Por Albert Ferrer Flamarich
Femení i singulars. Històries de dones i música. Victòria Palma. Huygens Editorial. Barcelona, 2016. 223 págs. ISBN: 978-84-15663-47-8
Las ciencias humanísticas y las biológicas -entre ellas la antropología con especial preeminencia- han demostrado que la conducta social ni es innata ni está fijada inmutablemente. Ésta varia constantemente en la medida que cada grupo humano se enfrenta a circunstancias nuevas que la tradición no sabe resolver. De esta situación, de la experiencia colectiva y la cultura heredada el individuo puede rediseñar nuevas conductas y planteamientos. Y éste es el eje principal que la actual musicología feminista corrobora entendiendo el feminismo no como un discurso sino como una práctica generadora de pensamiento, acciones y transformaciones.
En este sentido la musicología feminista busca el espacio de la mujer. Un espacio negado hasta hace unas pocas décadas. Un espacio entendido como forma de vida y de pensamiento con las implicaciones consecuentes en la manera de vivir y de ser. En este sentido el lenguaje es un espacio por habitar y el lenguaje musical no es una excepción porque en el lenguaje del arte también se crea la realidad del arte. De aquí la importancia de estudiar las obras de mujeres compositoras: en su lenguaje habitan, son; porque el lenguaje musical no es sexista. Lo son las estructuras del saber y de la sociedad.
A ello contribuye el libro que es fruto de los más de diez años que Victoria Palma (Figueres, 1965) ha dedicado al universo musical femenino a través del programa de radiofónica “Femení i singulars” emitido por Catalunya-Música. De título homónimo, el trabajo pretende acercar doce personalidades escogidas a partir de una selección variada y personal. Lo hace con una redacción coloquial pero cuidada, fluida y cuya lectura resulta sencilla a partir de cartas, dietarios, memorias, biografías y una fuentes generales que remiten a las investigaciones de consagrados especialistas puntualmente citados. Los capítulos, dedicados mayoritariamente a las figuras nacidas a finales del siglo XIX y principios del XX, tienen un carácter divulgativo y siguen un planteamiento hagiográfico explícito, sin ningún comentario musical detallado de sus composiciones o del estilo interpretativo en los casos posibles.
Cada capítulo incluye una fotografía y se inicia con una anécdota o suceso a partir del que desarrolla un hilo narrativo lineal estableciendo un repaso a creadores recurrentes en volúmenes como éste (Nannerl Mozart i Clara Schumann), literatas vinculadas al mundo musical (Marianne von Ziegler), iconos de la canción francesa del siglo XX (el binomio Marguerite Monnot y Edith Piaf); y, naturalmente, figuras catalanas (Aurora Bertrana, Lina Llubera Prokófiev o Francesca Vidal, esta última silenciada en las biografías oficiales de Pau Casals. Por ello es uno de los apartados más sugerentes). Cada perfil facilita alguna observación sobre la consideración y dificultades de la mujer en el correspondiente marco geográfico y de época en una contextualización que, por ejemplo, trata la condición social, la educación y la figura de la intérprete.
Hay errores puntuales como la fecha de muerte de Clara Schumann, correspondiente a 1896 y no un año antes (pág. 89). También se echa de menos alguna nota al pie de página que remita las informaciones concretas de los epistolarios, las citas o los trabajos de investigación, a su vez que resuelva la confusión en la fecha de nacimiento de Consuelo Velázquez que Victoria Palma determina el 1920 pero que otras fuentes apuntan a 1916. La edición es estándar con una tipografía y cuerpo de letra que invitan a la lectura. Un segundo volumen sería mayormente elogiado con un inciso musical desarrollado.
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