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Crítica: Sakari Oramo y la Sinfónica de la BBC en Murcia

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Autor: José Antonio Cantón
3 de mayo de 2023

Crítica del concierto de la Sinfónica de la BBC en Murcia, bajo la dirección de Sakari Oramo

Sinfónica de la BBC en Murcia

Programa de aquilatada belleza

Por José Antonio Cantón
Murcia, 24-IV-2023. Auditorio y Centro de Congresos ‘Víctor Villegas’. Orquesta Sinfónica de la BBC. Solista: Inmo Yang (violín). Director: Sakari Oramo. Obras de Ludwig van Beethoven, Benjamin Britten y Jean Sibelius.

   De la programación sinfónica de la presente temporada del Auditorio de Murcia, ha sido uno de los más relevantes el concierto ofrecido por la Orquesta Sinfónica de la BBC liderada el finlandés Sakari Oramo, figura de la dirección musical enormemente reconocida en Gran Bretaña, donde ha desarrollado principalmente su carrera desde hace casi tres décadas, ocupando actualmente la titularidad artística de esta formación, la más importante orquesta perteneciente a la cadena nacional de radio del Reino Unido. Se presentaba en Murcia con un programa de mucha enjundia artística en el que ha participado el violinista coreano Inmo Yang, uno de los más destacados de su generación al haber sido ganador de dos de los más prestigiosos certámenes dedicados a las excelencias de tan singular instrumento de cuerda; el Concurso Internacional Paganini del año 2015 y, más recientemente, el XII Concurso Internacional de Violín Jean Sibelius celebrado en Helsinki el pasado 2022, cuyo jurado fue presidio por Sakari Oramo.

   Ambos afrontaban la interpretación del que se puede llamar concierto para violín por antonomasia cual es el contenido en el Opus 61 de Beethoven, que desde su estreno en Viena en 1808 se erigió como una de las cumbres del repertorio concertante. Con un planteamiento irreprochable por parte del director, la ejecución fue avanzando en su amplia exposición inicial que sirvió para determinar las implicaciones estructurales y dramáticas de la obra, que vinieron a sucederse desde los famosos golpes de timbal que abren el primer movimiento, un Allegro ma non troppo, cuya contención dinámica fue mantenida desde el pódium a lo largo de todo su desarrollo sin llegar a afectar a la expresividad del tratamiento expansivo que requiere su material melódico. El Larghetto, que ocupa un lugar significativo entre la música más serena que haya producido Beethoven, liberó al solista de la inquietud dramática del primer movimiento lo que le llevó a exponerlo con un lirismo tranquilo y orgánico, para así alcanzar el momento más emocionante de su actuación, que vino contrastada por la soberbia articulación que empleó en la cadenza de su propia autoría, después de un muy controlado estallido orquestal en el que se pudo apreciar cómo el maestro Oramo se adaptaba al estado de ánimo del solista asumiendo el profundo sentido poético que el violinista quiso dar a su discurso. El genial rondó que cierra el concierto, fue marcado con comedimiento dentro de su estilo danzante, sin menoscabo del gran virtuosismo que requiere, lo que evidenciaba la enorme calidad técnica de este violinista, que se permitió mostrar con generosidad la riqueza de colores y variedad de emociones que Beethoven alcanzó en esta obra maestra de la concertación.

   Ante los aplausos de un público entusiasmado, Inmo Yang hizo una auténtica exhibición de virtuosismo extremo con la Segunda fantasía en La menor para violín solo de Nicola Matteis (hijo) y el siempre sorprendente Primer Capriccio de Niccolò Paganini con el que mostró hasta un límite insospechado su dominio de la arcada (técnica de arco) denominada ricochet ante la que los violinistas están llamados a convertirse en verdaderos prestidigitadores para definir con suprema velocidad el sonido de sus líneas melódicas dentro de la complejidad de sus estructuras armónicas.

   La segunda parte de la velada estuvo ocupada por dos obras muy personales y características pertenecientes a dos grandes compositores del siglo XX; los Cuatro interludios marinos de Peter Grimes de Benjamin Britten y la Quinta Sinfonía en Mi bemol mayor, op. 82 de Jean Sibelius. Con una orquesta en estado de gracia, Sakari Oramo realizó toda una clase magistral de cómo se dirige una música de programa como son estos intermedios extraídos de la famosa ópera Peter Grimes del  gran compositor británico. Todos fueron tratados con excelencia, pero no puedo dejar de reflejar mi admiración por la asombrosa interpretación del cuarto, Tormenta, último número de la serie en el que la Orquesta Sinfónica de la BBC desplegó toda su potencialidad artística y sonora de manera sublime, hasta el punto que me hizo recordar la impactante impronta del cuarto movimiento de la Pastoral de Beethoven y la   tempestad que ocupa el decimonoveno episodio de la Sinfonía Alpina de Richard Strauss.

   Todavía quedaba margen de admiración con la lectura que hizo de la música de Sibelius. Con un propósito claro de hacer de su interpretación un ejercicio de análisis profundo de su Segunda Sinfonía, dejó claro su juego misterioso en las transiciones del primer movimiento como la que lleva a esa especie de scherzo que precede a su final, imprimiéndole una progresiva velocidad que absorbía plenamente la atención del oyente. Tal estiramiento pareció quedar en el olvido ante el tiempo lento subsiguiente, un Andante mosso, quasi allegretto, que pulsó con la intención de ir creando un estado de ánimo calmo y sereno que predispusiera a la alegría con la que produjo el movimiento final. Estratificó a la orquesta en esta última parte de la obra de tal modo que permitió que la superposición temática que contiene este singular Allegro molto quedara perfectamente definida y perceptible para el escuchante combinando las diferencias de velocidad con natural maestría cinética, que desarrolló en un verdadero alarde de seguridad y destreza de conducción.

   Para contrastar, finalmente ofreció como bis una danza de origen folclórico de Béla Bartók, cerrando así un programa muy bien elegido estilísticamente y extraordinariamente interpretado de manera especial en su segunda parte, que seguramente quedará en el recuerdo de los aficionados como uno de los momentos musicales más hermosos tenidos y disfrutados en la presente temporada sinfónica del Auditorio de Murcia.

Foto: Auditorio de Murcia

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