En el mismo nivel escuchamos a la mezzo austriaca Angelica Kirschlager, una de las mayores representantes de la liederística mundial, que hizo frente, con elegancia, a una selección de canciones de Schubert.
En el sector de las cuerdas destacó la intervención de Massimo Quarta con las virtuosísticas variaciones de Di tanti palpiti escritas por Paganini sobre el tema de la ópera Tancredi de Rossini. Un espectáculo pirotécnico que el violinista italiano abordó con su Guarnieri del Gesù de 1742. La misma cita, que tuvo lugar el 24 de febrero, contó con la Chamber Orchestra "Moscow Soloists", que tocaron con más de una docena de instrumentos de época entre prestados por el gobierno ruso entre los que había casi diez Stradivari, y también con el gran violista italiano Luca Ranieri, que afrontó con convicción un programa de música contemporánea junto a Bashmet.
Entre las jóvenes promesas cabe destacar a Martin Stadtfeld, el pianista más sobresaliente de la Alemania actual; o el violonchelista ruso Alexandr Buzlov. A ambos intérpretes los hemos podido escuchar recientemente en España y tocaron junto a Ye-Eun Choi tríos de Beethoven y Britten. Por su parte, Buzlov hizo frente también a algunos programas en solitario, demostrando una asombrosa habilidad y sonido con el instrumento.
Paralelamente, hubo espacio para producciones vocales grandes, con la interpretación de la ópera Die Fledermaus de Strauss por parte de los solistas de la Volksoper y de la Staatsoper de Viena, que fueron dirigidos por Johannes Vildner. En el mismo campo, el coro italiano de Conegliano hizo sonar el Gloria de Vivaldi, que sirvió de clausura de la sección musical del Festival. Pero también hubo espacio para otras interesantes actividades, como el concierto que ofreció el patriarca del jazz cubano Chucho Valdés, que tocó en Sochi con su banda el día 16. Al igual que hizo el día 23 el grupo de música irlandesa más famoso del mundo, el mítico De Dannan, con un emotivo repertorio que viajó desde la música celta hasta versiones románticas de temas de Edith Piaf. Como anécdota y para concluir, Anatoli Karpov jugó al ajedrez el día 16 ante una audiencia expectante de ver en acción a una de las grandes figuras de la Rusia soviética.