Un 16 de enero de 1957 fallecía en Nueva York a los 89 años de edad, el gran director de orquesta Arturo Toscanini. Cuando sólo tenía 9 años, Toscanini entró en la Real Escuela Superior de Música de Parma y, a los 17 años, ya escribía sus propias composiciones.
Después de su graduación, se unió a una compañía de ópera como violonchelista y, durante una representación en Brasil de Aida, de Verdi, el público abucheó al director y Toscanini, que había aprendido de memoria la partitura de la ópera, cogió la batuta e impresionó a los asistentes con una versión musical de altura. Tan solo tenía 19 años. En su regreso a Italia, hizo su debut en Turín en noviembre de 1886. Después de trabajar en numerosos teatros de ópera italianos, comenzó a hacer historia dentro del género al dirigir el estreno mundial de Pagliacci, de Ruggero Leoncavallo (1892), La bohème, de Puccini y Die götterdämmerung, de Wagner.
En 1908, Toscanini dejó La Scala de Milán para trabajar en el Metropolitan de Nueva York donde, entre otras cosas, realizó el estreno mundial de La fanciulla del West, de Puccini. Toscanini se opuso firmemente al crecimiento del fascismo en Europa. En Italia, en 1931, se negó a tocar el himno fascista. Se había convertido en el primer director no alemán en trabajar en el Festival de Wagner en Bayreuth, pero decidió no asistir al mismo, dejando clara su postura moral frente al régimen nazi.
Su fama en EEUU era tan grande que, David Sarnoff, presidente de la NBC, fundó en 1937 la Orquesta Sinfónica de la NBC específicamente para él. Toscanini sería su director musical y artístico durante 17 años. Se le considera como uno de los más importantes directores de la historia, y el principal ejemplo de director dictador, debido al fuerte carácter que imponía en las orquestas con las que trabajaba.
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