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Crítica: La Tafelmusik Baroque Orchestra comienza temporada en Toronto

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Autor: Giuliana Dal Piaz
29 de septiembre de 2017

A JOYOUS WELCOME

   Por Giuliana Dal Piaz
Toronto, 19-09-2017, Koerner Hall TELUS Centre (19-26 de Septiembre). A Joyous Welcome, músicas de HÄNDEL, CORELLI, VIVALDI, RAMEAU. Orquesta Tafelmusik Baroque Orchestra. Dirección musical y violín solista: Elisa Citterio. 

   Toronto estrena la Temporada 2017-18 de la Tafelmusik Baroque Orchestra bajo la nueva dirección musical de la renombrada violinista italiana Elisa Citterio. El título “Una alegre bienvenida” fue acertado, porque instrumentistas y público recibieron con gran gusto y entusiasmo al ¡segundo director musical en la historia dela orquesta! Un saludo especial llegó al conjunto también de parte del Gobernador de la Provincia de Ontario, Elizabeth Dowdeswell, y del Alcalde de Toronto, John Tory.

   La difundida expectativa de novedades fue por el momento decepcionada –a no ser por el atuendo casi monjil de las 3 violinistas de planta y el hecho de que ningún músico intercambió en ningún momento su lugar con otro, como lo hemos visto ocurrir constantemente en los conciertos de la Tafelmusik –... Quizás sea normal que una fiesta de bienvenida quiera satisfacer a todo mundo por igual, pues este primer concierto de la “era Citterio” utilizó la fórmula del “camino trillado”, con piezas ya incluídas en el repertorio de la orquesta Tafelmusik. Sabemos que la orquesta está viviendo un gran cambio, después del largo período (2 años) de selección del nuevo Director artístico, al final del cual fue Elisa la agraciada por expresa voluntad de los miembros de la orquesta y del público más autorizado. Lógicamente, a lo largo de los más de 30 años de dirección artística de la mítica Jeanne Lamon, y en especial en los años más recientes, cuando los miembros de la orquesta eran prácticamente autónomos en su manejo, los instrumentistas estaban acostumbrados a un determinado sistema de ejecución y a un cierto ritmo de ensayos, que ha sufrido un cambio radical bajo un músico joven y dinámico que llega de Europa y por supuesto quiere demostrar toda su valía. Esto implica un esfuerzo de adaptación mutua, pero al mismo tiempo una valiosa oportunidad de crecimiento profesional y enriquecimiento, también mútuos.

   Para este evento la orquesta se enriqueció con 4 trompas naturales (entre ellos, por primera vez en Toronto el británico Andrew Clark, actualmente titular de una cátedra y de un taller de trompa natural en Vancouver Island), dos oboes más, un segundo fagot, un tercer violonchelo, una flauta travesera, un segundo contrabajo y percusiones.

   El papel de las tromkpas debería haber sido especialmente evidente en la primera pieza, el “Concerto a due cori in Fa Maggiore HWV 333” de George Frideric Händel; por alguna razón, sin embargo, dichos instrumentos han lucido escasamente eficaces mientras que los oboes han llevado a cabo muy bien el diálogo con las cuerdas, sobre todo en la hermosa filigrana del último movimento ‘A tempo ordinario’.

   Sólo cuerdas en el “Concerto Grosso in Do maggiore op.6 n.10” por Arcangelo Corelli: éste, padre del concerto grosso y de muchas innovaciones musicales, se confirmó una vez más como el ‘arquitecto de la música’ que atiende a su ordenada construcción por bloques musicales, que combinan y interactúan perfectamente. Concluyó la primera parte del concierto el segundo movimiento de las ultrafamosas “Las cuatro estaciones” de Antonio Vivaldi, El verano. Óptima la decisión de presentarlas al público un movimiento a la vez, grosso modo en coincidencia con la época del año calendario (el próximo concierto de Tafelmusik en octubre incluirá El otoño).

   Aquí el violín solista de Elisa Citterio ha cantado, trinado, corrido, invitado y animado, con el conjunto de cuerdas siguiéndole perfectamente el compás y la atmósfera, y un final saludado por un aplauso entusiasmado. La segunda parte del concierto sólo incluyó dos obras, el “Concerto per molti strumenti in Fa Maggiore” de Vivaldi – además de las cuerdas tocaron, muy bien por cierto, 2 trompas, 2 fagots, 2 oboes y la flauta – y finalmente la “Suite desde las Boréades” de Jean-Philippe Rameau, en la cual los trompas y oboes no incluídos en la pieza anterior tomaron el lugar de sus homólogos y se añadió a la orquesta un percusionista (que tocó el tambor, los ‘pajaritos” y el pandero). La ejecución de esta última pieza apareció particularmente lograda –fue definitivamente la mejor de la velada– por precisión, atmósfera y vigor, sobre todo en la vivaz ‘Contredanse’ y en la elegantísima ‘Entrée de Polymnie’.

   El público apaludió de manera entusiasta durante 10 minutos, con gritos de “brava” dirigidos al nuevo director. Estamos seguros que las novedades vendrán: Elisa Citterio se ha propuesto llevarnos al conocimiento de muchos compositores llamados ‘menores’ y de piezas poco ejecutadas que son, sin embargo, auténticas joyas de la música barroca europea.

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