Crítica del concierto de la Orquesta de Valencia con la Spanish Brass bajo la dirección musical de Josep Vicent
Desafíos y redenciones
Por Alba María Yago Mora
Valencia, 24-XI-2023. Palau de la Música. Spanish Brass, quinteto de metales. Orquesta de València. Director: Josep Vicent. Obras de Músorgsk, Brotons y Chaikovski.
El pasado viernes, sumergidos en la magnífica acústica de la Sala Iturbi del Palau de la Música, la Orquesta de Valancia, bajo la dirección del maestro Josep Vicent, nos ofreció un ecléctico concierto. La velada prometía una inmersión en la vastedad sonora de compositores como Modest Músorgski, Salvador Brotons y Piotr Ilich Chaikovski. Enriquecida por la participación del quinteto de metales Spanish Brass como solista, se presentaba como una experiencia sonora inolvidable.
La noche se inauguró con Una noche en el monte pelado, poema sinfónico orquestado por Rimsky-Korsakov a partir de la obra de Músorgski. Se experimentó una interpretación que, si bien mostró momentos de destreza individual, adoleció la cohesión necesaria. Varias entradas imprecisas y la falta de carácter y energía en ciertos pasajes no lograron transmitir plenamente la intensidad y la majestuosidad de la obra. Aunque algunos momentos destacaron gracias a la entrega física que mostraron algunos violinistas, la interpretación careció de la garra necesaria para transmitir plenamente el vigor de la pieza.
El Brass Quintet Concerto de Salvador Brotons, a cargo del quinteto de metales Spanish Brass, fue interpretado con precisión y buen sonido por sus solistas, pero a pesar de ser correcto, no logró cautivar plenamente. La interacción entre los solistas de la orquesta y los miembros del quinteto no alcanzó la armonía deseada, resultando en una interpretación que, aunque técnicamente sólida, careció de la chispa que podría haber elevado la actuación a un nivel memorable.
La esperanza de redención llegó con la interpretación de la Sinfonía nº 5 en mi menor de Chaikovsky. A pesar de un inicio poco prometedor y la notoria ausencia de masa orquestal, el solo magistral de la trompa solista, María Rubio, marcó un punto de inflexión. Gracias a la intensidad y la pasión que logró transmitir, y gracias también a la destacada contribución de Javier Eguillor a los timbales, la orquesta logró remontar y ofrecer un final digno. Este giro positivo permitió que el público marchase con buen sabor de boca, recordando la última parte de la velada como un momento destacado. En cuanto a la dirección de Josep Vicent, si bien demostró una gran competencia técnica y llevó el concierto con profesionalismo, no logró imprimirle una interpretación distintiva o una visión profundamente emocional. Hemos sido testigos de actuaciones más impactantes de su parte en el pasado, y esta vez, su dirección estuvo en línea con la ejecución general del evento: competente pero sin destacar.
En términos generales, la falta de empaste en la cuerda de cellos, las varias entradas imprecisas y algunas notorias desafinaciones fueron desafíos persistentes a lo largo del concierto. La escasez de masa orquestal, especialmente en los violines, también se hizo evidente, afectando a la plenitud y a la riqueza del sonido. Aunque la velada tuvo sus altibajos, el talento individual de algunos músicos y los momentos destacados en la sinfonía permitieron que el concierto dejara un recuerdo positivo en la audiencia. En medio de estos desafíos, se vislumbraron destellos de brillantez que apuntan al potencial artístico de la Orquesta de Valencia, invitándonos a anticipar futuras interpretaciones con la esperanza de una mayor cohesión y plenitud sonora.
Fotos: Live Music Valencia
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