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Libro: 'Repertorio de vituperios musicales' de N. Slonimsky

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Autor: Aurelio M. Seco
25 de marzo de 2016

VITUPERIOS DIVERTIDOS

Por Aurelio M. Seco
Repertorio de vituperios musicales. Un recorrido venenoso por la música clásica. Nicolas Slonimsky. Taurus. 

   "Siempre negativo, nunca positivo", decía Van Gaal con su acento característico y cara de pocos amigos cuando entrenaba al Barcelona y los periodistas encontraban motivos para meterle el dedo en el ojo. A nadie le gusta que se le critique ni que le digan las “verdades”, quizás porque uno mismo se las sabe todas y prefiere engañarse a conciencia, o inconscientemente, una opción más frecuente. No abunda la crítica negativa. Es menos interesante la que es positiva por norma, pero nuestra sociedad sigue considerándola más correcta políticamente, y la premia. Da miedo a veces el crítico de verdad, el que dice las cosas. Nos pasamos media vida pidiéndolos pero para los demás. La humanidad, un tanto ingenuamente, ha aprendido a sacar partido a lo realizado y encontrarle siempre el lado positivo. No son muchos los estudios que digan qué modulación está mal realizada aquí, que pasaje de tan mal gusto allá, qué mala orquestación ésta o aquélla. Influye la falta de formación musical y la inseguridad. Es un pecado y digno vituperio afirmar que Beethoven no era buen orquestador y que a veces escribía para las trompetas un tanto peculiarmente, por ejemplo. A todo le encontramos algo positivo y, si no lo tiene, lo inventamos.

   Lo negativo no siempre es cierto. Hay exageraciones incomprensibles también, y falta de perspectiva en algunos comentarios, o la insana costumbre de poner mal las cosas para aparentar que se sabe.  A Nicolas Slonimsky, compositor, pianista y director de orquesta estadounidense de origen ruso, se le ha dado bien recopilar frases, opiniones y comentarios negativos sobre obras y compositores. Dardos envenenados, algunos de buen gusto. Repertorio de vituperios musicales. Un recorrido venenoso por la música clásica. Ese es el título que Taurus, la editorial que lo saca al mercado, ha elegido para llamar la atención sobre el ejemplar, un libro bien editado de más de 300 páginas en el que podemos leer que El mar, de Debussy “Es persistentemente feo”, según un artículo leído en The New york Times en 1907, cuyo autor ve en el simbolismo etéreo del francés “los graznidos de un corral”.

   Vituperio viene del latín vituperium, y es, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, "Baldón u oprobio que se dice a alguien" o "Acción o circunstancia que causa afrenta o deshonra". Efectivamente hay verdaderas afrentas en el libro que no creo que ni el crítico más sagaz fuese capaz de insinuar hoy. Mala señal, desde luego, que hubiera más libertad en tiempos pretéritos que en la actualidad. En el Diario de George Templeton Strong, de 1870, el autor se refiere a un concierto de Liszt como “sucio y nauseabundo. Hace pensar en la música orquestal china”, nos comenta. En otro lugar, en la Gazette de Boston se afirma sobre su música orquestal que es “un insulto para el arte”. En Musical Times, medio editado en Londres en mayo de 1930, el nombre de Schoenberg, “por lo que respecta al público británico no significa más que basura”. “Es un fanático del nihilismo y la destrucción”, afirma H. Gerigk en Die Musik del inventor del dodecafonismo. Y W. M. Huymiston nos dice en Musical America que la Cuarta sinfonía de Sibelius no es “ni carne, ni pescado, ni siquiera un modesto arenque”. Divertido, ¿no?

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