Por Albert Ferrer Flamarich
Spohr: Die letzten Dinge. Johanna Winkel, Sophie Harmsen, Andreas Weller, Konstantin Wolff. Kammerchor Stuttgart. Deutsche Kammerphilharmonie Bremen. Frieder Bernius, director. Carus 83.294 Digital Stereo 74:55
Poco a poco la conspicua obra de Ludwig Spohr (1784-1859) va encontrando su plasmación discográfica dentro de una oleada de grabaciones que en los últimos treinta años ha permitido rescatar del olvido un amplísimo número de compositores de todas las épocas, especialmente del Clasicismo y del Romanticismo. Estrenado en Kassel en 1826, Die letzten Dinge (en traducción literal: Las últimas cosas) es uno de los cuatro oratorios del compositor. Su libreto toma únicamente pasajes de La Biblia y fue servido en 1825 por el influyente editor de la Leipziger Allgemeine musikalische Zeitung, Friedrich Rchlitz (1769-1842).
Se trata de una obra enmarcada en la tradición germánica de raíz posthaydniana dentro de los parámetros del género a principios del siglo XIX, alejados de la finalidad estrictamente litúrgica para ser una recreación estética. Ofrece una visión positiva, afable y nada aterradora del Juicio Final en un retrato conciliador de la justicia divina. Éste es un tema que Spohr había abordado en 1812 con el también oratorio Das Jüngste Gericht (El Juicio Final) y del que quedó poco satisfecho como indican las excelentes notas de carpeta de Dieter Zeh.
Dividido en dos partes -encabezadas por una obertura y una sinfonía respectivamente-, combina recitativos acompañados con pasajes solistas y juegos contrapuntísticos no muy acusados con ocasionales recursos descriptivos. Es una música que transita por lo lírico y lo contemplativo con escasos puntos de dramatismo, conducidas por una fluidez y continuidad que en apariencia diluyen los números cerrados –que los hay por supuesto-. Nótese por ejemplo en la obertura enlazada con el coro inicial “Preis und Ehre ihm”. Es una obra de ornamentación depurada, sin virtuosismo vocal ni espectacularidad que transita por una solemnidad austera y un encanto melódico en el que la funcionalidad del binomio recitativo-aria dista del tratamiento operístico y sacro de los modelos italianos. En este sentido se acerca más a la expresividad de la reforma gluckiana y de la que Wagner, vía Spohr, tomó nota. Además las intervenciones corales –que tienden a la homofonía- devienen tanto en los recitativos como en algunos números solistas asumiendo un cierto hilo conductor.
Cabe destacar números como la obertura y la sinfonía (que presenta recoge motivos que reaparece en la segunda parte), el recitativo para tenor y coro “Und alle Kreatur”, el hermosísimo dueto para soprano y tenor “Sei mir nicht schrecklich”, el coro “Gefallen ist Babylon” con su pintoresquismo de tempestad, el exquisito “Selig sind die Toten” con pasajes a capella del cuarteto de solistas y del coro o el final “Gross und wunderbarlich” de festividad muy mesurada. Esta falta de espectacularidad, que el tópico tildrá de “muy protestante”, es templada por Frieder Bernius, al frente del Stuttgart Chamber Choir y la Bremen Chamber Philharmonic Orchestra con planteamientos historicistas. Su lectura es refinada y matices de color, cohesionada en los conjuntos y redondeada por unos solistas vocales que resuelven bien sus partichelas en cuanto a dicción, emisión y belleza tímbrica. Especialmente el tenor Andreas Weller que cuenta un número considerable de intervenciones. Sin duda, es una excelente grabación con una presentación en dijipack de calidad y con un hallazgo de un compositor, Spohr, que siempre depara sorpresas al oyente atento.
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