Crítica de la ópera I vespri siciliani de Verdi en el Comunale Nouveau de Bolonia, bajo la dirección musical de Oksana Lyniv y escénica de Emma Dante
Una interesante actualización
Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia, 19-IV-2023. Comunale Nouveau. Vespri siciliani [Giuseppe Verdi / Eugène Scribe y Charles Duveyrier]. Roberta Mantegna [La duchessa Elena], Franco Vasallo [Guido de Monforte], Riccardo Zanellato [Giovanni da Procida], Stefano Secco [Arrigo], Gabriele Sagona [Il Sire di Bethune], Ugo Guagliardo [Il conte de Vaudemont], Carlotta Vichi [Ninetta], Francesco Pittari [Danieli], Manuel Pierattelli [Tebaldo], Alessio Verna [Roberto], Vasyl Solodkyy [Manfredo]. Actores de la Compagnia Sud Costa Occidentale de Emma Dante. Figurantes de la Scuola di Teatro di Bologna Alessandra Galante Garrone. Elementos del Coro del Teatro Regio di Parma. Coro y Orquesta del Teatro Comunale. Director de escena: Emma Dante. Director musical: Oksana Lyniv.
Les vêpres siciliennes fue el primer encargo parisino a Verdi para estrenar una ópera nueva con ocasión de la inauguración de la Exposición Universal de París y se estrenó en la Opéra el 13 de junio de 1855. Algunos elementos obligados del Grand Opéra encorsetaron en alguna medida a Verdi, pero era el género dominante en la entonces capital musical de Europa y los compositores debían someterse a sus reglas. La ópera tuvo un gran éxito hasta el punto que se invitó a Verdi a residir permanentemente en París, oferta que amablemente declinó.
La dirección escénica se ha confiado a Emma Dante, palermitana y consciente del dolor de una ciudad que es «una via crucis de las masacres de mafia». A treinta años de las trágicas muertes de los jueces Falcone y Borsellino con sus escoltas, arrancó finalmente un movimiento de rebelión popular y es en esa Palermo donde Dante sitúa la acción, con los mafiosos como opresores de los palermitanos honrados. Ya en el primer acto la ecenografía de Carmine Maringola, propiamente iluminada por Cristian Zucaro, presenta la palermitana plaza Pretoria con sus estatuas y su fuente donde desfilan, como hilo conductor de este montaje, pendones con los retratos de conocidas víctimas de la mafia con Borsellino en primer lugar, seguido de hombres de las instituciones, agentes de la policía y sindicalistas. «Para mí Las vísperas sicilianas contiene toda la fuerza evocadora de un doloroso mosaico de la memoria», afirma Emma Dante. En este espectáculo el capo de los clanes mafiosos es el virrey Guido di Monforte, que descubre que tiene un hijo, Arrigo, en las filas rebeldes, de los que es jefe Giovanni da Procida. El movimiento de los numerosos actores en escena es de Sandro Maria Campagna. El vestuario de Vanessa Sannino es actual, aun con ocasionales alusiones a épocas pasadas. Los opresores visten vulgares monos coloreados y calzan deportivas, mientras los palermitanos llevan ropa refinada de austero negro. Muchas son las referencias a Sicilia, como los pupi (marionetas típicas) y mascarones de cerámica.
Lyniv afronta por vez primera esta ópera en el podio, ofreciendo sin embargo una buena interpretación. Hemos escuchado una óptima obertura, una buena introducción al aria de Procida y el magnífico concertante que cierra el tercer acto, en general una impecable ejecución vibrante y dinámica de la orquesta del Teatro Comunale aun superando ocasionalmente las voces. El Coro de la Fondazione lirica felsinea, preparado por Gea Garatti Ansini, integrado en esta ocasión con elementos del Coro del Teatro Regio de Parma instruido por Martino Faggiani, cantó con buena cohesión y con sonoridad y vigor.
Bueno el reparto canoro. Guido de Monforte es un personaje complejo, pues siendo jefe de los opresores no es un tirano, sino un hombre preocupado por ganarse el afecto de un hijo que es su oponente político. Lo encarna cumplidamente el barítono Franco Vasallo con voz sonora y atractivo timbre, ampliamente demostrados en su aria del tercer acto «In braccio alle dovizie». Riccardo Zanellato borda Giovanni da Procida, líder consagrado totalmente a la causa del pueblo oprimido que combate contra los clanes mafiosos. Su voz es bien proyectada tiene volumen y amplitud, buen timbre y óptima línea de canto, cosechando los primeros aplausos de la velada con su aria «O patria, o cara patria, alfin ti veggo» al comienzo del segundo acto. Stefano Secco tiene voz sonora pero con timbre de escaso atractivo y falta de flexibilidad en el paso de un registro a otro, resultándole fatigosos los ascensos improvisos al agudo, pero es un Arrigo dramáticamente creíble. Roberta Mantegna afronta el papel de la duquesa Elena, dificilísimo también dramáticamente al debatirse entre el deber de vengar a su hermano abatiendo al tirano y el amor por Arrigo. Su voz de buen timbre fue mejorando durante la representación. Su interpretación del aria del cuarto acto «Arrigo! Tu parli a un core» fue buena, su fraseo incisivo, pero el bolero del último acto le planteó algún problema. Emma Dante ha imaginado que el hermano de Elena fuese el juez Borsellino porque afirma «Rita Borsellino es una figura que ha cubierto un papel importante para Sicilia».
Durante todo el espectáculo han contribuido las voces de todos los comprimarios, que no podemos enumerar aquí. Al final el público ha aplaudido a toda la compañía, echándose de menos la presencia de Emma Dante, reclamada en otra sede, que merecía el reconocimiento por el trabajo adicional de adaptación a la sede del Teatro Comunale Nouveau.
Fotos: Andrea Ranzi
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