"Según los afectados su situación les aboca a buscar una resolución judicial".
Un reportaje de Agustín Achúcarro
Diez músicos que llevan en la Orquesta Sinfónica de Castilla y León entre dos y diez años (4 violines, 4 violonchelos, 1 oboe ayuda de solista y 1 fagot ayuda de solista) se ven abocados a dejar su puesto de trabajo a finales de este mes debido a que la Fundación Siglo, siguiendo órdenes de la Junta de Castilla y León, ha decidido despedirles. Los afectados cuentan con el apoyo incondicional del Comité de empresa de la OSCyL, que ha seguido y apoyado todos sus pasos, y el de sus compañeros.
Según fuentes directas son instrumentistas que llegaron a la Sinfónica a través de la bolsa de trabajo y tras cada temporada se quedaban sin su puesto en el mes de agosto y volvían a ser contratados en septiembre, pero un nuevo formalismo legal les ha atrapado, y esta vez lo más probable es que se queden sin poder regresar a su puesto de trabajo. Estos músicos son conscientes de que al comunicarles la noticia ocho días antes de las vacaciones no han tenido prácticamente tiempo material para solventar su problema, máxime cuando algunos de sus posibles interlocutores ya están de asueto.
Hace unos siete días, cuando iban a firmar su habitual finiquito, recibieron la noticia de que no les iban a renovar el contrato en septiembre próximo, pues había una nueva ley de presupuestos que no permitía la concatenación de contratos temporales y que por tanto se les inhabilitaba incluso para presentarse en el futuro a esas plazas que quedarán vacantes. Sí tendrían la opción, no obstante, de ocupar las plazas con contrato fijo.
Para llegar a poder tocar en los atriles de la OSCyL han pasado pruebas de selección, algunos llevan ya realizadas tres o cuatro, y por supuesto han quedado los primeros de las listas. Las fuentes anteriormente citadas recuerdan que cuando pasaron las últimas pruebas en 2015 se les advirtió que mantendrían su validez hasta la temporada 2017-2018, justo cuando salieran a concurso las nuevas plazas con carácter indefinido. De hecho, en el programa general de la temporada próxima aparecen los nombres de todos estos músicos como integrantes de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, y se les puede ver en las fotografías que anuncian en prensa o en la web de la orquesta la nueva programación.
Se les ha argumentado que la ley de presupuestos generales, que se aprobó en Castilla y León el 4 de julio y que se publicó el 6 de julio, en la parte referida a las fundaciones impide su renovación, algo de lo que no fueron informados en su momento. Se trata de una normativa extensa que puede generar diferentes interpretaciones. Según los afectados su situación les aboca a buscar una resolución judicial que no desean, ya que será incierta y larga en el tiempo, y saben por otras experiencias similares que los resultados han sido muy diferentes, atendiendo a la casuística.
Al parecer desde la Fundación se les han dado buenas palabras y la confianza de que esto tendría un final feliz, pero por lo que se está viendo no parece que las cosas vayan por ese camino.
Es muy importante reseñar, más allá de las cuestiones laborales, la preocupación de estos músicos sobre la relevancia artística del problema. Una orquesta no es la suma de una serie de músicos, sino un ensamblaje de los mismos, que sepan hacer equipo, y creen un vínculo. Desde luego, aciertan quienes mantienen que la calidad de una orquesta se resiente cuando en vez de apostar por una plantilla estable, se opta porque los puestos que ahora quedan vacantes se vayan ocupando cada concierto con músicos diferentes.
Ellos son los músicos más jóvenes de la OSCyL, su imagen de futuro, y salen de ésta justo en la conclusión o como conclusión de la celebración del 25 aniversario de la orquesta, tras un año de celebraciones.
La labor de estos instrumentistas parece estar más próxima a cubrir vacantes estructurales, que no acaban de convertirse en los deseados puestos fijos que aseguren la calidad de la OSCyL, que temporales, y solo les queda el luchar por sus puestos de trabajo y la esperanza de que alguna mente pensante actúe y revierta esta situación.
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