MIGUEL ROMEA, director de orquesta: "LA ORQUESTA SINFÓNICA VERUM CUBRE UN HUECO SINFÓNICO EN CASTILLA LA MANCHA"

Muy vinculado a la Orquesta de Extremadura, el director de orquesta español Miguel Romea es el titular de la Orquesta Sinfónica Verum, joven conjunto nacido de una iniciativa privada que, desde su creación en 2007 por Bodegas y Viñedos Verum, llena un hueco en el contexto musical de Castilla la Mancha dentro del terreno de la música sinfónica.

- ¿Qué tipo de orquesta es la Sinfónica Verum?
- Es una orquesta privada que depende de Bodegas y Viñedos Verum, una empresa que está afincada en Tomelloso. Su principal impulsor es Juan Antonio López Montero, dueño de las bodegas y una persona que no está relacionada con el mundo de la música clásica. Desde su fundación, la orquesta tenía una trayectoria muy comarcal y, en el 2009, se pusieron en contacto conmigo para cambiar el planteamiento de la orquesta. La idea era hacer un conjunto de un buen nivel artístico.

- ¿Cómo es su funcionamiento?
- Funcionamos como la Orquesta de Cadaqués, salvando las distancias. Nos reunimos cada dos meses, preparamos un programa y hacemos una gira de tres o cuatro conciertos. Por ahora queremos ocupar el espacio que hay en Castilla la Mancha en lo que se refiere a gran sinfonismo. Hacemos un repertorio de gran orquesta. Somos casi 90 músicos.  Hasta el momento hemos interpretado música de compositores como Tchaikovsky, Brahms o Berlioz, lo que da una idea de la ambición del proyecto artístico. Dado que en Castilla la Mancha no hay una orquesta que desarrolle un trabajo de manera estable, ni que abarque este repertorio, nosotros estamos llenando este hueco.

- ¿Cómo es el perfil de los músicos?
- Son músicos que en la actualidad se encuentran en paro. Intentamos que la mayoría de ellos sean a de la zona, porque en Castilla la Mancha hay jóvenes músicos que han estudiado en los mejores conservatorios y que, por desgracia, no encuentran salida para su talento. Intentamos combinar este perfil con el de músicos más experimentados. En cualquier caso, desarrollamos un trabajo sincero y profundo. Muchos de ellos han vuelto a España después de haber estudiado en Europa, o haber tocado con conjuntos de gran prestigio. La idea es la de aglutinar a toda una generación de músicos españoles con ilusión.

- ¿Cuál es su sede?
- Está en Tomelloso. El Ayuntamiento nos ha cedido el Teatro de Tomelloso, que  tiene unas instalaciones estupendas. Nuestras giras de conciertos siempre empiezan o acaban allí. A nivel gestor, en la orquesta trabajan cinco personas. Hasta ahora había venido ejerciendo el trabajo de gerente Mirian Ferré, una mujer de gran preparación que ha realizado un trabajo formidable hasta la fecha. Entró en la orquesta conmigo y ha conseguido grandes cosas, entre ellas, dotar al conjunto de una mayor profesionalidad. Al igual que yo, también tiene una doble vertiente profesional, como gerente y clarinetista. Esta es la razón que le llevó a dejar el puesto. Desde su marcha lo ocupa Víctor Gil Serafini, un profesional muy preparado en el que hemos depositado toda nuestra confianza.

- ¿Qué proyectos tiene la orquesta?
- Aunque la situación es mala, nuestra intención es que podamos mantener nuestro plan de trabajo con la misma regularidad y poder salir a tocar a otras comunidades. Somos una orquesta muy flexible y el resultado musical está siendo francamente bueno, lo que no debe sorprender a nadie, dada la calidad profesional de nuestros músicos. El año pasado participamos en el Festival de Ópera de Valladolid, donde la orquesta hizo una zarzuela. En el futuro tenemos la intención de invitar a otros directores. Hasta finalizar el año tenemos tres proyectos, siempre tocando obras de gran repertorio sinfónico, e incluso apoyaremos el trabajo de compositores de Tomelloso. Queremos dar cabida a compositores españoles, sobre todo de Castilla la Mancha.

- ¿Ha habido algún contacto para hacer de la Sinfónica Verum la orquesta de Castilla la Mancha?
- Se han realizado contactos pero es muy difícil. La situación económica que vive Castilla la Mancha lo hace inviable. No obstante, creemos que somos una orquesta que tenemos nuestro sitio. No necesitamos tanto del dinero como que nos programen en auditorios. De momento, nuestra proyección es muy buena y debemos seguir por ese camino. Mi ilusión sería conseguir que esta orquesta fuera lo suficientemente estable que permitiese a mis músicos pagar la hipoteca.

- ¿Cómo llegó al mundo de la dirección de orquesta?
- Es algo que me interesó desde siempre. Quería descubrir el mundo de la dirección por mi cuenta. Ha supuesto un reto personal en el que sigo inmerso porque, cuando no trabajas con nadie, todo depende de ti, de tu disciplina y aptitud. En realidad, nunca había pensado en dedicarme a la dirección orquestal de manera profesional. Quería ser clarinetista, pero dada la cantidad de trabajo que he invertido, casi sin quererlo me han ido llegando oportunidades desde que tenía 20 años. Dirigir se ha convertido en otra vertiente profesional. He desarrollado una carrera sin prisas, lo que me ha permitido elegir cuidadosamente el repertorio y cada paso que doy como director. Alguien que sólo fuera director no podría tener tanta libertad para elegir. Me considero un privilegiado. Como clarinetista, mi trabajo en la Banda Municipal de Madrid me ha permitido ver de cerca la manera de trabajar de Enrique García Asensio. Ha sido importante, porque es un director que ya te da una referencia de cómo hacer ciertas cosas. Lo cierto es que he aprendido de todos los directores que me han dirigido, tanto en la Orquesta de Extremadura como en la de RTVE, en la Orquesta de Córdoba o la de Palma de Mallorca. Sobre el podio, me han impresionado especialmente Jesús López Cobos o Sergiu Commissiona.

- ¿Hábleme de su relación con la Orquesta de Extremadura?
- Es una orquesta que he dirigido en multitud de ocasiones y a la que he estado muy unido desde sus comienzos, puesto que fui el clarimete solista dursnte sus primeros años. Actualmente soy su principal director invitado. En enero de este año, cuando se dio comienzo al proceso de selección del nuevo director de la orquesta, presenté un proyecto de viabilidad que se aceptó, porque permitía que la entidad pudiera devolver el dinero de la deuda que había. De hecho, confeccioné  la programación de enero a julio, hasta que llegó Álvaro Albiach. La elección de Álvaro es una magnífica noticia para la institución, porque es una persona sobre la que se puede construir el proyecto para los próximos años. Va a traer ilusión y consistencia musical. Todos queremos que haya tranquilidad laboral y que no haya más sustos, porque la orquesta no se los merece. Los músicos y el público están muy ilusionados  por esta nueva etapa. Era impresionante ver su compromiso en los ensayos y sus ganas de profundizar. Lo único que me preocupa es la Orquesta Joven de Extremadura, de la que soy titular desde que se fundó y que, en la actualidad, está en una situación muy vulnerable. 

- ¿Cuántos conciertos realizan anualmente?
- Tenemos cuatro encuentros al año pero la situación económica actual nos obliga a realizar sólo uno, lo que rompería el plan pedagógico de la institución. Estamos luchando para intentar arreglar la situación. La Orquesta Joven de Extremadura es la gran desconocida de la región siendo la joya de la corona. Más de la mitad de nuestros chicos están tocando en grandes orquestas europeas. Desde la entidad, nos hemos dedicado a potenciarles y ayudarles en la medida de nuestras posibilidades. Ojalá puedan volver algún día a la Orquesta de Extremadura. Por desgracia, hoy en España no hay ni una sola plaza para que nuestros jóvenes puedan trabajar. Esto es lo que me quita el sueño. Qué puedo hacer. Creo que, proyectos como la Sinfónica Verum, ayudan a mejorar las cosas. Hay que cuidar a esta generación de músicos, que es excepcional. Como están las cosas, me preocupa que el año que viene podamos tener otra.