El instrumentista galo Pascal Monteilhet fue una de las grandes figuras de la escena barroca francesa de los años 80 y 90; ha fallecido a los 67 años
Según anunció la emisora nacional francesa Radio Classique, el pasado 23 de agosto falleció, a lo 67 años de edad y de forma repentina, el tiorbista y laudista francés Pascal Monteilhet, como informó su ahijada, la cantante Jeanne Monteilhet. Fue uno de los grandes intérpretes en la escena musical barroca en la Francia de los años 80 y 90. En su discografía se encuentran registros dedicados a numerosos compositores como Vivaldi, Couperin, Charpentier, Alessandro Scarlatti, Stradella, Robert de Visée, François Dufaut, Jacques Gallot, Alessandro Piccinini, incluyendo unos legendarios arreglos de las Suites para violonchelo de Johann Sebastian Bach. Monteilhet estudió laúd con Eugen M. Dombois y Hopkinson Smith en la Schola Cantorum de Basilea, graduándose en 1982 y pasando a convertirse en el primer laudista francés salido de dicha institución. Paralelamente a su vida de concertista, Pascal Monteilhet creó en 1991 una clase de laúd en el Conservatoire National de Région –actual Conservatoire à Rayonnement Régional de Paris– y fue docente en el Conservatoire National de Région Supérieur de Musique a partir de 1994. A su regreso a Francia en 1984 estuvo al servicio de los más importantes directores franceses y europeos dedicados al historicismo: Fabio Biondi, Christophe Coin, Gérard Lesne, Marc Minkowski, Philippe Pierlot y Christophe Rousset, entre otros. En 1985 se convirtió en miembro permanente del conjunto Il Seminario Musicale, que dirigía el falsetista Gérard Lesne, y diez años después fundó su propio conjunto musical, Les Libertins. En 1996 contribuyó a la creación del conjunto Les Basses Réunies, junto a Blandine Rannou, Richard Myron y Bruno Cocset. Fue uno de lo más perfeccionistas y comprometidos instrumentistas de cuerda pulsada de aquellas décadas, llegando incluso a operarse la yema de los dedos para obtener un mejor sonido con su instrumento. En la década de 2000, su repentina decisión de dejar de tocar para siempre sorprendió a todos. Todos sus instrumentos fueron a parar al tiorbista francés Benjamin Perrot.
«Para mí era un gran excéntrico, alguien completamente fuera de lo común, pero excéntrico en el sentido de que no estaba en el centro, lo que no es en absoluto peyorativo. Era, sobre todo, un laudista extremadamente dotado y, especialmente como solista, era realmente sobrecogedor escucharle tocar. Afortunadamente, grabó discos, por lo que aún hoy se le puede escuchar», comenta el clavecinista y director de orquesta francés Christophe Rousset. «Siempre ha tenido gestos muy potentes, uno en particular en el que se puede pensar: cuando dejó de tocar la tiorba y el laúd, pintó con spray el Ministerio de Cultura con las palabras 'Un día el laúd será el vencedor'», destaca su ahijada Jeanne.
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