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Crítica: Sesión Musethica en el Auditorio de Zaragoza

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Autor: David Santana
22 de abril de 2024

Crítica de una Sesión Musethica en el Auditorio de Zaragoza, con Júlia Gállego, flauta; María Castillo, clarinete; María Terán, oboe; Hüma Beyza Ünal, fagot; Carles Perez, trompa

Musethica

Musethica

Por David Santana
Zaragoza. 20-IV-2024. Auditorio- Palacio de Congresos de Zaragoza. Musethica. Júlia Gállego, flauta; María Castillo, clarinete; María Terán, oboe; Hüma Beyza Ünal, fagot; Carles Perez, trompa. Quinteto de viento en sol menor de P. Taffanel y Quinteto de viento, op. 43 de C. Nielsen.

   A estas alturas no creo que sea ningún secreto que el género de la música de cámara es uno de mis favoritos. Creo sinceramente que la falta de medios agudiza el ingenio: al no contar con toda la paleta de la orquesta, el compositor debe experimentar más con los recursos que tiene.

   Mientras que es sencillo encontrar en la programación de cualquier auditorio cuartetos de cuerda, pues suelen ser grupos consolidados y en permanente giras de conciertos, más difícil es escuchar a agrupaciones de vientos. En todos los casos recientes que recuerdo siempre estaban formadas por músicos de las plantillas de las orquestas que se reunían para ejecutar estos repertorios diferentes, pero sumamente ricos e interesantes de escuchar. 

   No entiendo muy bien esta escasez de música de cámara, pues comparto con muchos otros músicos muy agradables recuerdos de la asignatura del mismo nombre que cursaba en el conservatorio. Prácticamente cada curso se formaban nuevas agrupaciones, normalmente atendiendo a cuestiones de disponibilidad de horario, y se trabajaba durante ese año en el repertorio para dicha formación, lo que normalmente suponía un suspiro de aire fresco fuera del repertorio habitual de cada instrumento que machaconamente se trabaja hasta la perfección.

   El espíritu de Musethica hace esto mismo de una forma mucho más profesional y solidaria. Reúne a jóvenes músicos muy prometedores durante poco más de una semana para ofrecer una serie de conciertos por diferentes centros, ejerciendo así una muy necesaria labor social, y, en este caso interpreta también un concierto final en el Auditorio.

   En esta ocasión, el programa lo integraban dos quintetos de vientos, de los cuales, el de Nielsen es especialmente conocido por la alta dificultad de su último movimiento con estructura de tema con variaciones, pero vayamos parte por parte.

   El primer quinteto es obra del flautista francés de la segunda mitad del siglo XIX Claude-Paul Taffanel. Es una pieza que trabaja muy bien la textura del quinteto, los músicos deben integrarse en un sonido conjunto, pero también tienen breves instantes solistas que nos permite admirar la riqueza tímbrica de esta agrupación. Fue admirable escuchar en un quinteto que apenas ha ensayado una semana con todos sus miembros juntos una mixtura de timbres tan precisa, con una amplia paleta de colores, más brillantes u oscuros, que permitían a los músicos sobresalir o meterse dentro de ese sonido del conjunto.

   El quinteto del danés Carl Nielsen ahonda aún más en la cuestión tímbrica, explorando también las mixturas de algunos instrumentos en pareja. Me gustó mucho, por ejemplo, la coordinación existente entre el fagot y el clarinete en el Menuet, o entre la flauta y el oboe en este mismo movimiento mostrando, además, un amplio registro de dinámicas. La complicidad entre los miembros del quinteto quedó patente también en el fraseo y en la forma idéntica de interpretar los floreos del Allegro ben moderato.

   A nivel solista, destacaron en el Prelude, Theme & Variations el rango dinámico de la flauta, la agilidad del fagot y el clarinete, sobresaliendo, además, la primera en igualdad tímbrica y la segunda en la calidad del timbre del registro grave. Muy igualado también el sonido de la trompa, aunque quizás se podría buscar algo más de brillo en los solos. Muy cantabiles las líneas del oboe, aunque pudo haber sobresalido más y con mayor decisión.

   Hay cuestiones de articulación o de afinación que se podrían haber trabajado un poco más y, quizás sería interesante que este grupo pudiera seguir trabajando conjuntamente en el futuro. Aunque también tiene algo de romántico la caducidad de estos encuentros, es una pena no poder seguir de cerca el recorrido de estos jóvenes músicos. Al menos nos han permitido disfrutar al público zaragozano, y a tanta gente a la que la música no les es tan accesible, un repertorio poco habitual, y quizás precisamente por ello, de gran interés.

Foto: Auditorio de Zaragoza

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