Por Alejandro Fernández
Málaga. 11/III/16. Auditorio Edgar Neville. IV Ciclo La Filarmónica Frente al Mar. Concierto Nº5. Programa: Pelléas et Mélisande, op. 80 suite y Requiem en re menor, op. 48 para coro mixto, solos y orquesta, de G. Fauré. Solistas: Alba Moreno, soprano y Luis López, bajo. Coro de Ópera de Málaga. Orquesta Filarmónica de Málaga. Director: Salvador Vázquez
Fauré procuró, a lo largo de su obra, no adherir ideas filosóficas o valores literarios a su propia música, al concebirla en un movimiento fluido y dinámico con sus propias asociaciones y tensiones dialécticas sobre ese lenguaje musical tan concreto que lo llevaría a lo más alto de la escuela francesa de finales de diecinueve. La proyección de su música también estaría, décadas después, en las bases del movimiento neoclasicista, que convivió con el resto de vanguardias de la primera mitad del siglo pasado. En este sentido, y a pesar del agnosticismo que identifica al compositor, su Requiem se eleva en ejemplo de estas ideas. Nadia Boulanger, alumna destacada del músico en el Conservatorio de París y a su vez figura clave en la creación del siglo veinte, llevaría la página a su estreno londinense, viendo de esta forma cumplido el deseo que el propio Elgar no pudo culminar. Aunque las fechas invitan a programar esta partitura, en un sentido amplio, este Requiem destila más una reflexión serena e íntima que la adscripción a un género cultivado por los grandes nombres de la historia de la música.
El ciclo La Filarmónica frente al mar, que llega a su cuarta edición, reservó su gran apuesta para el monográfico Fauré que hemos podido disfrutar en el abarrotado Édgar Neville el pasado viernes. Las claves del éxito parten de la propia filosofía de estos conciertos: una retrospectiva de incipientes intérpretes nacionales y por supuesto locales. Cada vez es más frecuente, por otro lado la tónica deseable, programas hechos con nuestro propio talento, desarrollados con suficiente solvencia. Trabajo intenso que tienen a la OFM como testigo en el último cuarto de siglo. Coro de Ópera de Málaga, las voces ilusionantes de Alba Moreno y Luis López, la batuta del maestro Salvador Vázquez y la propia Filarmónica facturaron un cartel que pese a todo muestra la fuerza creadora que es capaz de generar esta ciudad. Lo que antes era un sueño, hoy es una realidad que viene pasando de la excepcionalidad a la deseada y aplaudible realidad. No es raro, por tanto, las lógicas aclamaciones al término del concierto.
Salvador Vázquez optó por subir al podio sin la guía de la partitura, detalle que no interfirió el intenso trabajo volcado por esta batuta. Entre sus cualidades destaca los equilibrios dinámicos en las interpretaciones, ajenos a espejismos y exageraciones de la que sobresale una emisión fluida que hace aflorar los acentos llevando sus lecturas al ámbito de la interpretación. La visión que realizaría Vázquez de la suite de Pelléas et Mélisande refuerzan esta afirmación mientras que el en Requiem nos deslizó por la página en una línea ascendente, por otro lado lógica.
Las voces de Luis López y Alba Moreno, bajo y soprano toman el pulso del trabajo docente que ha podido parir Málaga, con más incomprensión y bastante postureo en la mayor de las ocasiones. Ambos disfrutaron de la suficiente confianza para desplegar en los tres números reservados a los solistas ejercicios de interpretación seguros, bien proyectados marcando distintos puntos de inflexión en la obra. Alba Moreno se distingue por el cuidado del empaste con el conjunto sumado a un fraseo enmarcable, el registro alto se sucede con naturalidad gracias a una técnica que dilata más aún si cabe un instrumento que está llamado a ofrecernos grandes momentos. Por su parte, Luis López asumió el rol de barítono pese a su tesitura en la cuerda más grave. López se destaca por la precisión, la búsqueda de la emisión perfecta tanto en el plano técnico como en el amplio horizonte de la interpretación. El timbre profundo, de tonalidades que tornan aceradas en los acentos y cálidas en las zonas medias, del bajo malagueño, mostraron toda su capacidad en el Libera me. Sus notas alargadas hicieron de este número una muestra de la versatilidad de este gran intérprete.
El Coro de Ópera de Málaga, aunque maltratado en los últimos años, tiene en los aficionados malagueños a sus defensores. La interpretación se volcó en la concentración de las voces donde siempre destacan el trabajo de contraltos y el cuidado de las sopranos en el difícil papel del In Paradisum.
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