Por José Amador Morales
Sevilla. Teatro de la Maestranza. 29-XI-2018. Gustav Mahler: Sinfonía nº7 en mi menor, transcripción de Alfredo Casella para dos pianos. Oscar Martín y Pedro Halffter, pianos.
Una insólita e interesantísima programación de la transcripción para dos pianos que Alfredo Casella (1883-1946) hiciera de la Sinfonía nº7 de Mahler y publicara en 1910, apenas dos años después del estreno en Praga de la misma (y cinco desde su creación) con la aquiescencia del compositor austríaco, ha sido programada por el sevillano Teatro de la Maestranza dentro del ciclo «Música degenerada» dentro del cual hemos ya comentado alguna que otra cita y que culmina con la puesta en escena de las óperas Der Diktator de Ernst Krenek y Der kaiser von Atlantis del malogrado Viktor Ullmann en el coliseo sevillano. Aunque Gustav Mahler no sufrió en carne propia la persecución nazi, sí fue señalado por su condición de judío y, desde luego, debido a ello su obra fue catalogada como «Entartete Musik».
La fantástica adaptación de Alfredo Casella, justamente aplaudida por el propio Mahler, consigue focalizar los ejes temáticos y ambientales de la obra en una suerte de musical frasco de las esencias. En este sentido, por citar un ejemplo significativo, resulta sumamente interesante apreciar aquí las referencias a La viuda alegre de Lehar o Los maestros cantores de Nurenberg de Wagner así como las parodias de valses y polcas contenidas en el último movimiento, aún más perceptibles en este trabajo del pianista, director y compositor turinés. En este formato la obra de Mahler, pese a su simetría estructural intrínseca, parece progresar de forma más lineal hacia el clímax del Rondo-Finale; progresión que también, subjetivamente, desarrolla el oyente al desasirse del recuerdo del tejido tímbrico orquestal de la obra original de Mahler, por otra parte tan apabullante como consustancial a la misma.
A nivel interpretativo, Óscar Martín y Pedro Halffter fueron los encargados de acometer esta monumental obra (la de Mahler y por extensión la traducción de Casella), ofreciendo una versión contundente en la que mostraron una indiscutible química. Algo que, por el contrario, no ocultó sendas personalidades artísticas evidentes incluso a nivel gestual y postural; antes al contrario, las proyectó. Así, la parte más idiomática, pianística, tuvo en el pianista sevillano un eficaz y brillante intérprete. Por su parte, el músico madrileño lideraba el soporte armónico y la interpretación más «orquestal» desde el instrumento, ayudándose a menudo con la mano derecha para dirigir..
Como sorpresivo cierre, pues seguramente nadie lo esperaba tras una obra de este calibre, Halffter se dirigió a los presentes para presentar una emotiva versión a cuatro manos de la Passacaglia y fuga BWV 582 de Bach. Lo hizo con un hilo de voz y numerosas interrupciones, visiblemente conmovido: era la pieza que tenía su madre en el piano tras su reciente fallecimiento. Un cierre inolvidable y una honesta despedida –la de Halffter– como director artístico del Teatro de la Maestranza tras catorce años en un cargo cuyo contrato finalizaba al día siguiente de este concierto.
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