Un reportaje de Agustín Achúcarro
La Orquesta Sinfónica de Castilla y León por fin tiene vía libre para comenzar su Temporada, en este caso dividida en abonos por las estaciones del año. Una situación que ha cambiado el mismo día de la fecha prevista para el comienzo, pues hasta ese momento las restricciones permitían solamente 25 personas por actuación, con independencia del tamaño de la sala, lo que hacía inviable el inicio de la temporada con público. Las nuevas normas dadas por la Consejería de Sanidad al considerar ésta que existía una mejora en la pandemia de la covid-19 en Valladolid permiten que se inicie el Otoño 2020 de la OSCyL. Formado por seis programas, entre el 24 de septiembre y el 22 de diciembre, con cuatro funciones cada uno. El resto de las actuaciones correspondientes a los abonos siguientes se irán dando a conocer más adelante. Los conciertos estarán repartidos en cuatro turnos, A, B, C y D, y el inicial será los días 24, 25, 28 y 29, respectivamente, en la Sala Sinfónica del Auditorio de Valladolid, a partir de las 20h. La Sinfónica en este inicio del curso 2020-2021 contará con la dirección de Víctor Pablo Pérez y un programa, con la intención de limitar la plantilla, formado por el Concierto para piano y orquesta n.º 11 en re mayor, Hob. XVIII: 11, en el que al piano estará el reputado Iván Martín, y la Sinfonía n.º 1 en re mayor, «Titán» en una adaptación para orquesta de cámara de Iain Farrington.
Antonio Mencía, Responsable de Comunicación de la Fundación Siglo, explica a CODALARIO algunos pormenores de seguridad tomados ante la pandemia de la Covid-19: «Vamos a tener el concierto presencial con público con todas las medidas que pide la Junta de Castilla y León, lo que implica, entre otras cosas, que el aforo será de 390 personas por concierto. Contamos con 1,5m. de separación, pero las butacas tienen 1,22m. y eso hace que tengamos que saltar dos filas, pues no vamos a cortar las sillas, con lo que hay más distancia de la exigida», puntualiza Mencía. Por esto se repite cada programa cuatro veces, explica el responsable de la Fundación Siglo, «pues se pretende dar cabida al máximo público, aun así quedan entradas sueltas a la venta». Entre las medidas dispuestas están las que suelen ser habituales, tales como toma de temperatura, mascarilla obligatoria durante el concierto («si por motivos sanitarios no puede usarse se deberá mostrar un certificado y a esa persona se la ubicará en un entono separado», apunta Mencía), la salida y la entrada se harán ordenadamente desde el vestíbulo, habrá puntos con hidroalcóhol, y el parking estará abierto, pero no se podrá acceder directamente por él al Auditorio. Los conciertos tendrán una duración aproximada de una hora y no habrá intermedio. «Si coincidiendo con el próximo concierto vuelve a haber más restricciones -aclara Mencía- nos plantearemos si se realiza en streaming, (con un directo jueves y viernes) y luego quedaría en diferido a disposición del público en el Canal YouTube de la OSCyL o presencial».
Jokin Urtasun, viola y miembro del Comité Artístico de la OSCyL, revela las inquietudes y deseos de los músicos con respecto a la temporada. «Vivimos esta situación de la covid-19 con preocupación ante el contexto actual, pues no somos ajenos a las noticias de nuestro entorno, y estamos buscando muchas ideas que puedan ayudarnos a mejorar todo esto». Lo que se persigue, según Urtasun, es que «por lo menos proporcionemos la misma utilidad que hemos dado hasta ahora al público», lo que para el viola conlleva «realizar más contenidos on line o, como pasó en julio, volver al formato de pequeñas orquestas por la Comunidad». Para Urtasun es vital «pensar en qué se puede hacer en este impás», aunque confía en que «quedará como un bache tras el que podremos volver todos a nuestro ser». Urtasun cree que se dan las condiciones necesarias para empezar la temporada y que se han tomado las medidas necesarias. «El auditorio es lo suficientemente grande y posee las condiciones arquitectónicas para que sea un lugar seguro, unido al uso permanente de la mascarilla, la distancia entre nosotros, el que cada uno esté separado de los otros, sin compartir partitura, la toma diaria de temperatura, y que la orquesta pasa por sanidad las cuestiones de cada concierto para que sean aprobadas garantizan la fiabilidad».
En cuanto a la orquesta, tras este parón obligado, aunque no han faltado actuaciones al aire libre en verano y grabaciones, Urtasun la encuentra bien. «La respuesta cuando estuvimos confinados fue muy buena. Yo, por ejemplo, hice videos para el Conservatorio Superior de Salamanca, hubo muchas iniciativas, fuera de convenio con tal de hacerlas». El músico acaba de tocar con el Cuarteto Ribera en la Biblioteca de San Nicolás, y nota que «la gente tiene muchas ganas de ir a conciertos». Esta situación halagüeña no le hace perder la perspectiva. «La orquesta necesita un director titular, que es una figura clave, ahora mismo va a salir la convocatoria de gerente, que está vacante también, que igualmente es clave, pues hace tándem con el director a la hora de elaborar un diseño de orquesta a años vista, y falta alguna plaza por cubrir, que ahora esto no es un problema». Urtasun piensa que lo que urge es que «el público se sienta seguro, romper ese posible miedo, y entender que puede volver con tranquilidad e incluso sin perjuicios económicos, pues hay abonos de distintos precios y ofertas». A lo que el miembro del Comité artístico de la OSCyL añade lo siguiente: «desde luego la orquesta debe seguir teniendo el apoyo de las instituciones en cuanto a que es un referente de esta Comunidad, una seña de identidad que no se puede perder con todos esos logros conseguidos durante todos estos años».
Las sensaciones del viola ante el concierto inicial de esta temporada son intensas. «Es algo muy especial, pues la dinámica de tocar cada semana podía hacer que diéramos por hecho muchas cosas y ahora, de repente, hemos visto que no, por lo que ver a los espectadores te emociona muchísimo más, y te hace valorar al público, la sala y todo lo que tenemos».
Marianne ten Voorde desde el arpa, ese instrumento tan maravilloso y particular, que parece estar en un aparte, pero que no deja de notarse cuando suena aportando un color diferente a la orquesta. «Hacía mucho que no tocaba en el auditorio, pues yo durante el verano no actué en los sitios abiertos a los que fueron los ensembles de la orquesta, así que no veía a mis compañeros. No me había visto en esta situación y el regreso ha sido bastante emocionante». Una vuelta que ella considera «bastante feliz». «Aunque nos vemos con mascarillas, a cierta distancia y en petit comité, en la Sinfonía de Mahler el arreglo de Farrington es resultón, suena casi a la sinfonía entera». Yo de repente -prosigue ten Voorde- he cambiado muchísimo, porque no solamente toco la parte de arpa sino otros papeles, lo que me produce una sensación algo extraña ante una música que conozco de arriba a abajo, pero de manera diferente». Una situación que, al tiempo que desea, le hace sentirse algo extraña a la arpista. «Todos estamos a mucha distancia, no se comparte atril, y en la sala han trabajado para condenar las butacas que no van a usarse con largas cintas, que hace que parezca una performance, incluso la mascarilla me quita algo de visibilidad cuando miro hacia las cuerdas, y eso es algo a lo que hay que acostumbrarse, por lo que estudio en casa con mascarilla».
Al preguntar a ten Voorde sobre cómo piensa que será el volver a tomar contacto con el público, tiene sus dudas. «Es algo que no puedo decir, tengo mucha curiosidad por saber qué va a pasar con poco público, esparcido, aunque el aforo permitido esté completo, y todos con mascarilla, no lo sé, por eso digo que estoy expectante por saber qué sensación da».
En cuanto a cómo han vivido los ensayos con Víctor Pablo Pérez, la arpista cree que «los está haciendo muy interesantes» y particulariza en la Sinfonía de Mahler: «Está contándonos muchas cosas sobre el arreglo para orquesta de cámara, lo que cambia sobre la original, sobre cómo lo hizo Mahler, el que haya pasajes de su juventud, así como de un compañero suyo del conservatorio, y creo que él, a pesar de llevar mascarilla, está contento con el resultado». La arpista finaliza incidiendo en cómo será la relación con los espectadores. «Estrenarse con público está por venir y habrá que ver cómo resulta. Lo bueno es que la sala ya está totalmente preparada para el concierto».
Foto: Sinfónica de Castilla y León
Compartir