Continúan los homenajes a Ucrania

   Ayer tenía lugar un concierto a cargo de la Filarmonica de la República Checa, con su titular Semyon Bychkov al frente, dentro de un ciclo de música checa que el Musikverein de Viena está ofreciendo en su progrmación. Como reporta desde la propia sala el crítico Pedro J. Lapeña Rey a CODALARIO, el escenario se tiñó de azul y amarillo, los colores de la bandera ucraniana, y orquesta y director comenzaron a interpretar el himno del país, como muestra de respeto y en homenaje por todo lo que los ucranianos llevan días sufriendo. Todo el público asistió en pie a la interpretación, a la que siguió un solemne minuto de silencio por los que ya han perdido la vida en la guerra.

   Antes del concierto, cuando se ha dirigido al público, Bychkov comentó que cuando este concierto fue programado, dos años atrás, no se podían ni imaginar lo que estaba ocurriendo ahora. «La obra Mi patria de Smetana tiene una profundidad tan emotiva –no es solo una colección de bellas melodías–», comentó, que «llega a todo el mundo, sean checos, polacos, franceses o ucranianos. Tiene una carga emocional contra la que ningún régimen totalitario puede hacer nada». Al terminar el concierto, en una de las salas del Musikverein mantuvo una charla abierta al público con el presidente de la Musikverein. En ella explicó las razones de por qué él se había ido en su día de la Unión Soviética y por qué entiende que sigue siendo hoy un régimen totalitario. Cuando alguien mencionó la palabra política, él dijo no: «No hablo de política, hablo de vida. Es decir, esto no es un debate entre arte y política sino entre arte y vida»,  explicando cómo este tipo de debates que pueden tenerse en las sociedades libres es imposible que lo tengan en los regímenes totalitarios, cuando los que viven allí lo hacen con el miedo de poder ser eliminados.

Fotografía: Pedro J. Lapeña Rey/CODALARIO.