Su repertorio Verdiano incluye Traviata, Rigoletto, Falstaff... y ahora va a incluir el Oscar de Un ballo in maschera. Es una circunstancia ciertamente simpática que incluya este papel a estas alturas de su trayectoria.
Sí (risas). Es un debut curioso. Tiene su historia. Fue una propuesta de mi agente y de La Scala para conmemorar a mi manera el año Verdi. En un primer momento me pareció una broma. Es un papel para voces jóvenes, brillantes, frescas... Así que finalmente lo he tomado como un compromiso divertido, casi como una ocasión para volver a ser joven (risas).
Mozart permanece en su repertorio. Interpretó Donna Anna el año pasado en Peralada, por ejemplo. ¿También hay mucho de belcanto en Mozart?
Sin duda. Como decía antes, el belcanto no es sólo un repertorio concreto, ligado a una serie de compositores. Es un estilo y se puede extender a prácticamente todos los compositores. Es el caso de Mozart, desde luego, donde se demanda además un sonido limpio, impoluto, una vocalidad sin portamenti, de nuevo con un punto instrumental. Pero hay tantas posibilidades de expresión, tanto color en Mozart...
¿Cuáles son los roles de Mozart que permanecen en su repertorio?
La Donna Anna, sobre todo. Tengo una posibilidad a la vista para debutar la Elettra del Idomeneo. Pero creo que a día de hoy los teatros no piensan en mí cuando preparan el reparto para un Mozart. Me buscan sobre todo para el belcanto, precisamente en el sentido que antes evitábamos, es decir, para cantar Rossini, Bellini y Donizetti, apenas nada más, aparte de Verdi. Los años próximos debutaré varios roles, y la mayor parte, salvo excepciones se ajustan a este planteamiento. Debutaré Luisa Miller, también Mimí en La Bohéme, algo quizá menos esperado en mi caso, en París, en una versión en concierto. Poco a poco voy a ir explorando otros horizontes, aunque creo que mi voz está a día de hoy muy bien en el repertorio que compone mi agenda estos últimos años, al margen de que la voz ha cambiado, por supuesto.
¿Cómo ha cambiado su voz?
Del mismo modo que cambia nuestro cuerpo con el paso de los años. Se ha convertido en un instrumento algo menos ligero, con un sonido más generoso, menos dado quizá al virtuosismo de mis primeros años. Pero todo tiene sus pros y sus contras y es cuestión de sacar partido a esas facultades en cada momento.
¿Cuáles son esos nuevos horizontes de repertorio a los que aludía? ¿Algún otro Verdi?
Sí, un repertorio más lírico que ligero, podríamos decir, pero con mucha cautela y sin pretensión alguna. Mimí, como decía, Luisa Miller, etc. He tenido propuestas para hacer la Desdemona del Otello verdiano, pero prefiero evitarlo por momento. Encuentro más confianza en el repertorio belcantista, que siento como mío, mientras que caminando hacia un repertorio más lírico habría de vérmelas con sopranos que tienen verdaderamente unos medios, por naturaleza, más dotados para esos papeles, por mucho que por técnica pudiera yo sacarlos adelante. No tengo interés o ambición en una trayectoria así. Prefiero seguir haciendo bien lo que creo que hago bien.
¿Y algún papel que le gustaría debutar pero que nadie le ha propuesto todavía?
He tenido la suerte de hacer prácticamente todo lo que me ha interesado. Sí me gustaría mucho retomar algunos papeles que hace años que no canto, como la Manon de Massenet, o la Ophélie de Hamlet, que hay planes para volver a hacer en dos o tres años. También Maria Stuarda, que he podido hacer en un par de ocasiones, es un repertorio que querría retomar, porque da mucho juego en la imbricación entre teatralidad y canto puro, belcantista.
¿Cuándo regresa a España, además de La Sonnambula del Liceo?
También haré Traviata en el Liceo, en la siguiente temporada, la 14/15. Y hay planes para regresar a Bilbao en 2015, pero todavía no puedo comentar nada concreto al respecto.
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