambas disciplinas que tanto se tiene en cuenta y se valora por la dirección del Festival.
Con esta actuación volvía a brillar uno de sus escenarios incomparables como es el que ofrece la Sacra Capilla de El Salvador ubetense, verdadero tesoro de la arquitectura renacentista española, pensada por Diego de Siloé y secundada en su realización final por Andrés de Vandelvira.
Foto: Jesús Delgado Martínez
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