La soprano española Saioa Hernández y Francesco Galasso ofrecen un concierto en el Teatro Colón de La Coruña, acompañados al piano por Borja Mariño, dentro de la Programación Lírica coruñesa.
Valientes y algo más
Por Julián Carrillo Sanz | @Quetzal007
La Coruña, 23-IX-2021. Teatro Colón. Saioa Hernández, soprano; Francesco Pio Galasso, tenor; Borja Mariño, piano. Programa. Giuseppe Verdi: Attila, “Santo di patria!” y “Da te questo…”; Il corsaro, “Tutto parea sorridere…” y “Si,dei corsari il fulmine”. Ignace Leybach Fantasía brillante sobre temas de Attila de Verdi, op.213. Giuseppe Verdi: Il lombardi, Per diruppi e per foreste“. Macbeth, “O figli… A la paterna mano”,”Nel di della vittoria…” Vieni t’afretta”, “O tutti sorgete”. Giacomo Puccini, Tosca, “E luzevan le stelle”; Manon Lescaut, “Sola, perduta, abandonata”; “Tu, tu, amore tu!” e “Intermezzo”. Francesco Cilea: Adriana Lecouvreur: “L’anima ho stanca” y “Poveri fiori”. Umberto Giordano, Andrea Chenier, “Ecco l’altare” / “Vicino a te”.
Comenzar un concierto con el «Santo di patria» y su prontísima subida al registro agudo, requiere mucha valentía y una gran dosis de seguridad en sí misma –además claro está, de un excelente calentamiento previo-. La soprano madrileña impregnó su interpretación con una notable dosis de heroísmo, casi rayano en la dureza en algún preciso momento. En el más sereno «Da te questo» terminó de asomar la gran belleza de su voz, su impecable técnica y su calidad interpretativa, que habría de mostrar generosamente a lo largo de toda la noche. No obstante se agradecería una matización dinámica más fina en la zona del mezzoforte.
También desde su primera intevención, este en las dos piezas de Il corsaro, se pudo apreciar lo que su actuación iba a ofrecer: un enorme fiato, una voz con más potencia y proyección que riqueza de timbre y una interpretación siempre generosa y valiente. Todo ello, algo lastrado por una excesiva evidencia en los cambios de registro, sus apoyos algo guturales en los agudos y una afinación algo inestable en más de un momento.
En I lombardi y Macbeth mostraron tanta y tan buena compenetración que bien podríamos calificarla de complicidad. Ambos se crecen cuando cantan a dúo de tal forma que el resultado es fruto de una sinergia de potencialización más que la mera suma de ambos componentes. En cualquier caso, siempre se advierte una mayor calidad en Hernández, tanto de voz como de interpretación.
La segunda parte fue la ocasión de crecer en interpretación que no desaprovecharon ambos intérpretes, aunque también de seguir valorando la diferencia de sus características vocales. Generosidad y entrega sin límites, que fue agradecida por el público del Colón y correspondida sobradamente por los cantantes con nada menos que cuatro bises con romanzas y dúos de zarzuela –Por cierto, cantadas por Galasso con pronunciación y estilo mucho más que aceptables-.
Galasso interpretó entre estos, la canción napolitana Tu, can un chiagne, en la que estuvo como pez en el agua. Acabaron con el pasodoble de El gato montés y el dúo «Cállate corazón, duérmete y calla» de Luisa Fernanda que interpretaron brillantemente pese a haberlo anunciado con un «a ver qué tal nos sale».
Borja Mariño acompañó a los cantantes demostrando su gran calidad como maestro repetidor, evocando en muchos momentos desde su piano los sonidos propios de la orquesta. En las dos obras que tocó a solo pudo también lucirse con un precioso sonido fruto de su técnica y una gran musicalidad.
Una pequeña reflexión final, las palmas a compás, ya instaladas como costumbre en cada concierto y representación en esta Programación Lírica, quedan en mero hábito y pierden ese valor calificativo y emocional de lo realmente extraordinario. Tanto como o las prisas de algunos cantantes por dar bises o como la petición de estos por parte del público sin que una interpretación muy fuera de lo común lo demande.
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