Muchos de los más talentosos jóvenes directores de orquesta del mundo se peleaban por entrar en sus clases de la Juilliard School de Nueva York, aunque muy pocos lo conseguían. Las pruebas inciales diseñadas por Otto-Werner Mueller para realizar una criba entre ellos eran tan duras que incluso corría el riesgo de equivocarse. Directores como Alan Gilbert, Paavo Järvi, Rossen Milanov -actual titular de la Sinfónica del Principado de Asturias- el español Óliver Díaz o el peruano Miguel Harth-Bedoya, con quien CODALARIO habló de Werner Mueller hace tan sólo unos días, padecieron de alguna u otra forma los rigores de este gran maestro de la dirección orquestal que falleció el pasado 25 de febrero en Charlotte, Carolina del Norte, a causa del Parkinson que padecía, según explicó su esposa, Virginia Allen a Philadelphia PA.
Otto-Werner Mueller impartió docencia en el Curtis Institute of Music de Filadelfia, Yale y la Juilliard School de Nueva York. Él mismo estudio con Igor Markevitch en México. Fue director de la Victoria Symphony Orchestra. A pesar de que su categoría como director era excepcional, no se puede decir que haya realizado una gran carrera internacional, siendo más conocido por su faceta pedagógica que por su trabajo de dirección musical al frente de grandes conjuntos sinfónicos. Otto-Werner Mueller pasará a la historia como uno de los más importantes y exigentes maestros de la dirección orquestal del siglo XX.
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