CODALARIO, la Revista de Música Clásica
Está viendo:

Crítica: Tomáš Brauner y Clara Andrada con la Filarmónica de Málaga

  • Comparte en Facebook
  • Comparte en Twitter
  • txcomparte_whatsapp
Autor: Aurelio M. Seco
11 de enero de 2025

Crítica de José Antonio Cantón del concierto protagonizado por Tomáš Brauner y Clara Andrada con la Filarmónica de Málaga

Tomáš Brauner

Identificación y conocimiento 

Por José Antonio Cantón
Málaga, 09-I-2025. Teatro Cervantes. Orquesta Filarmónica de Málaga. Solista: Clara Andrada (flauta). Director: Tomáš Brauner. Obras de Franz Joseph Haydn, Bohuslav Martínů y Carl Reinecke.

   Los dos conceptos que aparecen titulando este comentario han sido los que han marcado el resultado del octavo concierto de la presente temporada de la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM) con la participación de dos músicos de reconocida solvencia artística como la flautista salmantina Clara Andrada y el maestro checo Tomáš Brauner y la afinidad que han demostrado con el contenido estético de la obras del programa. 

   Ya en la obertura de la ópera de Joseph Haydn La isla deshabitada se pudo apreciar cómo el director sacó el máximo partido a la función integradora para los instrumentos de la orquesta que determina siempre la maestría con la que este gran compositor desarrolla su música. Adaptándose perfectamente a los patrones contenidos en el discurso de la composición con determinante claridad, dejó de manifiesto su escuela de dirección centro europea con sentido y eficacia, puntualizando con precisión las funciones de las distintas secciones instrumentales de la OFM que se distinguían en sus particulares planos sonoros a la vez que se integraban en el desarrollo del discurso con esa naturalidad, casi orgánica, que caracteriza el clasicismo musical como fórmula de marcada perfección.

   Hacer que el Concierto para flauta en Re, Op. 283 de Carl Reinecke adquiriera esa referencia estética que lo lleva a ser considerado como portador de un destilado romanticismo, fue el gran mérito de la actuación de Clara Andrada. Su respirar ya implica dar a su soplo un sentido vital que hace que se perciba el sonido de la flauta con una calidez sensorial que determinaba la razón de ser del desarrollo de la germinal idea musical del Allegro molto moderado inicial, recreándose en su desarrollo con una articulación precisa que determinaba el fraseo de su melodía y el soporte de la estructura armónica orquestal en su función dialogante. Este efecto se percibía agudizado en el Lento e mesto central al destacarse aún más el expresivo carácter liederístico de la flauta, permitiendo un mayor lucimiento de la solista que le llevó a asumir total protagonismo en el discurso de este movimiento. En el tercero, que abre con un aire moderato, la flautista demostró nuevamente su amplia capacidad virtuosística transmitiendo la variedad de tempos que contiene con una destacada intervención que atraía toda la atención del auditorio. Éste respondió con un cerrado aplauso simultáneo al de los profesores de la orquesta que, en su conjunto, se mostraban muy satisfechos por el resultado de la interpretación. 

   Como grata correspondencia la flautista ofreció una magnífica versión de Syrinx, sustancial pieza de Claude Debussy, con la que dejó de manifiesto su capacidad imitativa evocando al dios Pan, desplegando un precioso ambiguo impresionismo en la exposición de las escalas de tonos enteros que el autor propone en esta sustancial obra de tan alto simbolismo tímbrico. Sin duda, fue uno de los momentos más sobresalientes del concierto.

   Continuó éste con la Cuarta Sinfonía, H305 de Bohuslav Martínů, en la que se pudo disfrutar de las excelencias artísticas y técnicas del maestro Brauner, músico muy experimentado en el análisis y ejecución de esta obra como quedaba patente desde sus inestables y susurrantes compases iniciales apuntando con claridad su metamórfico desarrollo, que llevó a que la OFM ofreciera sus mejores arrestos de compromiso e implicación en la partitura desde el impulso de una sección de percusión verdaderamente estimulante. Otro tanto ocurría en el animado Scherzo, con el que el director permitía que la orquesta contrastara la intensidad rítmica de sus partes extremas con el ritmo lúdico y suave de su trío central, en el que destacó la sección de viento madera como vehículo de la sensual sonoridad que pide el compositor. En la reexposición expandió todas las posibilidades dinámicas de la orquesta hasta alcanzar con máxima determinación el explosivo final de este tiempo. El maestro mantuvo ese estado de inquietante ansiedad que caracteriza al Largo con una cuerda que respondía con destacada conjunción y un viento madera que fluía con acentuada expresividad, dejando la sensación del aprovechamiento alcanzado en el buen trabajo desarrollado en sus ensayos. Los distintos estados de ánimo que se dan en el Poco allegro que cierra la sinfonía quedaron en todo momento bien definidos en las indicaciones del maestro Brauner, que supo llenar de dramatismo la alternancia temática de su contenido, lo que sirvió para que la OFM creciera en su respuesta hasta lograr la intensa fuerza que pide su hímnico final que reafirmaba su espléndida actuación, resultado de haber aprovechado la oportunidad de haber tenido en el pódium a un músico completo identificado con la voz de Bohuslav Martínů con natural instinto y experimentado conocimiento.

Foto: Petra Hajska

  • Comparte en Facebook
  • Comparte en Twitter
  • txcomparte_whatsapp

Compartir

<< volver

Búsqueda en los contenidos de la web

Buscador

Newsletter

Darse alta y baja en el boletín electrónico