Por Esther Ciudad
Hoy viernes, 7 de Mayo a las 14 horas, se celebrará el funeral y exequias de Liuwe Tamminga en la Iglesia de San Petronio de Bolonia.
El pasado 28 de abril nos dejaba el organista de origen holandés Liuwe Tamminga como consecuencia del coronavirus.
Todos los artículos que recogían esta noticia afirmaban que perdíamos a uno de los más importantes intérpretes y estudiosos del órgano. «Con su muerte se cierra una de las épocas de la historia del órgano», así nos lo cuenta Fabiana Ciampi.
Escribir sobre Liuwe Tamminga implica, sin duda, hablar de Luigi Ferdinando Tagliavini.
Taminga llegó a Italia en los años 80 para recibir las enseñanzas de Tagliavini. Su llegada a Bolonia supuso para él un gran impacto; se enamoró de la ciudad y de todo su patrimonio cultural. Bolonia representa por un lado, la cuna del órgano italiano con la presencia de algunos de los órganos más antiguos del mundo, como el órgano histórico de Lorenzo da Prato (1471-1475) de la Basílica de San Petronio y por otro, una corriente ejemplar en política de restauración organística.
Aunque de procedencia holandesa, Tamminga comprendió y asimiló rápidamente la importancia de este gran patrimonio sonoro y se introdujo en la línea de trabajo e investigación de Tagliavini y de su colaborador más fiel, Oscar Mischiati, ambos exponentes del Orgelbewegung en Italia, movimiento que tenía como objetivo restaurar y mejorar los órganos antiguos según criterios históricos y eliminar, entre otras cosas, la electrificación en el proceso de restauración.
Oscar Mischiati, inspector honorario de la Superintendencia de Galerías de Bolonia y miembro de las Comisiones para la protección de los órganos artísticos de Emilia Romagna y Lombardía, junto con Tagliavini, trabajaron profusamente desarrollando importantes investigaciones, especialmente en lo que en lo referente a la conservación y restauración de los secretos y de las proporciones y factura de los tubos para encontrar el temperamento original justo.
El trabajo de restauración de algunos de estos órganos duró más de 20 años. Fue un proceso exhaustivo de estratificación temporal de la tubería y de selección de las partes que se debían conservar, las más interesantes o las más antiguas y eliminando las más superfluas y de este modo, devolver los órganos a su estado original.
De esta manera Tamminga pasa a ser el alumno más directo de Tagliavini, heredero universal de todo su saber y conocimiento; continuador de su tarea como intérprete —aunque no continuista en algunos aspectos— y como conservador de instrumentos.
Tagliavini era un hombre culto que procedía de una familia de intelectuales. Su padre, un reconocido glotólogo, le introdujo en el campo del análisis lingüístico, hecho que le ayudó a dominar cinco idiomas. Encarnaba el ideal del intelectual en búsqueda de los orígenes —del instrumento—, y de la verdad sonora; estudiaba el lenguaje compositivo de las obras, la armonía y la filología de las composiciones. Por otro, lado era un músico práctico que vinculaba de manera extraordinaria la parte teórica con la parte práctica del instrumento. Tamminga, el alumno predilecto de Tagliavini, era un músico aparentemente serio ante el público pero divertido y gentil en su círculo más cercano, con un perfil de músico práctico, con menos dotes comunicativas que su maestro pero con un gran talento y habilidad para la improvisación.
Como intérprete se distanciaba sutilmente del idioma cantábile de Tagliavini. Supo aunar las propuestas expresivas de su maestro —llenas de affetti—, con una técnica depurada, haciendo uso de articulaciones claras y de un toque preciso y con carácter. Un stile más nórdico a través del cual dejaba traslucir su origen flamenco y su condición de organista ecléctico.
Su idea interpretativa del contrapunto era tan austera como magistral. Estudioso y apasionado de la registración histórica –gusto heredado de Tagliavini, un filántropo de la registración histórica– en sus interpretaciones ponía en práctica las registraciones de fuentes como L’arte orgánica [1608] de Costanzo Antegnati (1533-1604), Il Transilvano [1609] de Girolamo Diruta (1546-1625) o L’organo suonarino [1605/1611/1622] de Adriano Banchieri (1568-1634).
Amaba el mundo latino y el gusto por la registración ibérica. Entusiasta de las melodías populares antiguas sobre las que se construía la polifonía –la praxis de una época– grabó junto a Tagliavini un disco histórico en las Islas Canarias a modo de homenaje a la tradición organística española, en el que se refleja esta fusión entre origen, tradición y mezcla de estilos. «Guardame las Vacas», «La Folía», «Las Paradetas», la «Xácara», el «Fandango», o la «Gayta» fueron las melodías y canciones populares españolas elegidas para esta grabación cuyo objetivo era explorar los recursos sonoros de instrumentos como el valioso órgano de procesión de la Iglesia de la Encarnación de Santa Cruz de La Palma de origen andaluz construido en 1658 o el órgano Rudolf Meyer de Hambugo construido 1725, que se encuentra en El Convento de las Catalinas de La Laguna [Tenerife].
A la muerte de Tagliavini recibió el encargo de cuidar y mantener la Colección de instrumentos en San Colombano, donde ejerció de director artístico y de curator.
Fabio Roversi-Monaco –presidente de Genus Bononiae/Museos de la Ciudad–, le recuerda así: «Lo recordaremos por su profunda dedicación a un patrimonio de instrumentos antiguos único en el mundo, que el Maestro se preocupó de mantener vivo, abriendo la Colección a los estudiantes del conservatorio y a músicos de todo el mundo. A la Colección le faltará su pasión por la música y su carácter reservado pero afable».
El Museo de San Colombano está abierto desde hace diez años en la ciudad de Bolonia. Ubicado en un oratorio desacralizado y restaurado con motivo del depósito de la colección privada instrumentos de tecla originales de Tagliavini, constituye un espacio excepcional, con la temperatura justa para el correcto mantenimiento de los instrumentos, una disposición adecuada y la presencia constante de un restaurador que se ocupa diariamente de su cuidado y conservación. Tagliavini supo despertar el interés de los políticos de la Comunne de Bolonia y atender los aspectos económicos que requiere este proyecto cultural creando así uno de los espacios más importantes de recuperación, investigación y exposición de instrumentos antiguos de tecla en el mundo.
Tamminga ejerció de curator, de director artístico y mediador de este museo activo y continuó ampliando la colección iniciada por Taglivanini con la adquisición de nuevos instrumentos originales. Los visitantes y estudiantes podían disfrutar de una cuidada narrativa expositiva con un itinerario musical en el que se podían escuchar y tocar los instrumentos. El objetivo de este proyecto era crear procesos artísticos, nuevas experiencias de escucha y así convertir una exposición en un medio vivo en el que los instrumentos son objetos sonoros que nos cuentan historias.
Con la muerte de Tamminga, único heredero directo del compendio intelectual de Tagliavini, puede desparecer un universo de conocimiento musicológico, organológico y de la praxis interpretativa de la música antigua y una forma ejemplar de colaboración entre disciplinas.
Fabiana Ciampi, presidenta de la Associazione Arsarmonica [provincia de Bolonia], lidera un proyecto de conservación y transmisión de todo este conocimiento iniciado en su libro I Suoni ritrovati en el que se recogen algunas de las reflexiones de esta era histórica del órgano que empezó con Tagliavini y acaba con Tamminga.
De momento la oficina de San Colombano ha permanecido cerrada por luto hasta el 4 de mayo. Aspettiamo che gli strumenti tornino presto a suonare.
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