Roxana Wisniewska y Joana Carneiro con la Sinfónica de Castilla y León

Roxana Wisniewska y Joana Carneiro con la Sinfónica de Castilla y León

Un reportaje de Agustín Achúcarro

La Orquesta Sinfónica de Castilla y León recibe, dentro del ciclo Primavera correspondiente a su actual temporada, a Roxana Wisniewska, la violinista que vuelve a su ciudad natal para interpretar el Concierto para violín, op. 15 de Britten. «Es increíble, para mí supone una suerte venir a tocar con la orquesta que he escuchado toda la vida, desde mi infancia, y encima tengo la fortuna de hacerlo con mi madre -Wioletta Zabek- que será la concertino». «Estamos las dos juntas en el escenario, muy felices -prosigue la violinista-  y el año pasado tuve la oportunidad de tocar con mi padre -Krzysztof Wisniewski-, que también ocupó el puesto de concertino, con este mismo concierto de Britten y con la Orquesta Sinfónica de Extremadura, así que la familia al completo».

   La violinista se encuentra satisfecha de estar en el Auditorio de Valladolid  y poder tocar, a partir de las 19:30h, los días 29, 30 de abril y 1 de mayo, en la temporada de la Sinfónica de Castilla y León, y ha empezado por disfrutarlo en los ensayos. «Han ido muy bien y me siento muy cómoda al tocar con la orquesta y con la directora Joana Carneiro,  pues es una persona muy agradable y ha sido muy fácil ponerse de acuerdo, ya que intenta facilitar mi trabajo».

   Para la intérprete la composición de Britten es «un concierto muy intenso», lo que hace que tras tocarlo se sienta agotada. «Es una obra muy especial para mí, que se lo dedico a mi abuelo Stefan Zabek-fue violinista de la OSCyL- que falleció hace unos meses  y al final de su vida estuvo escuchando este concierto y terminó adorándolo, así que lo toco por él». Wisniewska considera que se trata de «un concierto que no es fácil de escuchar» y que «en general  se programa poco». «Creo que tiene especial relación con España porque es un réquiem por los caídos en la Guerra civil y un presagio de la Segunda Guerra mundial, en el que se oye mucho la melodía mediterránea». «Para mí –puntualiza Wisniewska-el final es lo más espectacular, la coda es un lamento que empieza con una oración y termina con un grito desgarrador, y eso es lo que más me emociona y más me toca». Una obra hacia la que la intérprete siente un especial cariño. «La interpreté el año pasado por primera vez y la llevo dentro del corazón, por lo que cada vez que lo hago me enamoro más de ella».

   Dada su complejidad expresiva Wisniewska le da un valor especial a la partitura de Britten. «Cuando sales al escenario no sabes lo que va a pasar, por lo que  casi sales rezando, ya que es arriesgada, aunque resulta muy gratificante de tocar». Para la violinista salir al escenario como solista «supone una gran responsabilidad». «Yo intento entenderme con la directora y con los músicos y disfrutar del momento, al tiempo que  conecto con la música y el público».  Roxana Wisniewska pertenece a una joven generación de instrumentistas de gran talento, que une musicalidad y una técnica muy depurada, y su carrera es un fiel reflejo de eso. «Actualmente estoy en la Akademia Karajan de la Filarmónica de Berlín, justo la semana pasada empecé mi primer programa, y me quedan dos años por delante». Aun así Wisniewska no se para y está pensando en nuevos retos. «Quiero realizar pruebas en orquestas, interpretar conciertos de solista, música de cámara, o sea, hacer un poco de todo, y quizá me presente a algún concurso, algo que tengo que pensar». «El futuro es bastante incierto con la Covid 19, y para los jóvenes es complicado, por lo que intento moverme en diferentes ámbitos».

   Junto a la citada obra de Britten la OSCyL dirigida por Joana Carneiro interpretará la Sinfonía nº5 en re menor, op. 47 de Shostakóvich. Carneiro es la actual directora principal de la Orquesta Sinfónica Portuguesa del Teatro San Carlos de Lisboa y directora artística del Estágio Gulbenkian. Una buena noticia el que se cuente con directoras, algo en lo que la OSCyL debe incidir más.

Foto: OSCyL