LA FURA DECEPCIONA DE NUEVO
Samson et Dalila (C. Saint-Saëns). Ópera de Roma, 09/04/13
La Ópera de Roma proseguía su presente temporada poniendo en escena Samson et Dalila de Camille Saint-Saëns, con el atractivo escénico de un nuevo montaje a cargo de La Fura dels Baus. La obra de Saint-Säens es tremendamente irregular. Posee páginas de una orquestación inspirada, aunque a menudo visiblemente académica. Y lo mismo sucede con su tejido melódico, eficaz, pero reiterativo y escaso. No es un tampoco un prodigio de exposición dramática, dada la sucesión tan parca de cuadros que nos presenta. Y sin embargo, ofrece momentos de una musicalidad emocionante y lograda como el "Printemps qui commence", el consabido "Mon coeur s´ouvre a ta voix" o la primera escena del último acto, el "Vois, ma misère, hélas!". Páginas que contrastan con la música irritante y pueril del "Dagon se révèle", por ejemplo.
En el papel titular destacaba por su interés la presencia del tenor letón Aleksandrs Antonenko, a quien ya habíamos escuchado antes en la piel de Otello (París, 2011). Estamos sin duda ante una voz de importancia, por su caudal y por su color, aunque con los consabidos lastres de una fonación eslava. Lo más destacable de Antonenko es la proyección de su emisión y el squillo habitual que ofrecen sus sonidos en la franja aguda. El centro es consistente y tanto en la emisión en piano como la media voz demuestra controlar el sonido. Destaca también su lograda dicción en francés, mejor que la de Borodina, su compañera de reparto en esta ocasión. Interpretativamente Antonenko no se queda atrás, aunque su trabajo presenta más reservas. El mencionado Otello parisino estuvo lleno de detalles dramáticos de interés. Pero o ha sido tanto el logro en el caso de su Samson. Si bien vocalmente se antojó irreprochable, lo cierto es que no compone un personaje. Nos atrevemos a decir que en buena medida entorpecido en su labor por la propuesta escénica de La Fura, converitdo su Samson en una mezcla entre El increíble Hulk y El gigante verde, cada uno que escoja el referente que le resulte más familiar. Nos quedamos así con su desempeño vocal más que con su énfasis dramático. En este sentido, queda bien lejos de un Vickers o de un Domingo, por no hablar de un Georges Thill. Se echa de menos un fraseo más creíble, un personaje más heróico y cariacontecido, en lugar del Samson de un solo trazo que nos presenta Antonenko. Lo mejor de su trabajo, en este sentido, vino con el "Vois, ma misère, hélas!", casi a la altura de los grandes antes citados. Un Samson importante, pues, en lo vocal pero todavía con potencial por desarrollar en un plano dramático.
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