Durante muchos siglos, los oficios de compositor e intérprete –hoy inquebrantablemente separados– concurrían en una misma persona. Las genialidades del primero alimentaban el virtuosismo del segundo, y viceversa. Este ciclo parte de esta circunstancia histórica para repasar una selección de los casos más brillantes de violinistas compositores de todos los tiempos. Desde Biber y Corelli hasta Sarasate y Kreisler, el repertorio para violín compuesto por estos intérpretes siempre ha ejercido un hechizo cautivador sobre el público, cuyos matices más íntimos no es capaz de vislumbrar. De ahí que haya sido vinculado con fuerzas sobrenaturales: si Tartini atribuía un origen onírico y luciferino a su Sonata El trino del diablo, Paganini aprovecharía los rumores que atribuían su sorprendente técnica a un pacto con Satanás para acrecentar su propia fama.
Así se presenta el nuevo ciclo que la Fundación Juan March está programando para sus Conciertos del sábado. Desde el 24 de febrero hasta el 24 de marzo concurrirán en la sede madrileña de la Fundación un total de cinco intérpretes del instrumento, que acercarán al público una variedad de épocas y estilos que van desde el Barroco hasya el siglo XX.
- Ysaÿe, neobarroco | Antje Weithaas: el belga Eugène Ysaÿe fue uno de los violinistas más admirados en el tránsito del XIX al XX. En 1923, tras haber escuchado una interpretación de una sonata para violín solo de Bach, decidió escribir seis sonatas para este instrumento que dedicó a los violinistas más destacados de su tiempo. Antje Withaas toca un violín Peter Greiner [2001].
- Paganiniana y Kreisleriana | Tai Murray, violín: pocos violinistas han sido tan admirados, envidiados y amados como Niccolò Paganini y Fritz Kreisler. Con dos estilos personalísimos, supieron ganarse el favor del público y marcaron sendas épocas en la historia de su instrumento. No es extraño, por tanto, que hayan sido acreedores de un sinfín de homenajes musicales. Tai Murray toca un violín Tommaso Balestrieri [Mantova, c. 1760].
- El violín hispano | Kalina Macuta, violín; Daniel Blanch, piano: Pablo Sarasate es reconocido como el gran violinista español de todos los tiempos. Pero no fue el único: mientras Joan Manén recorría el mundo a comienzos del siglo XX haciendo gala de su virtuosismo, Manuel Quiroga conseguía hacerse un hueco entre intérpretes como Ysaÿe o Kreisler. Kalina Macuta toca un violin construido por Henry Lockey Hill [London, 1792].
- Violines barrocos | Amandine Beyer, violín; Pierre Hantaï, clave: Arcangelo Corelli fue admirado en su doble faceta de intérprete y compositor. Sus sonatas en trío y sus concerti grossi fueron fundamentales para el desarrollo de la técnica del instrumento, e influyeron en compositores de todo el continente. Amandine Beyer toca un violín construido por Pierre Jaquier [Cucuron, 1996, copia de Amati]. El arco es de Eduardo Gorr.
- Tartini y Biber | Rachel Podger, violín: el término stravaganza, tan caro a la música del Barroco, es tal vez el que mejor defina la obra de Tartini y Biber. El primero fue el primer virtuoso de fama internacional, y de su escuela participaron nombres como Corelli. El segundo, pese a residir en Salzburgo la mayor parte de su vida, alcanzó resonancia en todo el entorno germánico. Rachel Podger toca un violín Pesarinius [Genova, 1739].
Fotografía: Museo internazionale e biblioteca della musica.
Compartir