Un reportaje de Agustín Achúcarro
“Parte de la música que he elegido es muy importante para mí porque forma parte de mi vida, ya que cuando decidí que quería ser músico el ‘Preludio y muerte de amor’ de Tristán e Isolda de Wagner y ‘El mar’ de Debussy fueron dos obras que interpreté en una orquesta de jóvenes, y hay algo fantástico, diferente en esas partituras, que hace que posean voz propia dentro de la música”, reseña Andrew Gourlay, director de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, ante el primer concierto de la Temporada 2016-2017, los días 6 y 7 de este mes, en el Auditorio de Valladolid.
También supone para él iniciar su primera temporada completa como titular de la OSCyL, coincidiendo con el veinticinco aniversario de la formación. Una ocasión en la que el director no quería que faltase una partitura de Ravel. “Escoger su ‘Concierto para la mano izquierda’ suponía para mí el poder colaborar con Jean-Efflam Bavouzet, un pianista con el que trabajo muy bien, de hecho ambos hemos interpretado ya juntos el ‘Concierto en sol mayor’ del compositor francés”. Experiencias que le han hecho deducir a Gourlay que el pianista es de esos artistas que “entienden y dan sentido a cada nota de la partitura, considerada en su totalidad”, y que “es el mejor para interpretar a Ravel”. Tampoco quería dejar pasar lo importante que es la música actual. “Hago colaboraciones con otras músicas. Hace dos semanas actúe con Björk, y esto es música de ahora, en la que la relación con el público es muy diferente, algo que podría y debería ser igual en la música clásica, pues hay que conseguir que aquello que hacemos esté conectado con nuestra época”, defiende. Así que en lo concerniente a este apartado se incluye ‘Flourish with Fireworks’ de Oliver Knussen y el estreno de ‘Nunca solo…{Juego mudo}…solo nunca’ de Román González Escalera, un encargo de la OSCyL, fruto de un concurso. “La obra de Knussen, aunque no sea muy significativa la veo que para disfrutar es formidable, y yo la he tocado (Gourlay es trombonista) con el propio compositor dirigiendo, mientras que la partitura ganadora del concurso tiene influencias de compositores como Stravinski y Ligeti, y a mí me llama la atención porque se trata de la creación de un compositor en el comienzo de su carrera, muy joven, especial, en la que se nota que éste posee técnica y mucha confianza, a pesar de que ha tenido que componerla en tan solo unos nueve meses”. El hecho de que sea un concierto con cinco obras muy diversas no le preocupa, aunque es consciente de “lo complicado que es mezclar estilos tan diferentes”, máxime cuando se incluye una obra como la de Debussy. “Me gusta la mezcla y con este programa el contraste funciona bien, no es caótico, de hecho en mayo emplearé la misma fórmula, aunque en esa ocasión sí existe alguna conexión entre los compositores”, argumenta.
Los días de preparación del concierto han sido para el director un refrendo de su positiva relación con la OSCyL. “Me satisface ensayar con ellos porque frente a otras orquestas que tienen una actitud negativa en los ensayos, aquí se preocupan por hacer aquello que es mejor para la música, y sabes que si necesitas más tiempo para trabajar no hay problemas, y ése es el secreto para que podamos mejorar”, asevera con satisfacción el director.
El titular de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León insiste en dejar clara su intención a la hora de confeccionar los programas. “Entiendo que hay obras en mi primera temporada que la orquesta no conoce bien y probablemente le ocurra igual a cierta parte de la audiencia, pero espero que después de interpretarlas formen parte de ellos, que sientan que conocen algo nuevo”.”Aunque lo más importante-continúa Gourlay- es que esta temporada sea la base de la siguiente, ya que no se trata de hacer una y después otra, de forma aislada, sino relacionarlas y que eso nos permita avanzar, para que todos sintamos que es algo que nos conduce hacia el futuro”.
En este concierto existe la posibilidad de adquirir localidades para estar ubicados entre los instrumentistas de la OSCyL
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