Por Mario Guada
El pasado 24 de junio se fallaban los galardones en la II Edición de los Premios GEMA, a la creatividad y la innovación en la música antigua, que entrega por segundo año consecutivo la Asociación de Grupos Españoles de Música Antigua. En una gala con un balance final realmente positivo se fueron entregando las diversas categorías de los premios, hasta un total de doce, que se supone cubren un amplio espectro en los diversos ámbitos del sector de la llamada música antigua. Comenzaba la velada con la entrega del Premio de Honor 2015, que recayó en la figura de Jaap Schröder, el gran violinista histórico holandés, probablemente la última de las grandes figuras entre los pioneros del historicismo que permanece con vida. Un premio sobradamente merecido ante el que sobran las palabras, pues el hecho de que una gala de este tipo se celebre en España un 2016 es precisamente gracias a figuras como la suya, de la cual, quieran o no, beben los intérpretes actuales, así como lo hicieron sus maestros y los maestros de sus maestros. No se me ocurre, sinceramente, nadie más merecedor de un premio como este, por más que el no tratarse de un intérprete español levantara ciertas suspicacias entre algunos de los socios.
La gala fue conducida por la conocida presentadora Marta Fernández, quien sin duda aportó su saber estar y presencia para darle una fluidez que sin duda no se logra si no se es un profesional de lo suyo. La sala de cámara del Auditorio Nacional de Música aportó la prestancia que estos premios van necesitando, al menos con el interés que la asociación presenta por convertirlos en un referente nacional y una plataforma para el sector. Antonio Moral, director del CNDM y actual cabeza visible del Auditorio Nacional, dio la bienvenida a los asistentes con un discurso en el que se empeñó en dar la bienvenida y regocijarse de la presencia de los barrocos, como si aquellos premios no incluyesen también a la música medieval, renacentista, clasicista y casi hasta romántica. Como bien defendieron algunos de los premiados en sus breves discursos, intentemos mirar más allá del comercial Barroco si queremos construir un sector fuerte de verdad. Los repertorios menores necesitan más que nunca del apoyo de las instituciones y demás agentes involucrados en ello.
Sobre los premiados cabrían multitud de consideraciones. Mi opinión personal queda al margen, esté más o menos de acuerdo con algunos de los galardones, pero sí me van a permitir que me alegre especialmente por algunos de ellos. Y es que me alegro sobremanera de que el Festival de Música Antigua de Daroca se alzara con el premio al Festival 2015, por ejemplo, pues es otro caso de lucha de pioneros por conseguir establecer algo que se ha convertido, con el paso del tiempo, en enorme, un festival por cuyo curso han pasado alguna vez la mayoría de los allí presentes. Sin duda, José Luis González es un ejemplo para todos, y por ello fue un gran momento verle subido en el escenario. Tengo que alegrarme mucho también por Raúl Angulo, pero no solo, sino por Ars Hispana, que es también Antoni Pons, pues si hay en este momento investigadores que estén haciendo mucho, muchísimo por redescubrir el patrimonio musical español son estos dos tenaces y talentosos apasionados de su trabajo. Sinceramente, ya era hora de que se valorase en su justa medida su gran trabajo, realizado en condiciones penosas, al amparo sin duda de la falta de apoyo institucional y de las continuas zancadillas que algunos de los supuestos grandes de la musicología de este país están empeñados en provocar, sencillamente ante la envidia que provocan estos dos investigadores. Me alegro mucho también por ver a Dolce Rima subidas al escenario, pues aún recuerdo lo gratamente sorprendido que me quedé cuando me enviaron aquel primer y breve disco hace algún tiempo, dedicado a los vihuelistas. Ser jóvenes, con un conjunto de su formato y dedicarse a los repertorios que se dedican es todo un logro en la España actual, por ello que se haya premiado su valentía y talento es algo más que merecido. Me alegro también por Los Afectos Diversos, el conjunto de polifonía que tiene a Nacho Rodríguez al frente, que personalmente me parece uno de los conjuntos más interesantes surgidos en los últimos años, aunando calidad y estudio a partes iguales, empeñados en desentrañar a algunos de los grandes maestros españoles olvidados. Del resto de premiados cabe decir poco, pues se trata ya de profesionales realmente establecidos en el panorama desde hace varios años, como La Ritirata, Eloqventia, Accademia del Piacere, Alicia Lázaro o Lina Tur Bonet. La lista completa de premiados está accesible en el siguiente enlace.
Fueron casi dos horas de gala de bella factura, como lo fue el breve concierto de homenaje que nos regalaron a los allí presentes el propio Schröder junto a dos de sus alumnos, Emilio Moreno e Isabel Serrano, con el apoyo de Alberto Martínez. Un momento emotivo, del que sin duda quedará el agradecido y sincero aplauso brindado al músico holandés por un público puesto en pie durante varios minutos. Desde luego, GEMA lo está haciendo bien, como demuestra su interés por ampliar sus miras –próximamente se anuncia una feria internacional del sector, a realizar en Murcia–. La idea de los premios, si bien es notable, no termina de convencer en su formato actual. Creo que sería deseable que se plantearan algunos cambios, pues el tratarse de premios de los socios dado a los propios socios, si bien tiene el valor del reconocimiento entre los propios artistas, quizá pierde objetividad y conocimiento, pues entiendo que para los propios artistas seguir y valorar todo el trabajo realizado durante toda una temporada por un conjunto dedicado, en muchas ocasiones, a un repertorio totalmente ajeno al suyo, resulta algo más que complejo y casi hasta utópico. Quizá el establecimiento de un jurado profesional, externo y absolutamente objetivo, daría mayor proyección a unos premios, que sin embargo, van con paso firme hacia su consolidación. Desde luego, para mucho estos son una excusa para celebrar el día de la música antigua española, y como tal hay que tomárselo. Desde ese prisma, el objetivo está cumplido.
Fotografía: GEMA
Compartir
Aviso: el comentario no será publicado hasta que no sea validado.