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Crítica: La Sinfónica del Vallés inaugura temporada bajo la dirección de Pedro Alcalde

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Autor: Albert Ferrer Flamarich
22 de septiembre de 2016
Foto de Juanma Peláez

 CARTA DE BIENVENIDA

   Por Albert Ferrer Flamarich
Obras de Prokófiev y Ravel. Orquesta Sinfónica del Vallés. Pedro Alcalde, director. Palau de la Música Catalana. 17-9-16.

   Las iniciativas de la Simfònica del Vallès a menudo acercan la formación a proyectos cada vez más divergentes del formato tradicional de concierto. Y, en consecuencia, más enriquecedores en una progresión que en la última década ha presentado unos ejes de innovación y calidad no siempre alabados suficientemente por la prensa generalista. Al tiempo ha captado y fidelizado público. Precisamente la convocatoria inaugural de la nueva temporada en el Palau de la Música Catalana, con un lleno casi absoluto y mucho -muchísimo- público infantil, volvía a conjugar directrices de multimodalidad llena de recursos ya vistos como tocar de pie, cambios de iluminación,… sentando unos precedentes que serán imitados (o deberían de serlo) por otras formaciones autóctonas y estatales.

   La propuesta partía del conocido cuento Pedro y el lobo, lleno de valores educativos, musicado por Prokófiev a partir de un hilo narrativo y una adaptación en danza hip-hop de los Brodas Bros en cooperación con SonarKids. La coreografía, sorprendente y muy ingeniosa captaba la rítmica y motricidad de las partituras (también con selección previa de Ma mère l’Oye de Ravel y Marcha en Si bemol Op. 99 de Prokófiev) y versaba unos bailes estilizados, con una elegancia alejada de la displicencia urbana más transgresora en un gran trabajo de equipo, con algunos gags y puntos de hibridación como la danza de los cazadores mostrando el arte como forma abierta. Sobresalió Lluc Fruitós en la doble faceta de narrador y Abuelo, la gran actuación de Marc Garrido como Lobo –con saltos mortales atrás incluidos- y Pedro Alcalde que disfrutaba dirigiendo a una OSV tan entregada y que emocionada como el público.

   Sin duda vale la pena dejarse sorprender por la Simfònica del Vallès que, en más de una ocasión, convierte los conciertos en algo muy vivo, con talante de fiesta cultural como en este intenso programa, proporcionado a la atención de adultos y niños y acertadísimo como presentación de la nueva temporada. Una temporada que sobre el papel es la mejor y más completa de los últimos diez años tanto por la variedad y calidad del repertorio como por los solistas. Por eso es doblemente lastimoso que una propuesta como la del sábado no se ofrezca de gira por las capitales catalanas y otras grandes ciudades: la Conselleria de Cultura de la Generalitat debería abordar un plan estratégico sobre música a la altura del país que desde hace un lustro dice con insistencia querer construir.

Foto de Juanma Peláez
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