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Cuando Bruson dejó KO de un puñetazo a Plácido Domingo

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Autor: Codalario
11 de abril de 2021

   Pongámonos en situación: en la Scala de Milán el gran Carlos Kleiber dirige su ya legendaria versión de Otello de Verdi con Plácido Domingo y Renato Bruson en el reparto y, llegado el momento, decide rechazar a Bruson. La historia la cuenta Leone Magiera en su libro Karajan, retrato inédito de un mito de la música. En su relato, Magiera charla del asunto con Piero Cappucilli, el barítono que sustituiría a Bruson. Capuccilli se lo cuenta así: «¡Pero qué Antikarajan! ¡Es el Anticristo!», explica el gran barítono verdiano a Magiera, refiriéndose a Kleiber. «Después del segundo acto», prosigue su relato, «decidió rechazar a Bruson. Como podrás imaginar, cuando se lo anunció a Badini y Siciliani se quedaron los dos sumidos en el más profundo pesar... Ninguno tenía valor para comunicar a Bruson la decisión del director... Entonces decidieron ir los dos, en comité. Domingo se ofreció generosamente a ayudarles, y los tres fueron en procesión hasta el camerino de Renato.

   Raoul Farolfi, el director de escena, musculoso y forzudo, iba cerrando filas. ¿Y quién te contó todo eso?», pregunta curioso Magiera, «El propio Farolfi. Mientras Siciliani balbuceaba y Bruson le miraba estupefacto, Badini tomo la iniciativa y le comunicó sin paños calientes y con su franqueza habitual la decisión de Keiber. Bruson ni siquiera escuchó a Domingo, que pretendía hablarle del carácter imprevisible e irracional del director. Se precipitó hacia su camerino con la velocidad de un sprinter, dejando atrás al cuarteto. Al llegar llamó a la puerta con todas sus fuerzas y, como no obtuvo respuesta, recurrió a una solución extrema: cogió carrerilla, retrocedió un poco y se lanzó él mismo contra la puerta, echándola abajo... Cuando vio que la puerta se venía abajo y que entraba Renato como una exhalación, Kleiber cazó al vuelo de qué se trataba y giró precipitadamente el interruptor. Entre tanto los otros cuatro habían llegado a donde estaba Bruson.

   Kleiber, para huir de su airado agresor, comenzó a dar vueltas alrededor de la mesa. Bruson le acorralaba, pero estaba un poco cansado por el esfuerzo inicial y no logró atraparle. Además, detrás de Bruson iban, por este orden, Domingo, Badini, Siciliani y Farolfi, este último el más lento y pesado. El grotesco ballet duró unos minutos, hasta que Renato estuvo a la distancia adecuada de Kleiber. Entonces le lanzó un potente directo a la mandíbula. El director demostró una habilidad y una rapidez de reflejos dignas de un auténtico púgil, y se agachó como un rayo. Así que el golpe de Bruson aterrizó en el mentón de Domingo, que cayó al suelo sin un lamento. Y allí quedó, exánime... Enseguida se suspendió el combate. Renato, al ver a Plácido en el suelo y sin conocimiento, sufrió una crisis nerviosa y se puso a llorar desesperadamente. Se sentó en un sillón y parecía estar, él también, privado de los sentidos... ¿Y Domingo?. Fue un KO clarísimo. Se recompuso al cabo de un momento. A Bruson le llevaron a Primeros Auxilios con una crisis histérica y en ese momento Badini me llamó a mí», concluye Capuccili.

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