Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia. Teatro Comunale. 3-III-2019. Temporada sinfónica del Teatro Comunale. Il mandarino meraviglioso, Suite de Béla Bartók. Concerto per pianoforte e orchestra n.1 op.15 in Do maggiore de Ludwig van Beethoven, Sinfonia n.8 op.88 in Sol maggiore de Antonin Dvořák. Pianista:Andrea Lucchesini. Director: Shiyeon Sung.
La Temporada Sinfónica 2019 del Teatro Comunale de Bolonia presenta este año un programa particularmente interesante. Tras el concierto de apertura, en el que el director Juraj Valčuha conquistó literalmente al público con una sublime interpretación de la Sinfonia nº.6 de Gustav Mahler, el domingo 3 de marzo 2019 subió al podio, a distancia de un año de su debut en Bolonia, la directora surcoreana Shiyeon Sung, muy apreciada internacionalmente por su capacidad y firmeza interpretativa. Sung fue la primera mujer en ganar en 2006 el concierto internacional «Sir Georg Solti» para directores de orquesta, y en obtener en 2007 el puesto de Director asistente de la Boston Symphony Orchestra. Desde entonces su carrera ha ido en continuo y rápido ascenso.
Abrió el concierto la Suite de la pantomima en un acto El mandarín maravilloso, compuesta por Béla Bartók entre 1918 y 1924 sobre guión de Melchior Lengyel, cuya primera representación suscitó gran escándalo por el contenido onírico pasional de las vicisitudes, centradas en torno a un personaje misterioso y surreal en el mundo del hampa. La partitura evoca el caos de la ciudad y el irracional erotismo, subrayándolos con los trombones y los clarinetes.
A continuación Shiyeon Sung dirigió el Concierto para piano y orquesta nº 1 de Beethoven, presentado al público probablemente en 1795 con el propio compositor en el piano. En los años sucesivos Beethoven revisó varias veces tanto la partitura como la parte pianística, evidenciando las posibilidades constructivas del instrumento proponiendo una escritura difícil, típica de la madurez del compositor, que necesita una habilidad especial con el piano que debe dialogar, acompañado de las cuerdas, con los clarinetes y los fagotes.
Andrea Lucchesini en su debut en la Sinfonica de Bolonia, ganador del Premio Accademia Marchigiana y del Premio Abbiati, ha dado prueba de gran capacidad técnica, explotando las oportunidades virtuosísticas ofrecidas por la partitura. Sostenedor de la música sin límites, su actividad va desde el repertorio clásico al actual. Luchesini tocó también un fragmento fuera de programa para agradecer al público la positiva acogida de su versión.
Cerró el concierto la Sinfonia n. 8 de Dvořák, la «inglesa», porque se publicó en Londres en 1892. Compuesta en 1889, se estrenó en el Teatro Nacional de Praga el 2 de febrero de 1890, dirigida por el mismo compositor. Según su propia declaración, quiso «escribir una obra distinta de todas las demás sinfonías, con ideas personales y trabajadas de modo nuevo». Deseaba alcanzar una autonomia propia, sustraerse a la influencia de Brahms, pidiendo ayuda a la música popular bohemia; propósito logrado solo en parte en cuanto en toda la obra se advierte la nitidez formal y expresiva de la formación musical de base. Considerada entre las sinfonías más conseguidas del siglo XIX, es de todos modos la que muestra mejor la influencia de la música bohemia, donde se nota el uso escéntrico de los tímpanos. Magnífico el último movimiento.
Shiyeon Sung dirigió la orquesta del Teatro Comunale con gran autoridad, energia y ritmo perfecto, consiguiendo amplio consenso del numeroso público que abarrotaba la sala.
Foto: Rocco Casaluci
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