A finales del siglo XIII, Jaime II «el Justo», monarca del reino de Aragón, promulga una orden por la que se conceden las tierras, del entonces, Valle de Alfàndec, a los monjes de la orden cisterciense de la abadía de Santes Creus. Tras este traspaso, el rey autoriza al Abad Fray Boronat de Villa-Seca y a doce religiosos más, a construir el Real Monasterio de Santa María de la Valldigna.
Finalmente, el conjunto se diseña y erige durante el siglo XIV bajo los cánones del gótico cisterciense. Pero, tras un terremoto que tuvo lugar en 1396, el monasterio pierde parte de su construcción quedando devastado, entre otros espacios, la primera iglesia del complejo, construida nuevamente años más tarde. Lamentablemente, trescientos años después, el monasterio sufre un segundo movimiento sísmico que obliga a una nueva renovación, está vez con una visión artística más barroca. La estructura sufre un último gran inconveniente y es que, tras el Decreto de Desamortización en 1835, el saqueo, expolio de bienes y el derribo de algunos edificios, trajeron consigo el abandono y la desidia al lugar. A pesar de los esfuerzos de historiadores, artistas y vecinos, no fue sino hasta 1984 cuando se inició el proceso de revalorización del espacio, culminando, siete años después, cuando la Generalitat Valenciana adquiere el monasterio.
Hoy día, este recinto, se ha convertido en un «punto de encuentro cultural de todos los valencianos» y de los estudiosos que se dedican a profundizar en la Edad Media. Y es que en este «Valle digno» donde se encuentra el conjunto, se erige el primer centro dedicado, exclusivamente, al estudio, difusión e interpretación de los sonidos de la época medieval.
Inaugurado en 2020, bajo la dirección y coordinación de la cantante Mara Aranda, el Centro Internacional para la Investigación e Interpretación de la Música Medieval [CIMM] llega para ampliar la oferta pedagógica de este periodo histórico de la música, «no como una alternativa a la formación académica, sino como complemento de la misma, en diferentes áreas de la disciplina musical de la Edad Media». Y es que Aranda toma como uno de los puntos de partida en la creación de este espacio la «inquietud entre los grupos de música que se van formando, no solo los de la música antigua, sino los grupos y formaciones que trabajan también la música tradicional y que todos miran mucho hacia la música medieval».
Pero a pesar del interés, los profesionales y las fuentes que se tienen en España, son escasos los centros que ofrecen especializarse en este ámbito, siendo casi anecdótico, su paso por esta etapa en las carreras musicales. Y es que, gran parte de la formación en música medieval que hoy podemos tener ha sido gracias al interés de los propios especialistas, quienes, a través de la creación de cursos especializados, han ampliado las enseñanzas en este terreno. Tal es el caso de Mauricio Molina percusionista, musicólogo y director del International Course of Medieval Music Performance, que tiene como sede el municipio de Besalú, quien ha sido uno de los más grandes promotores en la educación de la música medieval en España, reuniendo anualmente a destacados docentes en sus filas como Juan Carlos Asensio, Katarina Livljanic o Benjamin Bagby, referencias mundiales de la música de esta época. Otros nombres se suman a este grupo de profesionales que desarrollan programas formativos especializados como son: la Escuela de música medieval y de tradición oral dirigido por Paloma Gutiérrez del Arroyo, el curso de Early Music Morella, con Carler Magraner, o los cursos de inidiación e interpretación promovidos desde hace un año por la Asociación Egeria Música.
Partiendo de esta base, una de las ideas fundamentales sobre las que se ha constituido este centro es, en palabras de su propia directora, «que este espacio pueda ser un punto de encuentro de todos los cursos y actividades que, hoy día, se realizan en solitario», ya que, para la cantante, «trabajar en sinergia y sumar esfuerzos es fundamental para llegar más lejos». Aranda plantea la unificación de un espacio formativo y de intercambio, «sin perder cada uno su identidad». Así, uno de los objetivos del CIMM es la creación de «un espacio colectivo, en el que, partiendo de la música, se puedan sumar otras áreas de estudio que nos acerquen a una formación total de esta época», creando un «lugar de trabajo común, donde contrastar, compartir y mostrar las diferentes tendencias y maneras de ver o aproximarse del mismo objeto de estudio, profundizando en la sonoridad y abarcando otros campos como son la codicología, la reconstrucción de instrumentos musicales, la perspectiva arquitectónica e histórica». Por todo esto, Aranda reafirma, una vez más, que el centro «no viene a sustituir lo que ya existe, sino a ser un complemento para esos músicos y musicólogos que necesitan algo más concreto, una concentración de ideas en un espacio común. Estamos en un momento de la historia en la que se hace más necesario que nunca dejar atrás las individualidades y trabajar en la unificación. Somos responsables de dejar un legado más acorde con estos tiempos y desde luego, nosotros estamos trabajando en ello. Para mi, [el CIMM], es una casa abierta para cualquier persona, institución o festival que quiera trabajar en común unión, porque perseguimos los mismos objetivos y trabajamos para la misma señora: la cultura».
Y ha sido esa búsqueda colectiva de conocimientos, por el que la cantante se encuentra satisfecha y agradecida con la acogida del CIMM. Ella nos relata que «desde la apertura del centro, en enero del pasado año, este ha tenido una importante repercusión en el panorama nacional e internacional». Los cursos son dictados de forma online brindando la oportunidad de tener estudiantes de todas partes del mundo, teniendo un resultado importante tanto por la interrelación que se crea entre los estudiantes y los docentes, como la posibilidad de una verdadera internacionalización del centro.
La oferta formativa abarca el estudio de los primeros lenguajes musicales y los manuscritos, hasta la profundización en diferentes áreas instrumentales como son la percusión, el canto, la cítola, el organetto, el arpa o la fídula. El trabajo se plantea tanto para clases colectivas como individuales, dependiendo del área en la que se desee profundizar. Cada curso tiene su particularidad, por ejemplo, el de Lectura y lenguajes musicales medievales, impartido por Lucía Martín-Maestro Verbo, es colectivo y teórico-práctico, en él se involucra al alumno tanto en las primeras músicas como en el repertorio del Ars Antiqua y Ars Nova; por otro lado, tenemos los de arpa y organetto con clases individuales e impartidos por Manuel Vilas y Cristina Alís, respectivamente, donde el docente se adapta a la formación que tenga el alumno. Otros maestros, como Jota Martínez o Pedro Estevan, configuran sus clases desde la participación total en un aprendizaje colectivo en el que el alumno obtiene conocimientos no solo del profesor, sino de sus compañeros. Finalmente, como punto de unión y trabajo grupal, se plantea la «posibilidad de hacer un encuentro colectivo de muestra para cerrar el año».
En otro punto, y como parte de la formación, educativa y de difusión, tanto de la música como del patrimonio de la región, Aranda ha apostado por la creación del primer Festival Internacional Medieval Infantil y por la programación de un ciclo de conciertos con agrupaciones dedicadas al repertorio del Medioevo.
Con respecto a los conciertos, la cantante y directora del centro nos comenta de la enorme acogida que han tenido, «las entradas se agotan inmediatamente, esto habla del interés cuanto menos en lo que se está contando musicalmente. Se está haciendo una buena sinergia entre muchas personas, algunos conciertos pueden ser difíciles para parte del público que se acerca, pero los toman con gratitud, porque el público se traslada para descubrir algo. Debemos darle luz a los que no se ve». Y en esta luz entran, no solo propuestas de grupos reconocidos, sino de otros nacientes que encuentran un espacio para mostrar su trabajo. Para ello Aranda tiende la mano y ofrece una «plataforma donde se visibilicen, las diferentes maneras de aproximarse a algo tan escurridizo como es la música medieval. Lo más urgente es crear esa pista de despegue de muchas cosas, porque es ahí cuando puede a empezar a generarse un caldo de cultivo suficiente para que se comiencen a practicarse cosas, a generarse cosas. Todo tiene que tener un mínimo de calidad reconocida, pero tiene que haber un equilibrio entre gente que está empezando y gente que está consolidada. Lo fundamental es que haya una profundización e interpretación lo más cercana a la música medieval, con calidad artística».
Finalmente, Mara Aranda expone su satisfacción ante el recibimiento por parte de las familias, al primer festival infantil dedicado, exclusivamente, a la temática medieval. Este, que contó con su primera edición en septiembre, «nace con una vocación clara de involucrar a todos los estratos de la sociedad: niños, jóvenes y adultos en el conocimiento y disfrute de una época, que es la gran desconocida en la historia, a pesar de que, como periodo comprenda mil años». Barx, Simat y Benifairó fueron las tres localidades pertenecientes a la Mancomunidad de la Valldigna, en las que se llevaron a cabo las actividades, resultando, según nos indica Aranda, con «una experiencia increíble. Las disciplinas nos se centran exclusivamente en la música, sino en la época medieval». Por ejemplo, la historia de la música tuvo presencia a través de La Pequeña Juglaresa, narración creada por Emilio Villalba y Sara Marina; el Rey Jaime I fue el protagonista del espectáculo preparado por Amimic teatre; mientras que los niños formaron parte del proyecto HA del Castillo, centrado en la reconstrucción patrimonial a gran escala, llevado a cabo por ARAE patrimonio para niños.
Con todo esto, Aranda busca «crear cantera de un nuevo público desde los espectáculos con contenido medieval. Si alguien no conoce algo, para ese alguien eso no existe, entonces lo que se pretende es crear un movimiento en torno a esa época tan apartada de todos los circuitos y en este caso, se busca ponerle al público, desde pequeño, historias, música, arte en el escenario”. Mara se despide recordándonos que debemos “poner el foco en lo que queremos recuperar y alimentar, y esto se logra, fomentando el interés de esas nuevas generaciones que vienen detrás».
Estaremos atentos al desarrollo y novedades de este centro que, sin duda, ha llegado para construir un camino más sólido en el desarrollo académico de la música medieval, en cuya web pueden encontrarse todas sus actividades e información detalladas: cimmvalldigna.org/wp/.
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