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CRÍTICA: PINCHAS STEINBERG PONE SU EXPERIENCIA AL SERVICIO DE LA ORQUESTA Y CORO DE RTVE. Por Germán García Tomás

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Autor: Germán García Tomás
25 de abril de 2013
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 LECCIONES DE EXPERIENCIA

Madrid. 19/04/2013. Teatro Monumental. Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE. Plamena Mangova, piano. Pinchas Steinberg, director. Programa: obras de F. Mendelssohn, R. Strauss y J. Brahms.

 

      El director alemán Pinchas Steinberg desplegó una auténtica lección de veteranía musical en el concierto A19 de la temporada de abono al frente de la Sinfónica de RTVE. Abrió el programa la actuación del Coro de RTVE con la interpretación de uno de los salmos menos interpretados de Felix Mendelssohn, el 114 Op. 51. El maestro israelí nacido en Nueva York dirigió con plena devoción la breve pieza del compositor hamburgués que narra en su lengua nativa la salida de Israel de Egipto, a un Coro que demostró nuevamente su gran valía en el repertorio religioso de cualquier época, resultando exultante y victoriosa su recreación en el Halleluja! conclusivo.
      Una obra de juventud de Richard Strauss, la Burleske para piano y orquesta en re menor (escrita en 1886 y estrenada en 1890 en Eisenach), sirvió para que la pianista búlgara Plamena Mangova exhibiera todo su potencial técnico y su fineza a la hora de tocar el instrumento. Una pieza concertante en la que el músico bávaro parece estar seducido por el estilo compositivo de los conciertos pianísticos de Brahms junto a otros pasajes que evocan irremisiblemente a Tchaikovsky. Aun así la obra posee ya el sello personal de su autor: melodía lírica y apasionada en cuerdas y metales y un gran elemento rítmico gracias a la presencia constante de toques de timbal que recorren la composición en diferentes intensidades.
      Mangova mostraba una expresión feliz y risueña mientras hacía surgir el cúmulo de fugaces notas que en ocasiones, cuando cesaba el torrente orquestal straussiano, dejaba como suspendidas en el aire, mediante delicadas pulsaciones. La pianista búlgara ofreció una propina doble completamente diferente en estilo y época: dos contrastadas piezas de esencia caribeña debidas a Alberto Ginastera que el público agradeció especialmente.

 

     Precisamente la música del autor hamburgués en el que se inspira o pretende parodiar la Burleske de Strauss, Johannes Brahms, cerró este concierto: la Sinfonía nº 2 en re mayor Op. 73, conocida en algunos círculos musicales como su "Pastoral", por la placidez y alegría de vivir que destila. Steinberg optó en su lectura personal y de especial brillantez de esta gran obra de repertorio sinfónico por un tempo vivo y animado que culminó en un trepidante cuarto movimiento (Allegro con spirito) con una coda vertiginosa y apoteósica, de quitarse el sombrero ante tanto derroche de frenesí por parte de orquesta y director. Tras el final del concierto, su educación cortés y la distinción de su carácter hicieron que el maestro israelí besara una por una a algunas de las profesoras de la sección de cuerda de la orquesta a la vez que señalaba el trabajo de oboe, flauta o trompa, instrumentos de gran protagonismo y presencia en la sinfonía brahmsiana.
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