Por Agustín Achúcarro
25 Aniversario d ela Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Edita la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León
La Orquesta Sinfónica de Castilla y León acaba de editar un libro con motivo de su 25 aniversario. Se plantea más que un recorrido pormenorizado por la historia de la OSCyL recoger ciertas impresiones sobre el desarrollo y la labor que viene haciendo la orquesta desde diferentes puntos de vista, y para ello se ha dividido el libro en cuatro apartados como si fueran los movimientos de una sinfonía. Posee una cuidada edición y una magníficas fotografías, en su mayor parte realizadas por el fotógrafo Nacho Carretero. El primero, tras el preceptivo artículo del Presidente de la Junta de Castilla y León, se inicia con la opinión del Director emérito Jesús López Cobos, quien comienza con una reflexión en la que al tiempo que considera que 25 años no son muchos para una institución cultural, afirma entre exclamaciones que han sido muy fructíferos.
El libro continua con un artículo del actual director Andrew Gourlay, quien después de ironizar con su lugar de nacimiento, que ve como un capricho del azar, en virtud del cual le consideran jamaicano, ruso o británico. Gourlay reconoce la importancia de la labor que debe acometer con la OSCyL, del mismo modo que en su artículo se percibe que es sabedor de la empresa que tiene que llevar a cabo y que existen muchas expectativas puestas en su proyecto. El director titular establece un paralelismo entre las vides y la orquesta, lo que le lleva a decir que cuando esté bien enraizada dará sus frutos, y su convicción parece tan fuerte que llega a afirmar que la OSCyL tiene potencial suficiente para ser una de las grandes.
De los anteriores, a excepción del primer director titular de la OSCyL Max Bragado Darman, figuran sendos artículos de Alejandro Posada y Lionel Bringuier. El primero, que fue titular desde 2002 a 2008, subraya que tuvo la suerte de vivir la adolescencia de la orquesta, lo que supuso enfrentarse a nuevos repertorios y proyectos; el segundo, que estuvo en el puesto de 2009 a 2012, recuerda que la OSCyL fue la primera en confiar en él como director. Termina este primer tiempo con una semblanza de lo que han sido estos 25 años de la OSCyL, de sus diferentes etapas, a cargo de Fernando Herrero, crítico musical y participe en la labor de buscar el marco jurídico para la OSCyL, en su calidad de letrado de la Junta de Castilla y León. Herrero recuerda aquel 12 de septiembre de 1991 en el que la OSCyL comenzó su andadura con un programa formado por la Obertura Leonora III de Beethoven, el Concierto para dos pianos de Mozart, con Miguel Frechilla y Pedro Zuloaga como solistas, y la Sinfonía Nº2 de Tchaikovski, bajo la dirección de Max Bragado. Tras aludir a las diferentes etapas de la orquesta, que vincula con sus gerentes, (Carlos Rubio, Joan Oller, Valentina Granados, Enrique Rojas, Félix Alcaraz, de los que no se incluye ningún artículo, y el actual Director técnico Jordi Gimeno), finaliza con una brevísima lista de los que a su parecer han sido las más relevantes actuaciones de la OSCyL.
El segundo movimiento cuenta con un artículo del actual director técnico de la OSCyL, Jordi Gimeno, en el que explica, se pregunta y responde sobre lo que debe ser una orquesta. Le sigue el archivero, que se vuelca sobre la importancia del trabajo que desempeña y cuenta en qué consiste. La responsable del Área socioeducativa del Centro Cultural Miguel Delibes resume la importante actividad que llevan a cabo y explica los diferentes frentes que tienen abiertos. Se hace referencia, entre otros, a los conciertos didácticos para escolares, los conciertos para bebés, el ciclo de conciertos En Familia, Cantania, (una cantata preparada específicamente para ser interpretada por niños), el proyecto orquestal y coral “In crescendo”, (que supone la participación de escolares, atendiendo a criterios de exclusión social, dirigidos por profesores de la OSCyL), los Talleres interactivos, (que permiten el acceso a la música a personas con alguna discapacidad), o la Música accesible, (dirigido a aquellas personas con escasa o nula movilidad, en colaboración con centros sanitarios o dedicados a ancianos).
El tercer movimiento incluye comentarios de personas que viven la orquesta desde fuera de manera muy activa. Se recurre aquí a dos críticos musicales, una musicóloga y una periodista, que ofrecen una mirada personal de la OSCyL y sus circunstancias desde la perspectiva del trabajo que realizan.
El cuarto movimiento, “Libro de visitas”, es un reconocimiento al público, mediante saludos y felicitaciones autógrafas de diferentes personas, asistentes a los conciertos. El final incluye “Ilustres visitas” en las que se encuentran las firmas y agradecimientos de directores e intérpretes con motivo de su paso por la OSCyL, como Krzysztof Penderecki, Ángela Gheorghiu, Ainhoa Arteta, Cristóbal Halffter, Daniella Barcellona, Gianandrea Noseda, Jesús López Cobos, Juan Diego Flórez, Josep Pons, Leo Nucci, Maria João Pires, Pedro Zuloaga, Semyon Bychkov, Vasily Petrenko o un Daniel Baremboim muy gratamente sorprendido por la calidad de la sala y la orquesta.
A modo de coda se encuentra un índice de directores, empezando por los titulares y los invitados, y solistas que han pasado por la OSCyL, entre los que se encuentran algunos instrumentistas de la orquesta, que han formado o forman parte de ella, y artistas de otras disciplinas. No figura un listado de los músicos de la OSCyL, ni del equipo técnico.
Por último se incluye un cd que recoge la grabación que se hizo en el Auditorio de Valladolid los días 22 y 23 de octubre, en la Temporada 2015-2016, de los Conciertos para piano y orquesta de Beethoven, con la OSCyL, el pianista Javier Perianes y el director Jesús López Cobos.
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