La Voz de Asturias (jueves/21/10/11)
EL CARISMA DE RICCARDO MUTI CONMUEVE AL AUDITORIO DE OVIEDO
Riccardo Muti ha sido el protagonista absoluto del concierto celebrado anoche en el Auditorio Príncipe Felipe. El director italiano, que hoy recoge el Premio Príncipe de las Artes 2011 en el Teatro Campoamor, llenó el Auditorio de Oviedo con su descomunal carisma desde el primer momento que pisó el escenario. Fue curioso el hecho de que, ante la ya tradicional avalancha de medios gráficos que, año tras año, intentan acercarse lo antes posible a los Príncipes de Asturias instantes antes de comenzar el concierto, la mayoría de ellos optasen esta vez por quedarse a medio camino y fotografiar al propio Muti, incluso ante sus evidentes gestos de desaprobación.
Al contrario que otras ediciones, en las que predominó la ampulosidad del repertorio, en esta se ha optado por una obra poco popular y de medios orquestales más austeros: el Réquiem en do menor de Cherubini, un compositor que, para el aficionado medio, es poco más que el autor de la ópera Medea , muy popularizada en su día por la extraordinaria Maria Callas. En lo que a Riccardo Muti se refiere, es evidente que hablamos de uno de los más importantes artistas de la actualidad, un director soberbio, de fuerte personalidad e ideas claras, que además ha llegado a un punto en su carrera en el que puede permitirse el lujo de decidir con total libertad e independencia cómo y con quién trabajar. Y llevado por esta perspectiva llegó a Oviedo con un joven conjunto creado y moldeado a la sombra de su talento, la Orquesta Juvenil Luigi Cherubini, fundada en el 2004 por el propio director y que, junto al Coro de la Fundación, ofreció una notable interpretación del Réquiem .
La orquesta, compuesta por músicos muy jóvenes, se plegó con total naturalidad y aplomo a la versión de Muti, incluso hasta llegar a situarse en un discreto pero atractivo segundo plano, que sirvió de agradable base para que el director centrase todos sus esfuerzos y matices gestuales en el Coro de la Fundación, que cantó a un gran nivel. La velada, que pone punto y final a la XX Semana de Música de Cajastur, volvió a distinguirse como uno de los platos fuertes de la programación musical asturiana. El único aspecto negativo tuvo que ver con las constantes toses y ruidos generados por el público, que incluso obligaron al director a girarse, molesto, hacia la sección de butacas de patio impares, donde prácticamente resultó imposible oír la música a gusto. Además de los galardonados de este año, la velada contó con la presencia de personalidades tan destacadas como Teresa Berganza o el propio director de escena asturiano Emilio Sagi. Tan sólo se echó en falta la participación de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias.
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