Por Juan Carlos Galtier
Zaragoza. 24-X-2018. Orquesta Sinfónica de la BBC. Martin Fröst, clarinete; Sakari Oramo, director. Obras de Sibelius, Debussy y Hillborg. Sala Mozart del Auditorio. XXIV temporada de grandes conciertos de otoño.
El primero de los conciertos de abono de la temporada de otoño del Auditorio de Zaragoza marcó un nivel alto con una velada sinfónica que prometía mucho y que superó esas expectativas en un concierto bastante redondo.
La rutilante estrella del concierto sobre el papel no era otro que el clarinetista Martin Fröst, primera figura internacional de este instrumento que antes del concierto tuvo un pequeño encuentro con los alumnos de clarinete del conservatorio superior; recordemos que el Conservatorio Superior de Música de Aragón ha exportado grandes clarinetistas siendo aun hoy un centro de referencia nacional de este instrumento. Fröst demostró en este concierto todas las virtudes que la han hecho estar donde está. En las tres obras que interpretó (incluido el bis) el clarinetista sueco estuvo francamente insuperable; En la Primera rapsodia de Debussy Fröst se esmeró a fondo en lucir un sonido suave, buscando ese color francés y un empaste con la orquesta justo en una obra en la que color y empaste son justamente dos de sus claves. En Peacock tales de Hillborg, obra escrita para él, el clarinetista lució su impresionante técnica y respiración logrando momentos absolutamente mágicos con sonidos de una sutileza que se metieron a la sala Mozart en el bolsillo (a pesar, como no, de algún impertinente teléfono móvil sonando en el momento menos oportuno). El bis, en clave klezmer, fue sencillamente apabullante.
Pero hubo mucho más en el concierto… una de las formaciones más sólidas del panorama británico, con su titular en plena forma y haciendo un Sibelius que hoy podría considerarse de referencia. La Suite escenas históricas fue un prólogo perfecto que nos mostró como Oramo respira y entiende a Sibelius a la perfección y como la orquesta puede responderle a la perfección. La segunda sinfonía del finés es la más popular y lo es por derecho propio, al final es una sinfonía tan nueva como clásica en sus hechuras y la BBC, con un Oramo inspiradísimo, no se dejó nada en el tintero en una versión tan tensa como equilibrada con una prestación orquestal que pocas orquestas del continente podrían superar. La cuerda lucio un sonido de una belleza e intensidad importante y nunca desapareció detrás de unos metales brillantes pero nunca excesivos. Las maderas lucieron a la misma altura en una obra que también deja lucirse en algunos momentos a la sección. La velada podría haber terminado allí y nadie hubiéramos echado de menos ningún bis tras semejante regalo sinfónico, pero Oramo nos regaló un Vals triste nada azucarado con una cuerda de la BBC en estado de gracia, que logró emocionar al público que casi llenaba la sala Mozart del Auditorio zaragozano.
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