Por Magda Ruggeri Marchetti
Es sin duda encomiable el esfuerzo del director del Teatro Comunale de Bolonia, Fulvio Macciardi, por atraer al templo de la lírica al público joven. Estamos en la cuarta edición de un festival dedicado a la música de nuestros días. Estudiando la evolución de los lenguajes musicales entre determinados momentos de los dos siglos pasados, da espacio a músicas nuevas y nuevos intérpretes, pero sobre todo a un público nuevo, objetivo de importancia crucial: en efecto, para asegurar la supervivencia de la música como espectáculo es fundamental sentar hoy las bases para crear ese público del futuro.
El festival, que cuenta con la participación de la «Fondazione Musica Insieme», otra importante realidad musical de Bolonia, contempla un nutrido programa de conciertos sinfónicos, camarísticos, recitales, espectáculos y conferencias con un total de veinte eventos, donde intérpretes ya conocidos se alternarán con nuevos artistas para dar a conocer las diferentes tendencias musicales actuales. Muy importantes los cuatro conciertos sinfónicos dedicados a dos generaciones de compositores distantes un siglo, los nacidos en los ochenta del XIX y los correspondientes del XX.
Ha abierto la manifestación Instrument Jam de la Compañía Zappalà Danza, fundada en 1990 por Roberto Zappalà, que en 2013 recibió el Premio Nacional de la «Associazione Nazionale Critici di Teatro». Su espectáculo nos habla de su Sicilia natal con un lenguaje musical nuevo, así como con su danza instintiva, física y corporal. Para comprender esta tierra se necesitan instrumentos específicos, dos típicos de ella, el marranzano y el tamburo a cornice, y un tercero, el hang. El estilo actual, dinámico y austero de Zappalà resalta no solo las sonoridades, sino también los colores de Sicilia. El catanés Puccio Castrogiovanni, conocido colaborador de Giorgio Albertazzi, Gabriele Lavia, Franco Zeffirelli y otros, toca el marranzano, la antigua arpa de boca conocida en Italia como scacciapensieri, Arnaldo Vacca toca el tamburo a cornice y Salvo Farruggio el hang. Los tres músicos proveen el marco sonoro de la danza para exaltar en ella la cultura del país en clave moderna. Aplausos y ovaciones del público que llenaba la sala.
Inaugura el ciclo de conciertos sinfónicos la siempre extraordinaria orquesta del Teatro Comunale dirigida por Yochi Sugiyama, el maestro japonés especialista del repertorio contemporáneo que nos ofrece la Sinfonía n.6 para orquesta de cuerdas de Gian Francesco Malipiero (1882-1947). Escrita en 1947, es particularmente interesante por el continuo diálogo entre el conjunto de la orquesta y los instrumentos solistas. Se percibe la gran fantasía melódica que arranca el aplauso del público, no tan numeroso como habitualmente. Sigue una página de Vittorio Montalti, nacido en 1984 y “Leone d’Argento” en la Bienal de Venecia de 2010. El Trio Magritte cierra la velada con el Concierto para violín (Francesco de Angelis), violonchelo (Reljia Lukic) y piano (Emanuela Piemonti) n.65 de Alfredo Casella (1883-1947). Compuesto en 1934, es una página rica de colores y folclore meridionales. Gran éxito del Trío, que tuvo que conceder un bis al público entusiasmado.
El Festival prosigue con sus diferentes eventos, todos de gran interés, pero entre los que indudablemente preferimos los conciertos sinfónicos, que siempre nos pemiten admirar la gran orquesta del Teatro Comunale al completo. El 10 de octubre la dirigirá Pasquale Corrado (1979), compositor y director muy conocido que nos presentará su ópera Macbeth Alone en estreno absoluto y la Sonata da concerto para flauta, cuerdas y percusiones de Giorgio Federico Ghedini (1892-1965). El 26 de octubre Asher Fish (1958) ofrecerá páginas de Solbiati (1956), Ghedini y Beethoven, mientras bajo la batuta de Marco Angius, director musical y artístico de la orquesta de Padua y del Véneto, escucharemos músicas de Casella, Gardella (1979) y Pizzetti (1880-1968) con Alfonso Alberti en el piano. Esperemos que los jóvenes acudan cada vez más numerosos a estas iniciativas.
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