Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia. 18/24-V-2017. Teatro Comunale. Dirección musical: Juraj Valčuha. Dirección escénica: Cesare Lievi. Maestro del coro: Andrea Faidutti. Escenografía: Csaba Antal. Vestuario: Marina Luxardo. Iluminación: Luigi Saccomandi. Intérpretes: Ian Storey, Charlotte-Anne Shipley, Mark. S. Doss, Gabriella Sborghi, Chiara Notarnicola, Sandra Pastrana, Paolo Antognetti, John Molloy. Orquesta y Coro del Teatro Comunale de Bolonia.
Peter Grimes, sobre libreto de M. Slater, inspirado en un poema de G. Crabbe, se estrenó en Londres el 7 de junio de 1945. Es el primer gran éxito teatral de Britten y una de las obras del siglo XX más representadas. En la partitura se funden múltiples influencias desde Musorgski hasta Stravinski y Berg, sin olvidar la tradición musical inglesa. Nacida como ópera de cámara, ha sido reestructurada varias veces hasta llegar a una ópera en tres actos y un prólogo con magníficos preludios e intermedios.
La historia se desarrolla en un pueblo marinero que evoca a Aldeburgh, localidad natal tanto de Britten como de Crabbe, y donde la gente chismorrea y aisla sin piedad a quien se aparta de su concepto de normalidad. En este sentido la ópera tiene algo de autobiográfico reflejando su condición de diverso, como sin duda se debía sentir el compositor en aquella época por su homosexualidad. Aunque el tribunal absuelve a Peter de la muerte del grumete, los habitantes del pueblo le consideran un asesino, ideal objeto propiciatorio del odio colectivo. Ellen, la única que intenta ayudarle, no lo consigue porque él vive prisionero de sus sueños, clara metáfora del artista y de su sufrimiento y soledad por la incomprensión.
El montaje que acabamos de ver es una coproducción de los teatros Comunale de Módena, Ferrara y Ravenna, pero el cast es completamente nuevo, así como la batuta de Juraj Valčuha, actualmente director musical principal del Teatro San Carlo de Nápoles y de la Orquesta Sinfónica de la Radio Televisión Italiana RAI hasta 2016. El maestro, verdadera estrella de este espectáculo, obtiene el máximo de la orquesta, apasionadamente volcada en ofrecernos una música que plasma un clima de ambigüedad psicológica muy sugestivo e inquietante, exaltando los rasgos de cada personaje, sus falsedades así como la dulzura de Ellen para llegar a transmitir el odio y la furia de la comunidad cuando decide destruir a Grimes. En especial los timbres instrumentales resaltan la fuerza de los elementos: el mar, siempre presente con su infinita gama de tonalidades. Percibimos el rumor del oleaje, la rersaca, la amenaza de los remolinos, la furia de la tormenta, para apagarse al final con un magnífico pianísimo. El excelente trabajo del maestro recibe una ovación al final de cada intermedio.
El director escénico, Cesare Lievi, también dramaturgo y poeta, conocido por sus interesantes montajes, ha escogido una escenografía que se aparta de la típica reproducción naturalista de una aldea de pescadores, evitando barcas y redes para centrarse en la plaza del pueblo con su iglesia, farmacia y taberna con rótulos luminosos modernos, entrando en ellas en algunos cuadros e intentando trasladarlas a un plano irreal por medio de proyecciones descriptivas de las obsesiones del pueblo y de los sueños y las angustias de Peter. Lograda la evocación de la tormenta, la lluvia y el viento con un telón plástico transparente que se agita al ritmo orquestal con acuosos reflejos. Muy acertado el vestuario de Marina Luxardo que subraya la caracterización de los personajes, entre los que destacamos a Mrs. Sedley, perfectamente encarnada por Kamelia Kader. Dominan los tonos oscuros, excepto la obvia bata del farmacéutico y Grimes que viste un atuendo de pescador de tonos blancos.
Los cantantes, bien dirigidos también dramáticamente, muestran notables dotes de actores. Destaca Charlotte-Anne Shipley con magnífica línea de canto y una voz dulce y clara que dibuja perfectamente la sensible personalidad de Ellen, sus esperanzas y sus desilusiones. El tenor, Ian Storey, muy eficaz dramáticamente en el papel del protagonista, con la ayuda del maestro sabe aprovechar sus capacidades vocales, resaltándolas a veces de manera límpida a pesar de algunas dificultades. El barítono, Mark. S. Doss, gran experto en el rol del Captain Balstrode, suple la aspereza natural de su voz con una eficaz técnica interpretativa. Correctos los demás cantantes. Magnífica la interpretación del coro, tanto vocal como dramáticamente.
Hemos asistido a un espectáculo de alto nivel que el público ha reconocido aplaudiendo y ovacionando al final a todo el equipo y en especial al director musical.
Foto: Rocco Casaluci
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