Sony edita una colección de arias famosas del Romanticismo con el objetivo de aficionar los oídos menos educados en estas lides musicales.
Por Iván Sánchez-Moreno
VVAA (2016). No me gusta la ópera, pero… lo que escucho aquí sí! Sony Classical. Ref. 8-898553-50562-3
En su Diccionario del diablo, Ambroise Bierce define la ópera como “espectáculo que representa la vida en otro mundo, cuyos habitantes no tienen más idioma que el canto, más movimiento que el ademán y más postura que la actitud”. Luego se despacha a gusto comparando a sus intérpretes con monos aulladores. Lo cierto es que la ópera genera tanta atracción como rechazo y se suele ver a menudo en su caricaturización por medio del estereotipo –ya saben, sopranos tetudas vestidas como vikingas con cuernos, burgueses roncando en un palco, florituras vocales tan agudas que petan copas, etcétera–. Sabedores de esos prejuicios entre la masa popular, los asesores del sello Sony apuestan por despertar la curiosidad de los neófitos con este disco introductorio a algunas de las arias más famosas de la ópera.
No obstante, conviene aclarar que durante los siglos XVIII y XIX, y hasta que el rock no hizo su irrupción a mediados del XX, no había más género lírico que éste. Como bien advirtió Teodoro Adorno, la separación entre música culta y música popular no tiene ningún sentido salvo porque la primera acabó siendo asimilada por las clases altas, en detrimento de la segunda, que nació únicamente como fin mercantil o festivo. Así argumentaba Adorno que, a partir del instante en que, por medio de cualquier producto popular, se podía sacar rédito comercial del ocio masivo, se estaba alumbrando una nueva era pop que abrazarían encantados autores como Umberto Eco, Alessandro Baricco, Alex Ross o Peter Szendy, entre otros teóricos de la posmodernidad. Pero, contra todo pronóstico, la ópera nunca ha gozado de los mismos niveles de ventas que el pop-rock. A la vista está en cualquier tienda de discos, comparando el espacio que ocupan las cubetas y los estantes para un estilo u otro.
Con el fin de tentar a quienes, aún desconociendo la autoría de ciertas arias, son capaces de silbarlas o tararearlas sin dificultad se ha ideado este doble CD que compendia más de dos horas de hits extraídos de las óperas más famosas de Verdi (La traviata, Rigoletto), Puccini (La bohème, Madame butterfly, Turandot), Donizetti (L’elisir d’amore), Bizet (Carmen), Rossini (El barbero de Sevilla), Mozart (La flauta mágica, Las bodas de Fígaro) o Wagner (La valquiria), por citar a unos pocos.
Otro gancho para el público es la acertada selección de voces: Montserrat Caballé, Plácido Domingo, Teresa Berganza, Lucía Popp, Eva Marton, Mirella Freni, Jessye Norman, Dawn Upshaw, Renata Tebaldi, Cecilia Bartolli, Angela Gheorghiu, etc., dirigidos por la batuta de Seizi Ozawa, Carl Davis, Roberto Abbado, y suma y sigue. Sin duda el disco está pronosticado a ser el regalo navideño perfecto para “recién llegados” al mundo de la ópera –aunque en el catálogo del sello ya constan otros recopilatorios monográficos dedicados a la música sinfónica, la zarzuela y la guitarra clásica–.
Los criterios de elección pueden no estar de acuerdo con los gustos particulares de cada cual, pero entre sus más de treinta cortes constan algunas arias poco conocidas que por su mera inclusión aquí ya vale la pena recomendar. Nos referimos a varios extractos de Los pescadores de perlas –la otra gran ópera de Bizet, siempre ensombrecida por la famosa cigarrera de Merimée–, el "Dúo de las flores" de la ópera Lakmé, el desesperado diálogo amoroso de Sansón y Dalila, el tema principal de La rondine –“hermana menor” de otros célebres títulos de Puccini– y, por supuesto, la "Canción de la luna", de la ópera Rusalka, una de las más bellas canciones de amor jamás escrita.
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