Por Albert Ferrer Flamarich
Robert Fuchs: Sinfonía nº 1, Op. 37 in Do mayor, Sinfonía nº 2, Op. 45 en Mi bemol mayor. WDR Sinfonieorchester Köln. Director: Karl-Heinz Steffens. CPO 777 830-2. DDD. 70 minutos.
La explotación del otro sinfonismo, el que no forma parte del repertorio pero es significativo para entender y completar el panorama de la música orquestal del siglo XIX, supone una mina para sellos como CPO, Tudor, Naxos y Hyperion. Uno de los muchos compositores revivificados durante las últimas décadas gracias al disco ha sido Robert Fuchs (1847-1927). Generalmente sólo se lo recuerda como profesor de teoría musical en el Conservatorio de Viena y la consecuente docencia a una amplia pléyade de alumnos destacadísimos llamados a ser un icono como Gustav Mahler, Hugo Wolf, Jean Sibelius, Franz Schmidt o Franz Schreker. Entusiasta y amigo de Brahms en un vínculo recíproco, tras la muerte de éste su obra quedó aparcada por no asumir las innovaciones de la generación de los referidos alumnos, aunque siguió siendo reconocido y elogiado en la Viena finisecular.
Tras la grabación del Concierto para piano y orquesta y la Serenata nº 5, CPO ha comercializado este año las dos primeras sinfonías. Ambas datan de la década de 1880 (1884 y 1887) y siguen el patrón clásico en cuatro movimientos con un encomiable sentido melódico, buena construcción y un considerable interés en el contrapunto sin que ello reste frescura aire fresco y un espíritu galvanizado a sus obras. Ambas gozan de una orquestación transparente, sin abuso de los tutti orquestales ni excesivo refuerzo de los metales. El tratamiento del material disimula a menudo la arquitectura (salvo en los movimientos finales, más previsibles) en un flujo orgánico en el que el oyente avezado reconocerá concomitancias con Brahms, Dvorak, Beethoven, Haydn y Mendelssohn. Nótese, por ejemplo, en el Intermezzo a modo de scherzo de la Sinfonía nº 1 y el mendelssohniano juego rítmico de la cuerda reforzado y alternado con las maderas en el que no faltan sforzandi y crescendi que dan relieve a la página. O en el brahmsiano Grazioso ma molto lento, quasi adagio –como la lectura del propio nombre- y en el haydniano tema principal del último movimiento, cuyo segundo tema remite a Schumann. Por su parte, la Sinfonía nº 2 es más ambiciosa y menos grácil. Busca un estil heroico en su primer y largo movimiento con una fanfarria y dejes eslavos (Smetana, Dvorak), que también remite a la Sinfonía Primavera de Schumann. A destacar el largo Minueto, estilizado y afable, en funciones de scherzo, cuyo trío, iniciado por el timbal, contrasta en tempo y metro con un tema que parece parafrasear el motivo del Scherzo de la Séptima sinfonía de Beethoven. No obstante, Fuchs no es un imitador ni ensamblador, tiene una voz personal, académica pero con atisbos de originalidad aunque con topos muy propios del Romanticismo conservador, cuanto menos, el ortodoxo y aplaudido en su época.
La WDR Sinfonieorchester Köln con Karl-Heinz Steffens responde a los estándares de las orquestas centroeuropeas hiperprofesionalísimas con que habitualmente trabaja el sello alemán: sonido homogéneo y equilibrado entre secciones, vitalidad y fluidez en el discurso, y un idiomatismo y estilo muy adecuados a las obras. Como de costumbre la toma de sonido (junio de 2011) resulta excelente en profundidad y definición. La edición mantiene los parámetros estéticos que caracterizan a CPO y cuenta con unas documentadísimas notas de carpeta. En ellas Eckhardt van den Hoogen traza una amplia crónica vital con incisos de la prensa de la época, aunque el análisis de las sinfonías es menos profundo y técnico de lo habitual.
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