SIN EMOCIÓN BAJO EL CALOR DE LAS RAMBLAS
Madama Butterfly (Puccini). Gran Teatro del Liceo, 26/07/2013
El Liceo de Barcelona cerraba su presente temporada retomando las representaciones de
Madama Butterfly que ya tuvieran lugar en el pasado mes de marzo y de las que
aquí dimos cuenta ya entonces. En esta ocasión, en julio, se proponía una nueva tanda de representaciones con tres repartos, con las siguientes parejas protagonistas:
Racette/
Secco,
Nizza/
Aronica,
Jaho/
De León. La presente crítica se ocupa del primero de ellos, con
Patricia Racette como Butterfly y
Stefano Secco como Pinkerton. En conjunto fue una representación falta de emoción y con un interés musical apenas epidérmico.
Sin duda el mayor inconveniente de la representación, hasta el punto de lastrarla toda ella, vino de la mano del foso, comandado por
Danielle Callegari. No es que la orquesta sonase a un nivel inaceptable, sino que el director italiano abundó en una dirección absolutamente falta de fantasía, variedad, matices y, sobre todo, emoción. Se nos antojó una batuta pesante, densa, de trazo grueso, buscando más el sonido vigoroso que el melodrama intenso. Esta falta de emotividad se contagió de modo inevitable a la escena, donde asistimos, por ejemplo, a un dúo totalmente descafeinado al final del primer acto, entre la Butterfly de Racette y el Pinkerton de Secco, sin feeling alguno, ni entre ellos ni con el foso. Y lo mismo sucedió con el aria principal de Butterfly, "Un bel di vedremo". Algo mejor fueron las cosas en el tramo final de la representación, con la escena "Tu, tu, piccolo iddio", pero el tono general de la representación fue tedioso y sin atisbo alguno de auténtica emoción teatral.
Patricia Racette llegaba al Liceo con el aval de ser la gran Butterfly de los teatros norteamericanos, desde el Met a la Ópera de San Francisco pasando por Chicago o Seattle. Y lo cierto es que su labor actoral, su empeño dramático, es digno de elogio, aunque no llegue a ser arrebatador. Sin embargo su instrumento no es precisamente el que uno asociaría con el repertorio de una soprano pucciniana, el de una lírico spinto con igual dosis de ímpetu que de lirismo. En su caso estamos casi sin matices ante la voz de una lírica pura, con presencia y proyección solventes aunque no desbordantes, y con un color un tanto genérico, si bien carnosa y con acentos melodramáticos bastante naturales. Racette viene interpretando no sólo a Butterfly sino a todo el catálogo de sopranos del repertorio de Puccini: Tosca, Manon Lescaut, Suor Angelica, Giorgietta... y tiene Fanciulla en su agenda de futuros compromisos.
Insistimos en la sensación de que echamos de menos ese aliento propio de una spinto, sin que eso empañase en demasía su Butterfly, que se presta desde luego a un retrato más lírico que dramático. Racette compone una Butterfly rica en acentos, escénicamente muy intensa, pero vocalmente quedó algo corta.