El estreno en Gran Canaria (en Tenerife se presentó años ha con una produccion procedente de Glyndebourne) del acto único, libreto y musica, de Zemlinsky Una tragedia florentina ha constituido un doble reto: producir una òpera de un autor muy poco frecuentado también fuera de Espana por parte de una asociaciòn de Amigos de la Opera, la gloriosa ACO, y apostar al mismo tiempo en un reparto si no todo nacional, sí de habla castellana. Siendo uruguaya la apreciable soprano Adriana Mastrangelo que ha prestado su elegante figura para el rol de la seductora Bianca, mujer del comerciante de telas Simone y amante del noble y poderoso Guido Baldi.
El argumento es, en sí, el tipico y clásico triangulo: marido, mujer y el tercer "incómodo". Pero la sutil dramaturgia comporta que el marido, conciente de la traición de la mujer y de la superioridad social del rival, sorprenda a los dos figurando un regreso repentino en su casa. La ilustraciòn de la preciada mercancía que ofrece al noble, el cual descaradamente coquetea con la mujer, despreciando abiertamente el mercader pequeno burgues ante litteram, es en realidad una telarana tejida con habilidad para llegar a la violenta conclusión en que, atrapado el rival, el aparentemente debil Simone le mate estrangulándolo en presencia de la esposa adúltera. El final de la Tragedia comporta una dosis adicional de perversiòn: "nunca te vi tan guapa", admite el marido, "nunca te sospeché tan fuerte" confiesa la mujer.
La ópera se estrenó en 1917 y la música, preciosa y de impacto sinfónico, tratando las voces como istrumentos en un continuo canto di conversazione cercano al schprechgesang wagneriano, está claramente emparentado con el de Strauss. Fundamental, en tal sentido, el aporte de la no menos que sensacional Orquesta Filarmonica de Gran Canaria, un conjunto de grandisima calidad, dirigida en este caso por el atento y escrupuloso Eric Hull, interesado en buscar los efectos cromáticos que la brillante paletilla que ofrece Zemlisky, sin perder de vista el escenario. Hull puso toda la pasión mediterranea al servicio de Cavalleria rusticana, ofrecida como plato fuerte de la velada en consideraciòn del 150 aniversario del nacimiento de Pietro Mascagni. Un evento y un autor del que en Italia, desgraciadamente para el público, pocos se acuerdan, menos en los grandes teatros. Parece que para algunos ilustrados managers, si el autor no lleva una equis, una zeta o una y griega en el apellido, no es à la page! Sobran comentarios.
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