Un reportaje de Agustín Achúcarro
Otro talento joven nacido en España consigue alcanzar un logro que hasta hace poco era impensable, como es entrar en la Orquesta de la Academia de la Staatskapelle de Berlín, lo que supone estar a las órdenes de Daniel Barenboim y compartir atriles con los músicos de una orquesta de tanto prestigio en ámbitos como la ópera- es la orquesta de la Staatsoper Unter den Linden- o el sinfonismo. Una orquesta de la que tras pasar por ella la mayoría de sus músicos son reclamados por otras grandes orquestas o permanecen en la propia Staatskapelle.
La historia de la joven violinista vallisoletana Roxana Wisniewska Zabek, bien pudiera representar la de tantos músicos con mucho talento al que acompañan con un trabajo extenuante en pos de conseguir sus metas. «Desde marzo del curso pasado estoy estudiando mi máster en la Hoschschule für Musik Carl María von Weber, en Dresde, bajo la tutela de una grandísima profesora, Natascha Prischepenko, por la que siento un grandísimo cariño por su apoyo para cualquier idea que se me ocurra hacer, así como Daniel Stabrawa (concertino de Berliner Philarmoniker), con quien también puedo contar como maestro, y ambos me animaron a hacer la prueba para acceder como academista en la Staatskapelle de Berlín».
Todo empezó cuando la violinista llegó a Berlín y se dio cuenta de que «necesitaba empezar a moverse» y entendió que «para llegar a una buena orquesta alemana se debe pasar antes por un aprendizaje en alguna buena academia». Las cosas se precipitaron y en pocas semanas la vida de Wisniewska iba a dar un giro importante. «Me preparé en muy poco tiempo para la audición, que fue este 21 de noviembre en Berlín, la cual consistía de dos etapas: En la primera había que tocar uno de los conciertos de Mozart, yo elegí el n.4 y en la segunda ronda un concierto romántico, y yo opté por Sibelius». El giro ha sido tan rápido que la intérprete reconoce no haberlo asimilado del todo. «Una vez que te dicen que has ganado la plaza no sabes cómo reaccionar, es más, aún no he conseguido digerir la noticia, creo que mi familia tampoco, pues supone que te dirija Barenboim y estar al lado de músicos del talento de los de la Staatskapelle».
Roxana Wisniewska Zabek pertenece a una saga de grandes músicos que llegaron a España hace muchos años con la formación de la escuela polaca, de la que ella es heredera. «Empecé mis estudios de violín con mi abuelo Stefan Zabek, cuando tenía 7 años, y desde entonces tuve la gran suerte de poder contar con fabulosos músicos y maestros como él y mi madre Wioletta Zabek (concertino honorífico de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León), con los que trabajé día a día, y desde luego es un punto a favor tener profesores que te guíen desde un principio intensivamente». A lo que hay que unir la figura de su padre Krzysztof Wisniewski, (principal concertino invitado de la Orquesta de Extremadura, que fuera violinista de la OSCyL y de la ONE).
La violinista tras terminar sus estudios en el Conservatorio de Valladolid siguió en Madrid, en el Centro Superior Katarina Gurska con Zohrab Tadevosyan y La escuela Superior Reina Sofía en la que la violinista confirma que «tuvo una gran profesora», Ana Chumachenco. «Con la que no solo progresé con el violín, sino que también me enseñó la importancia de la resistencia psíquica».
Ahora la vida de Wisniewska se ha vuelto algo trepidante. «Probablemente empiece a tocar en Berlín en enero, ya que la incorporación es inmediata, lo cual será bastante complicado porque en las mismas fechas tendré mis exámenes finales de mi primer año de máster en Dresde, en fin, serán muchos viajes de ida y vuelta». Pero nada importa ante el logro obtenido. «El haber conseguido esta plaza supone un gran cambio de vida para mí, un cambio que tengo que realizar en un tiempo récord, mudarme de Dresde a Berlín en este mes y conseguir compaginar mis estudios en Dresde con la academia en Berlín». Además están sus próximos conciertos como solista en España de aquí a junio.«Uno en Badajoz con el concierto de Britten, otro en Malaga con Sibelius y otro en el Auditorio Nacional en Madrid con la sinfonía concertante de Mozart, junto a mi querida compañera violista Cristina Cordero», cuenta con entusiasmo la violín.
Unas bases sólidas para un presente ya realidad que permite augurar una carrera más que prometedora para la violinista.«Respecto a mi futuro cercano lo veo lleno de extraordinarias experiencias en todos los aspectos, seguiré estudiando con Natascha Prischepenko, y creo que en Berlín aprenderé muchísimo de un genial director como Barenboim y compartiendo escenario con estupendos intérpretes de la Staatskapelle. Son tiempos de mucho sacrificio, esfuerzo y trabajo, pero la vida me demostró que todo tiene una recompensa, como este reto hecho realidad, que también habría sido imposible sin el cariño, apoyo y ayuda de toda mi gente».
Foto: Michal Novak
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