Un reportaje de Agustín Achúcarro
A la espera de que se publique su versión de cámara de la Sinfonía nº 5 de Mahler, que saldrá a la venta en noviembre, el grupo de cámara Natalia Ensemble da el 27 de julio un concierto en el Salón de congresos Lienzo Norte de Ávila, a partir de las 21h y con entrada libre. La pianista del grupo, Irene Alfageme, recuerda que la grabación inédita de la obra de Mahler “fue fenomenal”, hasta el punto de que a ella misma le sorprendió que “el trabajo fuera mucho más relajado de lo que pensaba”, algo que atribuye a “la complicidad entre los músicos del Natalia Ensemble” y a la labor del técnico de sonido de Cobra records, “que resultó maravillosa”.
Sus positivos recuerdos, en realidad algo más que eso, pues las primeras tomas que han podido escuchar han resultado satisfactorias, le llevan al concierto de la capital abulense. “Siempre intentamos que haya joyitas y en este concierto una de ellas es el ‘Preludio’ de Tristán e Isolda, de la misma manera que hemos incluido ‘Totenfeier’ porque detrás está la idea de acabar haciendo completa la Sinfonía Nº2 de Mahler”. “Por lo que se refiere a El Mandarín maravilloso -prosigue la pianista-, es la obra en la que más nos lanzamos a la piscina, pues supone romper con lo que hemos hecho hasta ahora, mucho Mahler y repertorio impresionista”.
Alfageme ve la gran complejidad de la obra en función de “los cambios de tiempo continuos”, y apunta a que el secreto para que salga bien está en que “estén muy compenetrados”, lo que hará que consigan “una versión muy transparente, en la que todos los motivos rítmicos se escuchen fenomenal”. Una obra en la que incorporarán un trombón, por lo que en esta ocasión serán 18 músicos. En síntesis para ella se trata de “sacar el esqueleto de ‘El Mandarín’, en lo que es música de cámara en estado puro”. A lo dicho por Irene Alfageme, el flauta André Cebrián suma su punto de vista en relación al programa: “En Wagner la instrumentación es básicamente igual a la de la versión de orquesta, simplemente es más íntima de lo que sería la orquestal, mientras que la de Mahler es un experimento que tenemos ganas de ver cómo funciona en los ensayos; y en Bartók, hacemos la ‘Suite’ del ballet y están representados todos los instrumentos de la orquesta, aunque de manera individual, claro, lo que permite diferenciar mejor la labor que hacen, con un sonido más claro”. El flautista no deja pasar casi tiempo y aclara que “esto es lo que ahora cree que pueden conseguir” pero que por su forma de trabajar “a lo mejor mañana el resultado es totalmente diferente”. Una aseveración que nos coloca ante la forma de entender la música del Natalia Ensemble desde su creación. “Somos un grupo especial, pues tocamos repertorio sinfónico sin director y con una formación de cámara, o sea nuestro formato de grupo es el nexo entre la música de cámara y la sinfónica, y no existe la misma jerarquía, las decisiones no las toma el director sino entre todos, aunque esto también tiene su parte complicada y es que tenemos que discutir y defender todas y cada una de las cosas”, explica Cebrián.
Una manera de concebir la música que nace en el mismo momento en el que empiezan a trascribir las obras sinfónicas para el grupo de cámara. “Solemos realizarlo varios miembros del Ensemble, que trabajamos en conjunto, como en esta ocasión ha ocurrido con la obra de Bartók, aunque también puede hacerlo uno solo, como en el caso del ‘Preludio’ de Tristán e Isolda de Wagner, que lo ha hecho Oleguer Beltran”, sostiene el flauta, mientras comienza a detallar la forma en que llevan a cabo este trabajo: “Tenemos puntos de vista diferentes, así que pasamos muchas horas en Skype hablando sobre determinados pasajes y la manera de hacerlos, en un continuo contacto”. Una vez hechas las partituras en el primer ensayo, “reciben las opiniones de los distintos miembros del grupo”, de tal forma que Cebrián considera que “hasta el día del concierto las obras se están transformando, siempre teniendo en cuenta la idea del compositor y procurando ser fieles al original”. Y así surgen debates curiosos, algunos de los cuales comenta el flauta a modo de anécdota. “De repente alguien considera que determinado pasaje lo debe tocar la viola en vez del violín, o entrecruzan ideas diferentes sobre una misma obra, pues los músicos de Natalia Ensemble tocan en orquestas diversas y pesan las tradiciones que trae cada uno asimiladas”. “Así que muchas veces- reseña Cebrián- es gracioso observar como uno dice que lo tocó con Abbado y lo hacían de una determinada forma, mientras otro contesta, que él con Rattle no lo hacía igual, mientras otro esgrime que Mahler señalaba en sus escritos la manera de hacerlo”. En este concierto formarán Natalia Ensemble: Tristan Thèry y Oleguer Beltran, violines, Behrang Rassekhi, viola, Raúl Mirás, violonchelo, José Andrés Reyes, contrabajo, André Cebrián, flauta, Luciano Cruz, oboe, Darío Mariño, clarinete, Álex Salgueiro, fagot, Maciej Baranowski, trompa, Jonathan Müller, trompeta, Lars Karlin, trombón, Bleuenn Le Friec, arpa, Irene Alfageme, piano, Esteban Domínguez, armonio, y Jaume Santonja, Sergi Sempere, y Manuel Martínez, percusión.
El grupo de cámara pretende complementar el concierto con una explicación previa al mismo de la que se han encargado Esteban Domínguez y José Andrés Reyes, que según las palabras de este último “han preparado una charla informal y esclarecedora”. “Queríamos presentar brevemente el programa, y en el caso del Preludio del Tristán, explicaré por qué se dice que Wagner rompe la tonalidad, y de qué se trata esta afirmación, empleando para ello el piano para ejemplarizarlo, y tengo pensado hacer algo parecido con Bartók y su Mandarín, explicar por qué hizo escalas pentatónicas, por qué ‘roba’ escalas de la música china”, apunta el chelista.
Natalia Ensemble suele unir sus conciertos a cierta labor pedagógica desde que se juntaron por primera vez en Santiago de Compostela, y en esta ocasión también lo han hecho en los días previos al concierto. Han trabajado con la Orquesta Sinfónica de Ávila, que actuará el 29 de este mes en el Lienzo Norte abulense. “Básicamente consiste en empezar el proyecto con ellos, montar los ensayos seccionales y parciales y dar master class individuales, lo que permite que cuando llegue su director se encuentre con una preparación de la orquesta muy especial, algo que no se puede hacer normalmente cuando tienes cada semana un programa diferente”, argumenta Cebrián.
Compartir